El Síndrome de Piernas Inquietas (SPI), también conocido como enfermedad de Willis-Ekbom, es un trastorno neurológico que se caracteriza por una sensación incómoda en las piernas y un impulso incontrolable de moverlas. Esta sensación suele empeorar en reposo, especialmente durante la noche, lo que puede interferir en la calidad del sueño y afectar la vida diaria de quienes lo padecen.
En algunos casos, el SPI se puede deber a una lesión en los nervios periféricos, la disminución de los acúmulos de hierro o por el aumento de ácido úrico en sangre. Sin embargo, en la mayor parte de los pacientes no se evidencia una causa, definiéndose como idiopático. En estos casos parece que puede haber factores genéticos involucrados, ya que al menos una tercera parte de los pacientes tiene antecedentes familiares.
Por otra parte, algunos estudios sugieren que la alteración en la producción o utilización de dopamina, un neurotransmisor que regula el movimiento muscular, podría desempeñar un papel importante en esta afección. Otros factores como el estrés, la falta de ejercicio y ciertos medicamentos también pueden desencadenar o empeorar los síntomas.
¿Cuáles son esos síntomas?
Los síntomas del SPI varían de una persona a otra, pero generalmente se caracteriza por una sensación incómoda en las piernas, descrita habitualmente como hormigueo, quemazón o una sensación similar a los calambres. Estos síntomas ocurren predominantemente por la noche, interfiriendo en el descanso y condicionando una sensación de fatiga y somnolencia durante el día, lo que puede afectar el desempeño en las actividades cotidianas. Un gran porcentaje de pacientes asocian, además, movimientos involuntarios en las piernas durante el sueño, así como insomnio u otros trastornos del sueño debido a la dificultad para conciliar o mantenerse dormidos.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico del SPI es clínico, basándose en la presencia de cuatro criterios diagnósticos:
1. Necesidad incontrolable de mover las piernas
2. Inicio o empeoramiento con el reposo o al estar acostado
3. Cese o mejoría con el movimiento de las piernas
4. Inicio o predominio durante la tarde o la noche
¿Existe tratamiento?
En los casos de SPI secundario, el tratamiento es el de la causa subyacente (suplementación de hierro, reducción de ácido úrico en sangre, etc).
En los casos de SPI idiopático, el tratamiento de elección son los fármacos dopaminérgicos (ropinirol, pramipexol o levodopa). Otros medicamentos, como determinados opiáceos (oxicodona) o antiepilépticos (gabapentina, pregabalina, topiramato o carbamazepina), también pueden ser recetados en casos más graves. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estos medicamentos pueden tener efectos secundarios y deben ser recetados y supervisados por un médico.
Existen además otras formas de intentar controlar y reducir los síntomas, como mantener un estilo de vida saludable que incluya hábitos como el ejercicio regular, una dieta equilibrada y evitar sustancias estimulantes como la cafeína y el alcohol. Es esencial además mantener una buena higiene del sueño, con un horario regular y un ambiente propicio para descansar.
En resumen, el Síndrome de Piernas Inquietas puede ser una afección molesta pero manejable. Aunque no existe una cura definitiva, llevar un estilo de vida saludable, utilizar técnicas de relajación y, en algunos casos, recurrir a medicamentos específicos bajo supervisión médica, pueden ayudar a controlar los síntomas. Si presentas síntomas de SPI, es importante buscar la orientación de un especialista para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.