La técnica de ganchos, también conocida como fibrólisis diacutánea, es una herramienta terapéutica utilizada en fisioterapia que permite movilizar músculos, ligamentos y tendones mediante el uso de instrumentos metálicos curvos, fabricados en acero inoxidable. Esta técnica fue desarrollada por el fisioterapeuta Kurt Ekman tras la Segunda Guerra Mundial, y su estudio fue ampliamente difundido y perfeccionado en Bélgica.
Fundamento y base de aplicación
El cuerpo humano se adapta al entorno en función del uso dominante de una mano. Por ejemplo, una persona diestra tiende a cargar más peso en su pie izquierdo al intentar alcanzar un objeto, generando a lo largo del tiempo desequilibrios posturales. Esto provoca que ciertos músculos trabajen en exceso (se tensan) mientras que otros se inhiben (pierden función).
La aplicación del gancho sobre una zona muscular estimula al sistema nervioso central, modulando la reactividad del músculo . Como resultado, se produce una relajación de las tensiones acumuladas en esa región.
Técnica de aplicación
El fisioterapeuta apoya el músculo en la parte cóncava del gancho y, mediante una combinación de movimientos precisos con la herramienta y la mano, realiza una movilización tipo “sacudida”. Esta maniobra actúa principalmente sobre la fascia, una estructura fina y transparente que recubre los músculos.
En el caso de los tendones, se utiliza la parte convexa del gancho para ejercer una presión profunda directa.
En zonas con dolor localizado (como en la fascia plantar) o en puntos de cruce de varias fibras musculares que tiran en distintas direcciones (llamados puntos de máxima tensión), se puede realizar un raspado suave con la parte roma del gancho.
Efectos terapéuticos
La aplicación correcta de la técnica de ganchos produce múltiples beneficios a nivel musculoesquelético y neurológico:
• Aumenta la amplitud del movimiento articular.
• Reduce tensiones musculares y mejora la elasticidad tisular.
• Favorece la recuperación de ligamentos, tendones y fibras musculares dañadas.
• Mejora la cicatrización y el aspecto estético y funcional de las cicatrices.
• Disminuye los reflejos tendinosos exacerbados.
• Mejora la fuerza muscular al normalizar la función del músculo.
• Reduce el dolor local y la sensación de adormecimiento por atrapamientos nerviosos leves.
• Favorece la circulación sanguínea local.
Aunque es una técnica segura, existen situaciones donde su uso está desaconsejado:
• Presencia de varices, zonas con vasos frágiles o trayectos nerviosos superficiales.
• Niños y niñas menores de 7 años.
• Pacientes con temor o rechazo a la técnica, ya que la tensión emocional puede interferir en la efectividad del tratamiento.
Consideraciones finales
La fibrólisis diacutánea es generalmente no dolorosa, aunque puede generar molestias en zonas muy tensas o sobrecargadas. Es habitual la aparición de un enrojecimiento local leve, que desaparece en un plazo máximo de 48 horas.
Dado que su aplicación requiere un conocimiento profundo de anatomía y biomecánica, así como una formación específica, esta técnica debe ser realizada exclusivamente por fisioterapeutas cualificados. En manos expertas, puede ser una herramienta altamente eficaz para el tratamiento de múltiples disfunciones musculares y articulares.
AUTORES
Silvia Fernández Pérez. Fisioterapeuta. CS San Martín. Hospital Universitario de Navarra.
Antón de la Casa Marín. Fisioterapeuta. CS Ermitagaña e Iturrama. Atención Primaria.
Alejandro Sánchez Arribas. Fisioterapeuta. CS Sangüesa, Ezcaroz e Isaba.


