En Navidad comemos con pan


Laura Garde Etayo . NA00087 Colegio Oficial de Dietistas y Nutricionistas de Navarra

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Llega una época en la que vestimos la mesa con las mejores galas. El pan ocupará el centro o destacará de alguna manera, resultando visiblemente apetitoso, como siempre. Es probable que elijamos variedades menos cotidianas, que lo hagan especial y atractivo para acompañar platos más selectos. En las comidas de las celebraciones especiales, más abundantes, no escatimamos la presencia de pan. En realidad, no podemos encontrar mejor acompañamiento.

Menús más equilibrados con pan

Es cierto que las tradicionalmente copiosas comidas y cenas navideñas suponen un despilfarro de calorías. Quizás, si evitáramos un pellizco de pan, rebajaríamos el aporte energético del menú, rebosante de alimentos proteicos de origen animal (marisco, carnes, pescados, embutidos y fiambres, etc.), y alimentos ricos en grasas (patés, fritos, etc.). Sin embargo, esta rebaja resultaría insignificante dentro del cómputo total de calorías del festín. En definitiva, no merece la pena.

Por el contrario, la presencia de pan dentro de un menú de estas características contribuye a equilibrar y compensar los distintos macronutrientes de componen la dieta: hidratos de carbono, proteínas y grasas. Por ejemplo: un menú compuesto por entrantes tipo surtido de ibéricos y gambas a la plancha y un segundo plato de cordero asado, supone un elevado aporte de proteínas y grasas de origen animal y está totalmente desprovisto de hidratos de carbono. En este caso, el pan, por su riqueza en este macronutriente, vendría a equilibrarlo. También conocemos el poder saciante del pan, y en un menú más ligero, como el compuesto por cardo y merluza en salsa verde con almejas, cumpliría una doble función: equilibrante y saciante, indicado para personas con más apetito.

El pan, siempre útil

Durante las fiestas de Navidad, en los días especiales de celebración, lo más aconsejable es buscar el equilibrio entre las distintas comidas que completan el menú diario, además de llevar una dieta normalizada el resto de las jornadas.

Incluso en Navidad, en especial aquellas personas que no gocen de buena salud, debemos intentar cumplir con las normas de alimentación sana a lo largo del día, respetando las proporciones de hidratos de carbono (55% del aporte calórico total del día), proteínas (15%) y grasas (30%) que aportamos con los alimentos de la dieta. Para ello, propongo los menús de complementación, en los que incluyo el pan, presentados en la Figura 1.

Figura 1

Por último, quiero referirme a las propiedades beneficiosas del pan integral, que conserva la cubierta externa del grano de trigo y que presenta, con respecto al pan blanco, ventajas desde el punto de vista nutritivo y funcional. En estas fechas, es muy habitual que se altere el ritmo intestinal, debido al cambio en los hábitos alimentarios (horarios de comidas y cenas, comidas más largas y copiosas y con presencia de alimentos de digestión más pesada, etc.). Perder la regularidad genera malestar, debido a la acumulación de aires y a la propia hinchazón por no haber evacuado. Aunque muchas personas han asimilado el hábito de comer con pan integral, para los que no lo hacen asiduamente, este puede ser un momento propicio para llevarlo más allá del beneficio nutricional, utilizándolo como recurso dietético para contribuir a mantener la regularidad en el tránsito intestinal y hacernos sentir mejor.