La aparición de una úlcera en la región vulvar puede suponer una gran preocupación para la paciente ya que en un porcentaje importante de los casos se asocian a infecciones adquiridas a través de las relaciones sexuales. Sin embargo, no todas las úlceras vulvares están relacionadas con infecciones de transmisión sexual.
La úlcera de Lipschütz, o úlcera vulvar aguda, es una lesión vulvar de alivio espontáneo que suele aparecer en mujeres jóvenes o adolescentes generalmente antes del inicio de la actividad sexual. Los síntomas son fiebre, una o varias úlceras genitales dolorosas e inflamación de los ganglios inguinales. Su incidencia se desconoce, pero una revisión sistemática reporta que el 90% de los casos se registran en pacientes menores de 20 años.
Lo común es que esté precedida de cuadros infecciosos generalmente respiratorios, casi siempre virales. Sin embargo, en un porcentaje importante de casos no es posible determinar la causa. Diversas líneas de investigación sugieren que la úlcera vulvar aguda podría ser una manifestación de un primer contacto con un virus, especialmente el virus de Epstein-Barr, que a veces alcanza la mucosa genital, viajando a través de la sangre o por transmisión a través de la saliva, orina o secreción vaginal.
El diagnóstico de úlcera de Lipschütz es de exclusión tras descartar otras causas más frecuentes de úlcera vulvar, generalmente relacionadas con infecciones de transmisión sexual. Para ello son necesarios cultivos y estudio de infecciones en sangre. Las infecciones de transmisión sexual que pueden asociarse a úlceras vulvares son la sífilis, el linfogranuloma venéreo, el herpes genital, entre otras.
Las úlceras de Lipschütz suelen tener un tamaño considerable, superior a 1 cm, suelen ser profundas y es habitual que afecten a ambos labios menores de la vulva. La mayoría de las pacientes suelen presentar un cuadro pseudogripal, con fiebre, malestar general, dolor de garganta y elevación de las enzimas del hígado en la analítica de sangre. En algunas ocasiones también se asocian con úlceras en otras mucosas del cuerpo, como la boca.
En la mayoría de los casos, la úlcera cura sin dejar lesiones en un plazo máximo de seis semanas. Sin embargo, en algunas ocasiones, al tratarse de úlceras profundas pueden dejar lesiones cicatriciales que alteran la morfología de los genitales. Por ello, es fundamental el correcto tratamiento de la lesión con antiinflamatorios para el manejo del dolor y la inflamación, curas locales y tratamiento antibiótico en casos seleccionados para evitar la sobreinfección y disminuir el riesgo de secuelas.
En cualquier caso, en caso de aparición de una úlcera vulvar es fundamental consultar a un ginecólogo para una correcta valoración ya que es imprescindible diferenciar si se trata de una úlcera vulvar aguda o si se trata de una infección de transmisión sexual ya que el tratamiento y las implicaciones son completamente diferentes.
AUTORES
Marta Benito Vielba, Ligia Gil Melgosa, Verónica Gómez García, Cristina Luna Álvarez, Victoria Pallarés Arnal, Marta Castellà Segarra, Paula Cebolla Gil y Marta Narváez Salazar.
Facultativos especialistas de Ginecología y Obstetricia. Hospital de Barbastro. Huesca.