La relación entre pan e infancia es estrecha, diaria e irrompible. El pan debería formar parte de la alimentación habitual de los niños por sus múltiples beneficios. En varios momentos, a lo largo de la jornada de estudio, deporte, juego o descanso, como se verá a continuación, es aconsejable aportar la energía que gastan sin parar. Parte de esta energía se obtiene a partir de hidratos de carbono, presentes en el pan.
Momentos con pan
Las tomas en las que se puede incluir el pan en la dieta de los más pequeños de la casa son varias. Desde las más evidentes y de mayor importancia calórica (desayuno, comida y cena) hasta las comidas que se hacen entre horas y que son fundamentales en todas las edades, pero más en el periodo pediátrico. En los almuerzos o medias mañanas de los niños no debería faltar el pan, en forma de bocadillo variado cada día ya que hay millones de variantes a cada cual más sabrosa y equilibrada, en forma de sándwich o de tostada o de cualquier otra manera. En la merienda también es preferible elegir una combinación que contenga pan o algún alimento similar y una bebida fría o caliente, según la estación o un derivado lácteo.
¿Por qué pan?
Porque es el acompañante ideal de embutidos, quesos, dulces, vegetales, carnes, grasas, enlatados, etc. El pan hace que el bocadillo o la tostada sea diferente cada día aportando nutrientes variados. Además, la composición del pan aporta principalmente hidratos de carbono complejos, base de la alimentación e ingrediente muy recomendable. Si el pan es integral, el contenido de fibra alimentaria, los minerales y vitaminas presente es mucho mayor. Las grasas que hay en el pan son pocas y de origen vegetal, las más recomendables para la salud. Así que, cuando damos este alimento a nuestros hijos, estamos dando una buena combinación de nutrientes. Desde luego, mucho más recomendable que bollería, pastelería y repostería, especialmente industrial, que contienen gran cantidad de grasas, muchas de las cuales son manipuladas (las que se denominan grasas trans) y son perjudiciales en muchos aspectos. Además, la cantidad de azúcar y otros elementos dulces suele ser bastante elevada, lo que hace que estos productos suelen ser auténticas bombas energéticas, es decir, gran cantidad de calorías en poco volumen.
El desayuno, la toma por excelencia
Este tema, no por repetido, deja de ser más cierto. Hay muchísimos niños que se levantan por la mañana y se van al colegio sin desayunar. Esto supone un error grandísimo ya que la mayor parte de la actividad física y mental la realizan durante la jornada matinal. ¿Cómo van a rendir en las clases si no han tomado la glucosa suficiente para alimentar su cerebro y su organismo? Es completamente normal que no puedan mantener la atención durante las explicaciones o que les entre el sueño o que no sean capaces de rendir al ritmo marcado. Un desayuno en condiciones debe contener, como mínimo, un lácteo (leche, yogur, queso), una fruta y un alimento del grupo de cereales (pan integral, pan refinado, pan tostado, biscotes, cereales, etc.). A estos productos básicos se pueden añadir otros como dulces (azúcar, cacao, etc.), vegetales, grasas y otros.
Así, el pan es un complemento de la dieta infantil que no debe faltar nunca en la mesa, en el recreo, en el parque, ni en la mochila de los más pequeños. Un alimento que les encanta desde casi bebés hasta la edad madura.