Tengo diabetes, ¿y ahora qué?


Carmen Calvo Meca. Enfermera C. S. Estella. Jaione Fernández García. Enfermera de Pediatría C.S. Ancín

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La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica y crónica en la cual la glucosa en sangre se encuentra elevada. Puede estar causada por una secreción o acción insuficiente de la insulina o por una resistencia en los tejidos “diana”. Existen varios tipos de diabetes pero la más común es la diabetes tipo 2.

La diabetes tipo 2 por lo general se desarrolla lentamente. La mayoría de pacientes son obesos o tienen sobrepeso en el momento del diagnóstico, lo cual empeora la situación porque la grasa dificulta al cuerpo el uso de la insulina de una manera correcta. También influyen los antecedentes familiares y los genes así como un estilo de vida sedentario y la mala alimentación.

Síntomas

Los diabéticos tipo 2 generalmente no presentan síntomas al principio de la enfermedad y es posible que no tengan síntomas durante muchos años.
En caso de aparecer, los síntomas iniciales pueden incluir:
• Infecciones en vejiga, riñón, piel u otras localizaciones, que bien tienden a ser más frecuentes o curan más lentamente.
• Fatiga.
• Hambre.
• Aumento de la sed.
• Aumento de la micción.
• Visión borrosa.
Al cabo de los años, puede derivar en problemas importantes de salud con toda la sintomatología que estos problemas conllevan.

Diagnóstico

Los criterios diagnósticos de la diabetes son:
• Glucemia al azar > o igual a 200 mg/dl en presencia de síntomas de diabetes tales como aumento de micción, aumento de la sed o pérdida inexplicable de peso.
• Glucemia en ayunas (al menos 8 horas de ayuno) > o igual a 126 mg/dl.
• Glucemia > o igual a 200 mg/dl a las 2 horas tras la sobrecarga oral con 75 g de glucosa (SOG).
• Hemoglobina glucosilada (HbA1c) > o igual a 6,5%.
En las tres últimas opciones hay que confirmar el diagnóstico con una nueva determinación, bien de glucemia en ayunas, SOG o hemoglobina glucosilada. A poder ser es preferible utilizar el mismo test que se empleó en la primera ocasión.

Tratamiento

Los pilares básicos del tratamiento de la diabetes son: la dieta, la actividad física y la farmacoterapia (antidiabéticos orales e insulina), cuando con la dieta y el ejercicio no es suficiente.

Controles y frecuencia de los mismos

Los pacientes con diabetes deberán seguir los siguientes controles en caso de situación estable y con buen control (Ver Figura 1).


1. Los síntomas de complicaciones pueden ser cambios en la agudeza visual, dolor torácico con esfuerzo y en reposo, claudicación intermitente, ortostatismo, alteraciones del ritmo intestinal, impotencia, parestesias, dolores o calambres en piernas o brazos.
2. El autoanálisis se considera imprescindible en pacientes tratados con insulina y en tratados con ciertos antidiabéticos orales que pueden presentar hipoglucemias.
3. Las intervenciones educativas se refieren a generalidades, alimentación, ejercicio físico, consejo antitabaco, actuación en situaciones especiales, cuidados de pies, detección y manejo de hipoglucemias, realización de autoanálisis y manejo de insulina si procede.
4. La exploración de pies incluye: inspección, palpación de pulsos y exploración de sensibilidad. Si además hay ausencia de pulsos, dolor al caminar que hace que nos tengamos que parar (claudicación intermitente) y/o úlceras, tendremos que realizar una prueba llamada índice tobillo/brazo.
5. Se recomienda vacunación antigripal anual, vacuna antineumocócica y también es recomendable la vacunación contra la hepatitis B.

Conclusiones

Un buen control del paciente diabético consigue retrasar la aparición de complicaciones y mejorar su calidad de vida.