Un embarazo normal dura cuarenta semanas desde el primer día de la última regla. Así se calcula la fecha probable de parto. El embarazo y parto, como hechos biológicos que son, presentan una variabilidad que es normal. Sería por tanto más correcto hablar de periodo probable de parto. Este tiempo abarca desde dos semanas antes hasta dos después de la fecha probable, lo que supone un margen de un mes.
Hay que destacar que una semana antes, la treinta y siete, comienza el término del embarazo. En este momento de la gestación se espera que el bebé esté lo suficientemente maduro para afrontar la vida extrauterina.
Saber con certeza el momento en el que se inicia el parto no es fácil. Técnicamente se considera que el parto ha comenzado cuando se instaura una actividad uterina regular (2-3 contracciones de intensidad moderada-fuerte cada 10 minutos), la dilatación del cuello uterino es de 2-3 centímetros y existen modificaciones del resto de las características del cérvix (al menos está semiborrado y centrado).
La situación real es que se espera que sean las mujeres las que diagnostiquen el inicio del parto. La gestante recibe la información necesaria en los cursos de preparación que le imparte su matrona.
Identificar a las embarazadas que realmente están de parto es muy importante, ya que si se esto no es así se pueden realizar intervenciones innecesarias. A veces, la distinción entre el comienzo de parto y «falso parto» sólo puede ser realizada después de un corto periodo de observación y la exploración mediante tacto vaginal.
Señales físicas
Los días previos al inicio del parto aparecen más contracciones, desciende el fondo del útero y se expulsa el «tapón mucoso». Las contracciones se caracterizan por ser irregulares, poco intensas y generalmente focalizadas en la parte baja del útero. Las molestias recuerdan a las molestias de las reglas. Estas contracciones provocan que el cérvix se ablande, se acorte e incluso se dilate un poco. El descenso del fondo del útero se debe a que el feto comienza a meterse en la pelvis materna. Las articulaciones de la pelvis se preparan para el parto y adquieren un leve movimiento. En esta situación la cabeza del bebé puede provocar la sensación de que la pelvis «se abre» a la altura del pubis. El feto durante el embarazo está aislado por el moco que sella el cuello del útero. Cuando el cérvix se borra casi en su totalidad y comienza la dilatación, el moco se desprende y se expulsa generalmente manchado de sangre.
Una situación especial en este periodo del embarazo es la rotura prematura de membranas. La mujer nota la pérdida líquido por sus genitales. Se llama prematura por ocurrir antes del inicio del parto. Una de cada diez gestantes tiene que acudir a urgencias por este motivo. En este momento es importante ver el color de las aguas. Si no son claras, se debe acudir rápidamente a urgencias para comprobar el bienestar del feto. Si el parto no se instaura en 12 horas, se aconseja inducir el parto (provocar contracciones) para evitar así que el bebé permanezca muchas horas dentro del útero y pueda infectarse.
Acudir a urgencias con las primeras contracciones para «asegurarse» la analgesia epidural no es correcto. La analgesia epidural es una técnica para disminuir los dolores del parto y para recibirla hay que estar de parto, o tener una indicación médica que la aconseje. En resumen, es importante identificar el inicio del parto por parte de la embarazada y debe confirmarse por el obstetra para evitar de esta forma intervenciones innecesarias.
Preparto
Araceli Mejías Jiménez
Durante el embarazo, la figura de la matrona cobra especial relevancia junto a la del obstetra, puesto que van a ser los profesionales de salud que acompañen a las parejas en el tan esperado camino de preparación para la maternidad/paternidad.
Muchos son los controles que a lo largo de estos nueve meses se realizan para asegurar la correcta evolución de la gestación; análisis, ecografías, monitores, consultas…. En Navarra, desde los CAM (Centros de Atención a la Mujer), se alternan las visitas entre matronas y obstetras hasta el final del embarazo. En el tercer trimestre, son éstas las que imparten los cursos tradicionalmente llamados de «Educación maternal», ofreciendo información sobre aspectos relacionados con el embarazo, parto y post-parto, cuidados del bebé y hábitos de vida saludables(alimentación, higiene, ejercicio, respiración, relajación, autocontrol, sexualidad..), invitando a las parejas a que acudan simultáneamente.
Es importante desde el principio esa implicación mutua, que hará que la adaptación al cambio que supone la llegada de un bebé al núcleo familiar, se lleve a cabo de la mejor forma posible.
Por otra parte, la introducción en la vida diaria de todas estas prácticas, harán que la salud familiar sea más adecuada, puesto que aunque son hábitos y técnicas que se trabajan de cara al parto, lo cierto es que surgen mil situaciones en la vida cotidiana a las que se pueden extrapolar para solventar la crianza con éxito (por ejemplo las prácticas de autocontrol o relajación) entre otras.
En estos grupos, muchas veces se «suple» el escaso tiempo de las consultas, creando unambiente propicio al diálogo y a la resolución de dudas. Intercambio de experiencias y situaciones, enriquecen las sesiones, que durante ocho o nueve semanas se suceden durante el último trimestre.
Sentimientos de deseo y alegría se entremezclan con inquietud, incertidumbre y temor ante la nueva situación, siendo la labilidad emocional una de las características de esta etapa en la que apoyo del entorno familiar, social y de salud, juegan un papel primordial. Va a ser importante buscar apoyo y ayuda.
Cercanía, diálogo y conocimientos especializados, confieren a la matrona las características idóneas para ser la enfermera especialista que «cuida» la salud de la embarazada, consiguiendo así la «humanización» en la atención sanitaria.
En el último mes, es importante que la mujer disfrute del final del embarazo, preparándolo todo con ilusión y tranquilidad. Unos días previos sosegados, serenos y relajados, harán que llegue al parto en las mejores condiciones, siendo éste uno de los objetivos de los planes de cuidados. La correcta información recibida durante el embarazo, hará que la mujer acuda en el momento adecuado (tal como especifica el Dr. Larrañaga), optimizando de este modo la utilización de los recursos sanitarios.