Vulvovaginitis candidiásica


Maria Lorente Cisneros . Enfermera de C.A.M. (Centro de Atención a la Mujer) Mª Cristina Pérez de Albéniz Gómez . Enfermera del Centro de Salud de Barañain

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La vulvovaginitis es la inflamación de la vulva, la vagina o ambas estructuras a la vez, así como la inflamación del tejido endocervical. Es una infección que supone una tercera parte de las infecciones vaginales. Hasta un 75% de mujeres llegarán a padecer algún episodio. Es una patología que vemos con mucha frecuencia en nuestras consultas de Enfermería.

La prevención y hacer un buen diagnóstico etiológico es necesario para instaurar el tratamiento adecuado para curar y evitar recidivas.

Ecosistema vaginal

La vagina posee de forma natural una flora que la protege de posibles agresiones. La mucosa vaginal está colonizada por diferentes especies de bacterias distintas (Staphylococcus, Ureaplasma, Corynebacterium, Streptococcus, Escherichia coli, Candida), pero los lactobacilos son el género más importante, tanto por su número como por su actividad.

Estos lactobacilos presentes en la flora vaginal desarrollan diversas funciones esenciales para el mantenimiento del equilibrio microbiológico y la prevención de las infecciones, tanto endógenas como exógenas: restauran la microflora vaginal y la protegen contra la colonización de microorganismos patógenos. Los mecanismos básicos por los que los lactobacilos regulan la flora vaginal son el bloqueo de las adherencias de los patógenos al epitelio vaginal y la inhibición de su crecimiento.

Existen situaciones que pueden alterar esta flora dando lugar a una infección vaginal.

Causas

Uno de los principales agentes infecciosos causantes de las vulvovaginitis infecciosas son los hongos (Candidiasis). Existen diferentes tipos de hongos capaces de colonizar y provocar una infección vulvar y vaginal. El más frecuente es la Cándida albicans, otras menos prevalentes son la Cándida glabrata y la Cándida tropicalis.

Existen diversos factores predisponentes desencadenantes del posible cambio de flora vaginal que favorecen el crecimiento de la candidiasis como:

  • Embarazo: El riesgo aumenta con el tiempo de gestación.
  • Anticonceptivos Hormonales.
  • Antibióticos: Especialmente los de amplio espectro.
  • Diabetes Mellitus.
  • Déficit metabólicos; hipotiroidismo, anemia, inmunodepresión.
  • Alteración del estado general; estrés.
  • Exceso de humedad perineal.
  • Dieta rica en hidratos de carbono.
  • Malos hábitos higiénicos.

Son situaciones que provocan un desequilibrio de la flora vaginal normal (lactobacilos) y una disminución de las defensas, que facilitan la colonización de la cándida.

Síntomas

  • Prurito intenso (picor intenso), escozor o quemazón, irritación a nivel vulvar o vaginal.
  • Eritema o edema vulvar y vaginal (inflamación y enrojecimiento de la zona genital).
  • Cambios en el flujo vaginal (aumento de la cantidad del flujo (leucorrea), cambio de color y consistencia). Será más o menos abundante de color blanquecino en grumos, consistencia pastosa parecida al yogur, adherido a la pared vaginal y sin olor característico.
  • Disuria (dolor al orinar).
  • Dispareunia (molestia o dolor en la relación sexual)

Es característico que los síntomas aumenten la semana previa al inicio de la menstruación y mejoren tras su aparición, incluso sin tratamiento.

En ocasiones la infección no se manifiesta de forma tan característica y sólo hay una simple sensación de malestar y escozor. Esto sucede en las formas crónicas repetidamente tratadas y en las especies no albicans.

Diagnóstico

El diagnóstico se realiza en la misma consulta de Enfermería. Se basa en la sintomatología; anamnesis detallada, asociación de factores predisponentes, la exploración física basada en la inspección de la vulva y de la vagina mediante un espéculo, y la toma de una muestra de flujo vaginal para realizar el examen en fresco. A continuación la muestra es visualizada en el microscopio de manera que se puede analizar para buscar signos de infección.

La observación al microscopio con suero fisiológico permite apreciar las esporas y seudohifas. Si añadimos KOH al 10%, se destruyen los elementos celulares, lo que facilita el reconocimiento del hongo. El pH vaginal se mantiene normal, no hay modificaciones ni aumento del pH vaginal que generalmente suele ser menor de 4.5.

La clínica, junto con la observación microscópica y el pH, permite confirmar el diagnóstico y no se requiere un cultivo vaginal. El resultado definitivo del cultivo vaginal puede tardar varios días, en general no se suele esperar este tiempo para iniciar el tratamiento. Es fundamental su realización en caso de fracaso terapéutico con persistencia de síntomas o si aparecen recidivas.

Tratamiento

La Candidiasis vulvovaginal se trata eficazmente con fármacos antimicóticos. Los tratamientos cortos, de uno a tres días, suelen ser suficientes para resolver el problema, aunque existen casos de Candidiasis recidivante, en los que se precisan de tratamientos más largos.

Existen distintos tipos de administración; en forma de crema vaginal, en óvulos vaginales o en forma de comprimidos orales.

Los más utilizados actualmente son los que actúan por vía local o sistémica. La vía tópica prevé generalmente periodos de administración variables, de tres a siete días, dependiendo del fármaco administrado, existiendo también regímenes en monodosis que, aparte de la eficacia, aseguran un mejor cumplimiento. La vía sistémica está contraindicada sólo en el embarazo y durante la lactancia por la posibilidad de efectos lesivos sobre el feto o el neonato.

En los casos recurrentes, además del control de los factores de riesgo, se recomienda un tratamiento de choque más prolongado y una terapia de mantenimiento (profiláctica) de, por lo menos, seis meses.

Aunque la Candidiasis no es una infección de transmisión sexual, en la fase aguda de la infección es aconsejable evitar las relaciones sexuales y durante el tratamiento se recomienda el uso de preservativo.

Recomendaciones generales de higiene y prevención

  • Limpieza e hidratación diaria de la zona genital utilizando un jabón suave que respete el ecosistema y el pH vaginal.
  • Secar bien la zona genital después del lavado.
  • Evitar lavados intravaginales (duchas vaginales).
  • No usar salvaslip, desodorantes vaginales, sprays, jabones perfumados, baños de burbujas o espumosos perfumados, tampones aromatizados o talcos vaginales.
  • Usar ropa interior de algodón. Evitar el nylon y la lycra.
  • No vestir ropa ajustada ni de tejidos sintéticos.
  • Al terminar de orinar, secar la vulva con un papel higiénico no aromatizado. Hacerlo desde delante hacia atrás.
  • Reducir o evitar los azúcares.
  • Dieta sana y equilibrada.
  • Reducir o evitar el alcohol.
  • Mantener bajo el nivel de estrés.
  • Evitar baños en piscinas excesivamente cloradas.
  • Evitar la automedicación.
  • En presencia de síntomas consultar en su Centro de Atención a la Mujer correspondiente.