Síndrome disfórico premenstrual


Javier Vélaz Arbizu. Médico de familia. Servicio de urgencias rurales Lodosa. Claudia Pérez Estrada. Médico de familia. Atención primaria C.S. Allo. Eduardo Ripalda Ansa. Médico de familia. Atención primaria. C. S. Alsasua

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El síndrome disfórico premenstrual es una entidad patológica poco conocida entre los profesionales sanitarios que consiste en un conjunto de síntomas físicos y psicológicos que se presentan al final del ciclo menstrual (fase luteinica) y se resuelven con la menstruación.

Es más frecuente a partir de los 40 años y desaparece con la menopausia.
Es una patología a caballo entre la psiquiatría y la ginecología, que aun hoy en día, es rechazada por algunos profesionales a pesar de estar catalogada en el capitulo de trastornos depresivos dentro del DMS-IV (sistema de clasificación de trastornos mentales, 1995).
A diferencia del síndrome premenstrual (síntomas físicos y psíquicos que afectan al 75% mujeres 1-2 semanas antes de la regla de intensidad leve- moderada), el síndrome disfórico premenstrual afecta al 3-6% de las mujeres de forma severa predominando los síntomas emocionales.
Se desconocen las causas del mismo, aunque parece ser que se debe a cambios hormonales que hacen variar la serotonina.

No existen pruebas diagnósticas

Para su diagnóstico, -que es clínico-, los síntomas deben presentarse la  semana antes de la menstruación y desaparecer- o ser mínima- cuando acabe esta. Debe darse al menos uno de : inestabilidad emocional, agresividad o irritabilidad, sentimiento depresivo y elevada ansiedad además de al menos otro de los siguientes síntomas: disminución de la concentración, fatigabilidad, disminución de interés en las actividades diarias…
El tratamiento consiste en realizar un ejercicio regular, un descanso adecuado y una dieta balanceada. Además de:
1. En casos leves- moderados: multivitaminicos que incluyan el magnesio y la vit B6 o productos de herboristería (valeriana, pasiflora o aceite de primula)
2. En casos más severos los tratamientos hormonales y sobre todo antidepresivos ISRS (en particular la fluoxetina en su dosis habitual o a mitad de dosis) en pauta continua o discontinua parece ser el tratamiento de elección con mejora significativa de los síntomas.
Dado el desconocimiento sobre esta patología entre el personal sanitario, se debe incidir en su divulgación para que no pase desapercibida. Ya dice el dicho: “ no se diagnostica lo que no se conoce”.
En caso de sospechar esta patología, es conveniente que la paciente acuda a su médico de cabecera.