¿Qué implicaciones tiene la Psicología Positiva en nuestra salud diaria? (Parte II)


Dr. Garrido-Landívar, E.

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En el número anterior hacíamos unas anotaciones generales para entender qué era el paradigma de la Psicología Positiva y sus implicaciones más generales en el desarrollo humano y en las ciencias en general. Hoy, aprovechando la oportunidad que nos vuelve a dar la revista Zona Hospitalaria, quiero guiarles a través de un recorrido en el que podrán ver qué implicaciones prácticas tiene para la salud diaria, e incluso para su calidad de vida,que no es otra cosa que prevención para la salud.

La primera de todas y creo que es la más importante, es reconocer que somos personas emocionales, que tenemos un “yo emocional” que no desarrollamos, que ni sabemos dónde lo tenemos ni cómo hacer para que salga al exterior y pueda ser modificado y desarrollado en función de lo que necesitamos para vivir mejor. Llorar y reír son dos estados emocionales primarios, necesarios y útiles para vivir mejor. Luego llore y ría según lo sienta su “yo emocional”, no le importe lo que los demás puedan pensar. ¡No se deje dentro emociones que al final se pueden convertir en una erupción dérmica, en una hernia de hiato, en un PH. más elevado y ácido; disfrute con lo que hace y viva a gusto, sabiendo lo qué hace y sea capaz de reír y de llorar cuando lo necesite. Desahogarse es bueno y positivo.

El ocio, y el tiempo libre también tienen implicación en la salud. El saber “perder el tiempo” y disfrutar de ese tiempo libre, haciendo ejercicio, leyendo, rezando, meditando, metiéndose en el interior de uno mismo y conociéndose más y mejor, es una forma maravillosa y saludable de tener un “escape” a esa vulnerabilidad al estrés que tanto daño nos hace física y psíquicamente. Si disfruto de mi soledad, de mi descanso, me repongo y vuelvo nuevo a la vida laboral y la vorágine social.

Calidad de vida y emociones

Siempre hemos creído -la culpa la tenemos todos-, que la salud es cosa de los médicos, que yo nada tengo que hacer. Y eso es un error muy grande que la Psicología Positiva quiere subsanar, valorando al ser humano y haciéndole consecuente con su calidad de vida y con sus emociones: Si soy asmático y sigo fumando, no pida ayuda a su médico -entiéndame-, primero tendrá que concienciarse de que fumar le está matando y más si es asmático. Esto es un ejemplo de actitud que afecta a la calidad de vida y de nuestro papel práctico-activo en el cuidado de la salud. Si sale dos fines de semana seguidos y se pone como un fiemo de alcohol, no quiera que su médico de cabecera le dé un espidifen y resuelva el estrés y toxicidad que lleva acumulado. ¡Tendrá que ser responsable con usted mismo y decidir qué hacer! Mantener un equilibrio emocional y un bienestar continuado -que es prevención y educación para salud-, es mi obligación maravillosa, emocional, motivacional, y tengo que activarla día a día. ¿Por qué tengo que estar un mes sin hablar con mi pareja, cuando la relación es responsabilidad de los dos? Pues no pasa de hoy que hablamos y encontramos un tiempo prudente para tomarnos un café y resolver nuestras diferencias. Exponemos nuestras emociones y aquello que no nos gusta del otro-a, para modificarlo con elegancia y con prevención. El resultado es que duermo mejor, me siento mejor y tengo más apetito, porque he resuelvo de forma positiva y práctica un disgusto que me estaba haciendo mucho daño.

¡Eso es salud!

Una actitud más positiva en todo lo que nos rodea sería una forma extraordinaria de funcionar en favor de nuestra salud, siguiendo las pautas de la Psicología positiva. Si estoy triste, casi siempre taciturno, melancólico, depresivo, sin ganas de nada, estoy favoreciendo un cierto estado mental, físico y educativo en favor de una mala inclinación hacia la salud. Porque la salud es también alegría, optimismo, saber encajar el golpe, darle la vuelta a la vida, no arredrarse por casi nada, ver la botella medio llena; es decir, saber que tenemos más cosas buenas que malas, pero tienes que estar convencido de ello y trabajar tú, -no el médico- para aumentarlas, desarrollarlas y hacerlas carne de tu carne. Vivirás mejor y tendrás un mejor nivel de salud. No lo dudes. A todo este proceso continuado le podemos llamar optimismo, que no deja de ser una emoción positiva. Una persona optimista, positiva, se cura antes y enferma menos.

