Síndrome de fatiga crónica


Susana Clemos Matamoros. F.E.A. Medicina Interna. Hospital Reina Sofia. Tudela

Print Friendly, PDF & Email
El Síndrome de fatiga crónica refleja una situación de fatigabilidad persistente e inexplicada a pequeños esfuerzos tanto físicos como mentales que resulta claramente invalidante para el paciente.

Su causa es desconocida, aunque se postula una hipótesis de causa viral con una disfunción inmunológica asociada.
No existe ningún marcador diagnóstico específico por lo que su diagnóstico es clínico mediante la utilización de unos criterios consensuados que exigen la realización de un amplio diagnóstico diferencial.
Tiene un curso crónico, persistente y con oscilaciones, que ocasionan al paciente una considerable invalidez funcional.
A día de hoy no se dispone de ningún tratamiento curativo, aunque la terapia conductual, el ejercicio físico progresivo y el tratamiento farmacológico de soporte ayudan a la mejoría de los síntomas.

¿Qué síntomas se presentan?

Los síntomas del Síndrome de fatiga crónica pueden variar de una persona a otra y la gravedad de los síntomas puede fluctuar de un día para otro.
Fatiga es la sensación de agotamiento o dificultad para realizar actividades físicas o intelectuales cotidianas. La fatiga es un síntoma y por tanto una sensación subjetiva que aprecia la persona que puede ser expresada o referida de muy diversas maneras.
Habitualmente la fatiga aparece al realizar una actividad física o mental, no antes, y no es superable con una mayor voluntad o intencionalidad por parte del paciente.
En el Síndrome de fatiga crónica, la fatiga debe ser persistente o intermitente durante más de 6 meses, inexplicada e invalidante, que no sea producto de un esfuerzo excesivo y que no mejore con el descanso.
Además, el paciente debe presentar de forma crónica y concurrente a la fatiga cuatro o más síntomas de los relacionados como criterios asociados al síndrome de fatiga crónica:
• Trastornos de concentración o memoria reciente.
• Dolor de garganta.
• Adenopatías (ganglios) cervicales o axilares dolorosas.
• Dolores musculares.
• Dolores en varias articulaciones sin signos inflamatorios.
• Cefalea de inicio reciente o de características diferentes a la habitual.
• Sueño no reparador.
• Malestar postesfuerzo de duración superior a 24horas.
Característicamente afecta a personas de entre 20-40 años, con un predomino tres veces superior en mujeres.

¿Qué puede ser causa del síndrome de fatiga crónica?

Se desconoce la causa del síndrome de fatiga crónica.

Algunas personas pueden nacer con una predisposición al trastorno, que luego se desencadena por una combinación de factores.
Los desencadenantes posibles comprenden los siguientes:
• Infecciones virales: Debido a que algunas personas desarrollan el síndrome de fatiga crónica después de tener una infección viral, los investigadores se preguntan si es posible que sean los virus los que desencadenan el trastorno. Entre los virus sospechosos se encuentran el virus de Epstein-Barr y el virus del herpes humano 6. Es posible que el virus que actualmente está ocasionando la pandemia COVID-19 sea una causa de Síndrome de fatiga crónica. Todavía no se ha encontrado una relación concluyente.
• Problemas del Sistema Inmunitario: los sistemas inmunitarios de las personas que tienen síndrome de fatiga crónica parecen estar levemente afectados, pero no está claro si este deterioro es suficiente como para causar este trastorno.
• Desequilibrios hormonales: las personas que tienen síndrome de fatiga crónica a veces también experimentan niveles anormales en sangre de las hormonas que se producen en el hipotálamo, hipófisis o glándulas suprarrenales. Sin embargo, todavía se desconoce la importancia de estas anormalidades.
• Factores ambientales: las personas con fatiga crónica son más sensibles a las exposiciones ambientales. Se habla de sensibilidad ambiental cuando son factores naturales como los rayos solares, el ruido, la humedad, la temperatura… o bien electrosensibilidad cuando la reacción es a radiaciones electromagnéticas no ionizantes (por ejemplo, la radiación producida por un microondas).
• Trauma físico o emocional: algunas personas han indicado que experimentaron una lesión, una cirugía o estrés emocional significativo poco antes de que comenzaran los síntomas.

Grados de afectacion

• Grado I- Leve. La actividad del paciente se reduce a la mitad de lo que hacía con anterioridad.
• Grado II- Moderado. Vida limitada al domicilio y la actividad del paciente se reduce a una tercera parte de lo que hacía con anterioridad.
• Grado III- Grave. Encamamiento predominante. Sin poder hacer ni una mínima actividad continuada.

Tratamiento

Basados en la evidencia científica, se puede hablar de que, si se aplica un tratamiento multidisciplinar personalizado y continuado, se puede mejorar de forma parcial el impacto de la enfermedad y la calidad de vida de la persona.
No hay ningún fármaco que haya demostrado una mejora significativa respecto al síntoma fatiga. De hecho, el tratamiento farmacológico está dirigido a tratar los síntomas y debe ser combinado, individualizado y supervisado.
• Dolor: si la persona lo precisa se debe combinar el tratamiento analgésico de primera línea (paracetamol, ibuprofeno) con otros de segunda línea (tramadol, oxicodona).
• Insomnio: se puede tratar con reguladores del sueño como la melatonina. Se debe evitar usar benzodiacepinas.
• Estado de ánimo: se deben utilizar antidepresivos solo si el paciente presente sintomatología depresiva. En el caso de angustia se puede indicar dosis bajas de benzodiacepinas.

Tratamiento no farmacologico

• Ejercicio: hacer ejercicio físico aeróbico en pautas cortas y adaptadas a cada persona, mejora la sintomatología global del síndrome. Poco a poco se puede intentar aumentar la intensidad sin realizar sobreesfuerzo que pueda empeorar la enfermedad.
La actividad más recomendada es andar en periodos cortos e intermitentes de 15-20 minutos de marcha y descanso alterno.
También es recomendable realizar una actividad suave en una piscina climatizada, en especial si es una piscina sin cloro.
• Apoyo Emocional: el síndrome de fatiga crónica tiene muchas consecuencias en un paciente, como sentimientos de ira, miedo, desesperanza, depresión o ansiedad. En definitiva, conductas desfavorables que conllevan a una mala adaptación al estrés y por tanto intensifican los síntomas.

El asesoramiento psicológico puede ayudar a encarar mejor todos estos sentimientos y afrontar mejor la enfermedad.
Actualmente todos los expertos y comités científicos en esta enfermedad admiten que no es correcto hablar de curación.
El Síndrome de fatiga crónica es una enfermedad de curso crónico y con síntomas muy oscilantes.
No es una enfermedad degenerativa, pero sí persistente y que afecta mucho a la calidad de vida de las personas.