Vértigo de Meniere


Dr. José Ramón Mozota Núñez, Dr. Manuel Jesús Mozota Núñez, Dra. Maria Luisa Mozota Núñez y Prof. Dr. José Ramón Mozota Ortiz

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En la época actual de los vuelos interespaciales y de estados de trabajo en ingravidez, cobra una relevante importancia ese sexto sentido del hombre que es el estado del equilibrio. La principal alteración de ese sentido moderno es el desequilibrio y vértigo.

Vértigo proviene del latín VERTERE que significa revolver y dar vueltas mareando, verter o caerse un líquido de un recipiente volteado. Hace 150 años Prospero MENIERE descubre en la autopsia de una mujer joven con vértigos que acompañaron al mensis y que murió en accidente, que la causa de los vértigos era una tensión alta por pequeña hemorragia en oído interno, similar al glaucoma con tensión alta en el fondo de ojo. Siguió investigando en este tema y 3 años después en 1861 presenta su tesis Doctoral en la Universidad de la Sorbona de Paris sobre “el Síndrome de Meniere”, conocido hoy como Enfermedad de Meniere.

Es una enfermedad poco y mal conocida; el escepticismo de muchos médicos y su confusionismo en el diagnóstico retrasa la aplicación de medidas terapéuticas de tratamiento, por lo cual llega a arraigarse y cronificárse en muchos casos.

El Meniere se caracteriza por la triada de vértigo, trastornos auditivos de hipoacusia y ruidos que repiquetean en los oídos. El brote agudo provoca sensaciones angustiosas que obligan a que el paciente sea llevado y acuda por URGENCIA.

Ilusión de giro

El vértigo de Meniere es la ilusión rotatoria de los objetos que nos rodean sobre nosotros, o, que giramos nosotros sobre los objetos; hay además un vértigo llamado “en ascensor”, en sentido de giro de arriba abajo o de abajo arriba.

El vértigo suele acompañarse de signos vegetativos (como palidez, sudor frío, náuseas y vómitos) o signos no vegetativos (como borrarse la visión, ver menos o mareos de sensaciones raras que el enfermo refiere a su cabeza).

El vértigo puede llegar al desequilibrio severo con caída real violenta en los brotes de la llamada crisis de TUMARKIN, descitas por este autor en 1960, en las que el paciente de Meniere cae lateralmente al suelo, manifestando que se “siente derribado por la embestida de un toro”.

El vértigo de Meniere se acompaña de unos movimientos sincrónicos de los ojos denominados nistagmo, con un batido rápido de ojos hacia un lado que marca la dirección del nistagmo y luego un movimiento de ojos lento de recuperación hacia el lado contrario, llamado la fase lenta del nistagmo. Este nistagmo puede manifestarse en sentido horizontal, en vertical o de tipo horizonte rotatorio, bien sea en sentido de las agujas del reloj o bien en sentido antihorario.

Oír sin entender

La sordera en el Meniere se caracteriza por ser de recepción de oído interno, con muy mala inteligibilidad para la palabra humana, peor de lo que cabe esperar de la audiometría; es gente que dice que “oye pero no entiende”, que es como si le hablan en chino, oye que le hablan pero no sabe interpretar lo que le dicen.

Esta sordera del Meniere es fluctuante empeorando en las crisis y mejorando algo en las intercrisis. Cuando pasa la crisis y recupera un poquito la audición es peor y nunca llega a la de antes de la crisis.

Los ruidos de oídos como sensación ilusoria de percibir por los oídos sonidos que no existen en realidad, es el tercer signo del Meniere, pero que a veces es el primero en manifestarse esta enfermedad y el que motiva al paciente a dirigirse a la Consulta del Otorrinolaringólogo.

Los ruidos de oídos del Meniere se presentan siempre en tonos muy graves, como /U/. Pueden ser continuos o bien discontinuos como el latido de una pulsación U, U, U, …,U. Son tan insoportables estos ruidos que pueden llevar al enfermo a estados críticos con impedirle conciliar el sueño o despertarle, grandes excitaciones de gran irritabilidad, con fatiga y stress, que pueden condicionar desarrollo de conductas anormales.

Mayores de 12 años

Demostramos en el Congreso Mundial de Otoneurología en Acapulco de 1974, que no existe vértigo de Meniere en los niños de menos de 12 años. Trabajando en esta línea de investigación intentamos conocer que sucede en los niños que presentan alta la tensión en el oído interno y trazados de Meniere en las pruebas.

Ambos oídos internos mantienen el equilibrio temporo-espacial como las dos alas de un avión. Si un ala se quita, el avión se queda sin equilibrio y no puede volar.

Normalmente ambos oídos internos como las alas del avión mantienen el equilibrio temporo- espacial de una forma inconsciente sin enterarnos nosotros. Esto permite lo que psicológicamente se denomina “exclusión de la corporalidad o potencialidad corporal” para que toda la potencialidad cerebral se active y centre en los estímulos que penetran por los sentidos para interiorizarlos y realizar los aprendizajes que son para los que el cerebro está preparado.

Cuando en un niño se presenta una tensión alta dentro de un oído interno o Meniere, no puede mantener el equilibrio temporo-espacial inconsciente y entonces el cerebro con apoyo de la vista, tiene que guardar un equilibrio consciente, dándonos cuenta y corrigiéndonos. El cerebro no puede a la vez realizar dos funciones, como guardar el equilibrio temporo- espacial consciente y llevar a cabo los aprendizajes.

Pudimos comprobar como el Meniere en el niño se manifiesta con deterioro de los aprendizajes, en particular con mala iniciación para aprender a leer en dislexia, más frecuente la forma llamada temporo-espacial o dislexia en espejo y luego se extiende a la conocida como dislexia escolar.

En España se calcula según las estadísticas oficiales el aumento progresivo de esta enfermedad y que son 100.000 personas las que desarrollan un Meniere cada año.

Tratamiento imprescindible

Espontáneamente no se cura sin terapéutica y tratamiento. Primero va progresando hasta cronificarse y hacerse las lesiones definitivas dentro de los oídos internos; luego atrofiándose zonas asociadas de la parte límbico-emocioinal del cerebro, la zona frontal del área 25 de Brodmann y del Gyrus Parahipocampal. Es la atrofia vascular de estas zonas las que marcan la irreversibilidad del proceso, sin curación.

Por ello es muy aconsejable el diagnóstico precoz y que ante la aparición de los primeros signos del vértigo de Meniere se consulte a un Otorrinolaringólogo, para que pueda hacer un diagnóstico para una pronta recuperación del proceso.

Por ser el Vértigo de Meniere una de las principales enfermedades invalidantes desde el punto de vista laboral y social, en el rendimiento del trabajo de las sociedades modernas, el diagnóstico precoz evitará muchas pérdidas de horas de producción en el trabajo y rendimientos bajos, además de sufrimiento del paciente y sus familiares.

El diagnóstico precoz en estudiantes con dislexia y disortografía, con mala lateralidad y dominancia corporal por proceso de Meniere juvenil puede tratarse y mejorar el rendimiento escolar y aprendizajes.