En tiempos difíciles, como son estos que estamos viviendo, que coloquialmente lo llamamos crisis; que además, por otra parte, siempre las ha habido y las habrá. Hemos de pensar que siempre se sale de ellas, de todas…quien no sale es quien no vive, y mientras tengamos vida, saldremos de ella igual que siempre se ha salido. Pensamiento que es bueno tenerlo presente, para que no, nos amarguemos más de la cuenta; ¡no merece la pena!…; la vida sigue y la vida está en nuestras manos.
Viene bien en estos momentos estimular las emociones positivas como la esperanza, la ilusión, la alegría de vivir, de formar parte de nuestro entorno, y la motivación para hacer de nuestra vida un pequeño oasis, a pesar de la miseria que observemos, que leemos y en la que se regodea mucha gente…
No caiga en la trampa, tenga esa emoción de esperanza, de ilusión, de alegría que está vivo y quiere hacer cosas para que usted a pesar de los pesares viva de otra manera. Será una definición poco académica, pero eso es la salud. Las personas que tienen esperanza, optimismo e ilusión, estimulan “amortiguadores psicológicos”, emociones positivas que son lo mismo, y hacen de colchón para soportar y solventar de mejor manera, el estrés, las envidias, las zancadillas, los inútiles que nos rodean, y que tanto daño hacen, pero están y viven ahí junto a nosotros… Pero gracias a esos amortiguadores psicológicos, paso de ellos, les doy la vuelta, no reparo en sus envidias, ni en sus zancadillas y “cabalgo en mi camino, mientras los perros ladran”, pero sin represalia, con esperanza e ilusión de que esa vida no me va, ni la quiero. Quiero vivir de otra manera, con alegría, con seguridad, sin esperar mucho a cambio, viviendo más dentro de mí, que la algarabía bullanguera que más me vacía que me llena.
Llamamos amortiguadores a las emociones positivas: Porque un problema de paro es un grave problema, no es psicológico, es real, pero nuestra emoción sí es psicológica frente al paro…, que quiere decir: Yo lo veo como un desastre y el problema se hace irresoluble: Mi actitud, mi forma de pensar, mi emoción positiva, de ilusión, de esperanza, de confianza, mi forma de quererme…; hace que el mismo problema me entierre o me levante… Porque si no tengo trabajo, y además me hundo, tendré un problema real y otro psicológico, conclusión un problema me trae dos problemas…¡No puedo con uno y yo sin querer hago dos, menos podré! Es mejor tener uno solo para que con ilusión y esperanza busque un trabajo.
El pensamiento cambia la química de nuestro cerebro
Nadie dice que sea fácil, pero se puede hacer; cuesta tiempo y ganas, pero es real, no es ciencia ficción. Recordemos que el pensamiento cambia la química de nuestro cerebro… Según lo que piense eso será lo que tú sientas… Intenta pensar lo que quieres sentir… Quiero sentirme bien, tranquilo, esperanzado, ilusionado, se abrirá una ventana con aire fresco, cuando menos lo espere, y das pasos en esa dirección con alegría, con optimismo, sin dejar un día de hacer y pensar en positivo… Estas emociones estimulan los neurotransmisores desde la amígdala y desde el sistema límbico… Fortalecen, así, tu sistema inmunológico; se encuentra más relajado, menos histérico, menos distímico, y con un pensamiento más clarividente para reaccionar, con un estado de ánimo más alto que favorecerá su desarrollo social, personal y laboral. ¡No lo olvide, es así, inténtelo! Tendremos que adaptarnos a que un trabajo ya no será para siempre, ni posiblemente en el lugar que nací, ni siquiera como yo lo había soñado; vale, pero tendré un trabajo, lo haré lo mejor que sepa y pueda y eso me permitirá vivir de una manera independiente, siendo útil con mi trabajo a los demás… ¡Quizás hemos vivido muy a lo grande! ¡A veces, por encima de nuestras posibilidades! Lo que no podemos hacer es huir, culpándonos en forma de ataque o bloquearnos… Hemos de cambiar de actitud, y cambiando el pensamiento, cambia nuestra actitud más positiva y esa forma de pensar y de sentir, nos blinda, nos amortigua la miseria y la calamidad, haciéndola menos miseria y menos penuria. Puede ser que tenga una de ellas, porque es inevitable, vale; pero yo con mi actitud positiva, y mis emociones trabajadas, solo tendré un problema nunca dos. No estamos acostumbrados, nadie nos enseña, muchos creen que son paparruchadas de viejo, son tonterías… ¡Cuán atrevida es la ignorancia! Y pensar y saber que el optimismo, la esperanza, la ilusión, la perseverancia, el valor y cierto grado de paz, son los mejores antídotos para que nuestra salud mental funcione, porque ellos hacen barrera contra dichos trastornos mentales… ¡Por qué nos cuesta tanto, lo más simple! Sin embargo todos sabemos y hemos comprobado que una persona pesimista, triste, demasiado precavida, obsesionado por todo, muy preocupada por su salud, obtiene menos niveles de salud, poca calidad de vida, que el esfuerzo que hace para prevenir todo lo que le viene y aun se obsesiona más. Los pacientes en cirugías menores y por supuesto en las de mayor trascendencia, se observa mayores complicaciones en aquellos sujetos que entran al quirófano con un mayor nivel de riesgo. Este riesgo es medido de forma empírica de la manera más simple: Nivel de optimismo, nivel de miedo, nivel de esperanza-confianza, nivel de aceptación, nivel cognitivo de cómo va a salir-esperanza y forma positiva de encajar la operación… Fíjese si son importantes las actitudes o emociones positivas, cuanto antes empiece mejor para usted.