El humor, emoción positiva

Otra implicación práctica como emoción positiva es el humor. Es emoción hermana de ser positivo. No quiere decir -como sabrá el lector- estar todo el día riéndose de chiste en chiste. No, ni mucho menos. Quiere decir que nuestro nivel de salud se ve acrecentado mucho más cuando somos alegres, cuando nos reímos de nosotros mismos, y cuando las cosas no nos impactan ni tanto ni tan exageradamente como quieren algunos. La idea de que la risa y el humor mejoran la salud no es nada nuevo; siempre se ha sabido que una persona alegre enferma menos y si enferma, sufre menos. A su vez una persona que es alegre y se ríe con facilidad tiene menos propensión a deprimirse, frente al pesimista y triste que tiene mayor tendencia hacia estados más depresivos o estados de ánimo bajo.

Últimamente nos reímos poco, no tenemos tiempo ni ganas, ni nadie que nos haga reír. Y eso es una emoción positiva de la que carecemos en este tiempo lleno de crisis, de competitividad, de necesitar tener cosas para sentir que valemos más. Y el estrés se apodera de nosotros y somos menos felices, y eso es indicativo de menos nivel de salud.

Resiliencia

Otra emoción positiva y que ayuda mucho a nuestra salud, es una palabrota que no tiene mucha significación en el contexto cultural y social actual: Resiliencia. Significa que uno, a pesar de los pesares -los pesares más fuertes y graves-, es capaz de salir de ellos sin apenas heridas; para poder seguir evolucionando en el futuro a pesar de los acontecimientos estresantes o traumáticos, a pesar de las condiciones difíciles de la propia vida; a pesar de la muerte de un ser querido muy querido, a pesar de un divorcio, o de un sin número de juicios que no termino de resolver. A pesar de todo eso, soy capaz de salir adelante y rehacer mi vida, mi salud, mi calidad, eso es RESILIENCIA. ¿Duro, verdad?

Para terminar, que no terminaría nunca, pero hemos de cumplir con el espacio que nos dan y dejar a otros compañeros que también nos ayuden de otra manera, diríamos que es muy importante ser creativo, ser capaz de llegar a conclusiones, a solucionar problemas, a reaccionar de manera positiva, de forma original y tratar de arriesgarse con el menor riesgo; a todo eso se le llama creatividad.

En el campo de la vida diaria la creatividad es vivir mejor, no sufrir por todo, no dar vueltas a todo lo que me perjudica, no envidiar a nadie, conformarme con lo que tengo y sacarle jugo, en el fondo, disfrutar de la vida y acomodarme a ella. Puede ser que esta creatividad suya no deje huella en la historia de la humanidad, como un gran músico que creó una gran composición, o una patente de un ingeniero que nos hizo la vida más cómoda. Pero es lo que hace que la vida, mi vida, merezca la pena vivirse. A eso se le llama una emoción positiva creativa. Discurrir formas y modos de vivir de mejor manera. Un fin de semana, ¿qué hago para no estar echado en el sofá todo el día, amodorrado, idiotizado y anestesiado con la televisión, el vídeo, la consola? Mi emoción positiva me dice: Vete, sal, experimenta otras formas y modos de hacer las cosas, descubre el curso de un río, la nieve, cánsate físicamente, vive la vida de otra manera. Y llegas a casa muerto, cansado, agotado, pero muy feliz porque has vivido un fin de semana diferente, creativo, resolviendo una pasividad que te habría hecho dormir peor, despertarte más tonto, con menos motivación para el trabajo y un lunes fatal en la oficina; en definitiva, un nivel de salud triste, pobre y nada creativo.