El bienestar del paciente es una de las máximas que guía la implantología dental moderna. Aspiramos a realizar tratamientos más eficientes, menos invasivos, que requieran un menor número de sesiones y un postoperatorio breve y poco traumático.
Para ello nos apoyamos en las técnicas más avanzadas, en materiales de primera calidad y en el soporte de la tecnología digital, que nos permite planificar y ejecutar las intervenciones con la mayor precisión.
Todo esto contribuye a que la experiencia del paciente en el quirófano sea serena y a que apenas perciba el proceso al que está siendo sometido. Sin embargo, en determinadas circunstancias parece necesario recurrir a técnicas avanzadas de anestesia por la complejidad y duración de algunos tratamientos, y la estabilidad emocional de las personas.
Qué es la sedación consciente
Una de ellas es la sedación consciente, un proceso anestésico por el que el paciente queda sedado con el propósito de que se relaje totalmente durante la intervención. Es un recurso cuyo efecto resulta similar al de una anestesia general propia de las intervenciones de cirugía mayor, pero con la particularidad de que el paciente no pierde la consciencia.
La técnica precisa de la participación de un profesional formado en anestesia y reanimación, y de un quirófano preparado para operaciones quirúrgicas. Previo análisis médico de la salud del paciente para comprobar que puede recibir este tipo de sedación, el especialista le suministra fármacos que inducen el bloqueo del dolor y, al mismo tiempo, la relajación total.
La persona atiende en todo momento el desarrollo de la intervención, pero se encuentra en un estado de absoluta tranquilidad. Esta circunstancia le permite afrontar serenamente la operación y reduce por completo la inquietud que algunos individuos manifiestan ante un hecho quirúrgico. Asimismo, proporciona al cirujano las condiciones idóneas para realizar su tarea con mayor fluidez.
La sedación consciente se aplica por vía inhalatoria o intravenosa. Las opciones dependen de las características de la intervención y de la condición física y psíquica del paciente. Como hemos apuntado, está particularmente indicada para personas que padecen ansiedad o fobia frente a la odontología, o bien presentan alguna patología previa que recomienda la sedación consciente. También se aconseja para menores de edad, en algunos casos, o para quienes padezcan algún grado de discapacidad.
Más allá de la especialización profesional y de la adecuación de las instalaciones que exige, no representa un cambio sustancial con respecto a la anestesia habitual que se practica a los pacientes en una clínica dental. La persona se recupera en pocas horas y puede retornar a la vida normal prácticamente de inmediato, aunque también depende de la intervención en sí.
No obstante, permanece en la clínica en una sala de observación hasta que se comprueba que se ha recuperado y se encuentra en perfectas condiciones para volver a su casa. Siempre recomendamos que, en estos casos, acuda a su cita con un familiar o persona responsable porque es habitual el adormecimiento de alguna zona del cuerpo durante un tiempo o cierta disminución de reflejos. Por eso, se prescribe que en el plazo de 24 horas no se conduzca o se realicen actividades peligrosas, pero fundamentalmente dentro del protocolo de prevención.
Al fin y al cabo, cuando uno ha sido sometido a una intervención quirúrgica, siempre hay que respetar un período de vigilancia ante la posible aparición de cualquier incidencia, aunque en la inmensa mayoría de los casos la recuperación se desarrolla sin ninguna novedad.
En Clínica Bustillo hemos incorporado la sedación consciente en los tratamientos. Cuando acuda para realizar el diagnóstico, le informaremos de la posible conveniencia de esta técnica en su caso.