La pérdida de piezas envejece prematuramente el rostro y causa disfunciones al masticar, hablar, sonreír y besar. Tanto la caries como las enfermedades de las encías y los desgastes, principales afecciones que provocan la pérdida dental, se pueden prevenir permitiendo conservar la dentadura toda la vida.
Nuestros dientes van envejeciendo con el paso del tiempo por su uso diario. Durante muchos años se consideró que perderlos era un proceso natural propio de la edad. Actualmente esta idea pertenece al pasado. La gran mayoría de los adultos mayores de hoy perdieron sus piezas dentales debido a la falta de correcto mantenimiento y, porque en la odontología pasada se manejaron criterios que ya no son aceptados y por eso extraían los dientes sin tratar de conservarlos.
Tradicionalmente se acudía al dentista cuando se sufría molestias o incluso dolor. En pocos años hemos pasado de la época de nuestros abuelos, donde la extracción dental era la opción de tratamiento más habitual, más tarde la época de nuestros padres donde se empastaban los dientes para su conservación, a la actualidad donde hemos dejado una actividad dirigida exclusivamente a la enfermedad para reorientarnos hacia el mantenimiento de la salud trabajando en prevención para así evitar al máximo cualquier tratamiento restaurador. La realidad de muchos adultos mayores es la falta de parte o todos sus dientes. Gracias a las soluciones protésicas y las técnicas con implantes puede mejorarles sustancialmente su confort y capacidad masticatoria. Al no existir diente artificial como el propio, como no existe un ojo de cristal como el propio, estas bocas rehabilitadas necesitan un mantenimiento preventivo más intensivo.
Numerosos estudios sobre la tendencia de conservación de los dientes, determinan que la expectativa hoy, llevando una buena higiene bucodental y una correcta atención preventiva, es conservar la gran mayoría, o su totalidad.