El masaje infantil es un arte muy antiguo que forma parte de la tradición de muchas culturas en las cuales se ha ido transmitiendo de generación en generación.
En los últimos años se está reintroduciendo en Occidente por los muchos beneficios que aporta, tanto para los bebés como para los padres, supone un enriquecimiento mutuo. Existen diversos estudios científicos que constatan la importancia en el desarrollo físico, mental y social que ejerce este contacto.
Los seres humanos pertenecemos a la especie denominada “de acarreo o de transporte”. Los mamíferos que pertenecen a esta especie se caracterizan por tener un contacto continuo con sus crías, una alimentación muy frecuente, un instinto protector muy acentuado, etc. Nosotros al igual que estos mamíferos tenemos muy marcada esta necesidad de contacto, la cual no se suple con otros cuidados.
Este contacto se considera una “nutrición afectiva” y es tan necesaria como la propia alimentación del bebé.
En nuestra sociedad muchas veces se obvia la importancia de ofrecer un tiempo a nuestros hijos/as, regalándoles el beneficio del contacto con nuestras manos, nuestra mirada, nuestra sonrisa… Este contacto piel con piel es una necesidad humana básica y es la primera manera de comunicación que recibe el recién nacido, una comunicación afectiva no verbal. Además ayuda a establecer relaciones de confianza, seguridad e interacción positiva entre padres e hijos.
Beneficios para los bebés y padres
Existen tres elementos fundamentales en el desarrollo del masaje infantil: el contacto piel con piel interactuando las manos de los padres con el cuerpo del bebé, el contacto ocular con la importancia de la mirada, y la vocalización, hablando, cantando…
Los beneficios que aporta el masaje para los bebés:
- Mejora su sistema inmunológico al disminuir la hormona del estrés.
- Produce un aumento más rápido del peso.
- Mejora la función respiratoria en los niños con asma.
- Acelera el proceso de mielinización del cerebro y del sistema nervioso mejorando así la comunicación entre el cerebro y el cuerpo.
- Ayuda al bebé a estar más tranquilo y a liberarle de las tensiones acumuladas al encontrarse todos los días con experiencia nuevas.
- Ayuda a regular las funciones respiratorias, circulatorias y gastrointestinales, previniendo y tratando las molestias producidas por los gases, estreñimiento e incluso los cólicos.
- Mejora la comunicación afectiva y emocional entre el bebé y las personas de su entorno.
- Favorece el estímulo neurosensorial del bebé:
- A través de la piel, con el contacto piel con piel.
- A través del oído, al escuchar la voz de su padre o madre y al escuchar música relajante.
- A través de la vista, gracias a la mirada de su progenitores.
- A través del olfato, percibiendo el olor de sus padres.
- A través del gusto, al chuparse sus manos o sus pies o llevarse a la boca los dedos de las manos de la persona que le otorga el masaje.
Beneficios para los padres:
- Facilita e intensifica el vínculo emocional con el bebé.
- Mejora su autoestima al hacerles sentirse más seguros y confiados en la labor de ser padres.
- Desconectan de la rutina y tensiones del día para compartir este tiempo con su bebé.
La técnica del masaje
El masaje puede comenzar a partir del primer mes y medio de vida, para evitar previamente sobrestimular al bebé y mantenerse hasta que el niño lo siga aceptando.
En los primeros meses de vida del bebé el masaje debe ser diario. Posteriormente, cuando inicie el gateo, la frecuencia puede ser de una o dos veces a la semana.
La técnica del masaje infantil incluye distintos movimientos que se realizan por el cuerpo del bebé. Antes de comenzar con el masaje se debe observar al bebé, reconocer si está dispuesto a recibir un masaje y respetarle en todo momento.
Es importante elegir bien el momento en el cuál se da el masaje, sin tener cosas pendientes que hacer, para mantener un ambiente relajado por parte de la persona que lo va a realizar.
El lugar donde realizarlo debe estar tranquilo y ventilado. La temperatura debe ser lo suficientemente cálida como para mantener al niño desnudo mientras realizamos el masaje. Se pueden colocar unas toallas debajo del cuerpo del bebé y utilizar un aceite vegetal que facilite el movimiento de las manos.
La introducción del masaje al bebé debe realizarse de manera progresiva, iniciándose por los pies y las piernas, como un juego, por ser las zonas menos vulnerables para el bebé. Así se creará un ambiente de confianza que hará que el bebé acepte gradualmente el masaje. Realizar primero el masaje en una pierna y luego en la otra.
Se van incorporando semanalmente otras zonas del cuerpo del bebé como el abdomen, el tórax, los brazos, la carita, la espalda. Es conveniente finalizar el masaje con unos suaves estiramientos.
Los movimientos de las manos deben ser amplios, lentos y rítmicos, utilizando toda la mano y amoldándose al cuerpo del bebé con una presión suave pero firme.
Se realizan diferentes tipos de movimientos: “de vaciado” que permiten mejorar la circulación sanguínea, “de compresión”, “de torsión” y “de rodamiento” que ayudan a mejorar el tono muscular y a relajar las piernas y los brazos.
Los movimientos que se realizan en el abdomen ayudan a eliminar los gases y a mejorar el estreñimiento. Estos movimientos son muy recomendables en los bebés que tienen cólicos porque ayudan a prevenirlos y a tratarlos.
Los masajes en el tórax tonifican los pulmones y el corazón.
Los masajes en la cara ayudan a relajar y a liberar las tensiones producidas por el llanto, la succión, la dentición, etc.
La espalda es la parte más relajante del masaje. Para realizarlo en esta zona hay que colocar al bebé boca abajo encima de una superficie o sobre las piernas.
El masaje infantil es una herramienta al alcance de todos que no requiere una habilidad especial para desarrollarla y los beneficios que aporta son muy importantes.
Ofrezcamos así a nuestros hijos el regalo del MASAJE.