La fisioterapia y rehabilitación uroginecológica son campos relativamente modernos en nuestra sociedad. Las Unidades de Rehabilitación de Suelo Pélvico comenzaron a aparecer hace poco tiempo en nuestro sistema sanitario y de momento se desconoce que no sólo es la mujer el único perfil de paciente que puede beneficiarse de ellas.
Lejos de la realidad, hombres y niños también pueden beneficiarse de los programas de rehabilitación que se desarrollan en estas unidades y que además constituyen un abordaje inicial adecuado al tratarse de tratamientos conservadores dado que no presentan efectos secundarios.
Pacientes masculinos
Pero en el caso de los hombres, ¿quiénes pueden ser derivados a este tipo de rehabilitación?
Existen cuatro grandes grupos de pacientes masculinos:
• Pacientes prostatectomizados que presentan como consecuencia de la cirugía incontinencias urinarias y/o disfunciones eréctiles.
En el hombre la prostatectomía en sí supone un factor de riesgo para el desarrollo de incontinencia urinaria. El tratamiento inicial complementario a la cirugía debe ser lo más conservador posible incluyendo un tratamiento de fisioterapia en el que se realice un entrenamiento supervisado de la musculatura del suelo de la pelvis junto con un asesoramiento en relación a los hábitos de vida, técnicas cognitivo comportamentales de modificación de conductas con pautas miccionales programadas y medicación.
• Pacientes que presentan dolor pélvico crónico de diversas etiologías.
La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor define al mismo como “una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a una lesión tisular real o potencial, o que se describe como tal”. En el caso del dolor pélvico crónico, el dolor percibido puede aparecer debido a muchos mecanismos, -no todos bien definidos-, entre los que se pueden encontrar en el caso del hombre daños o disfunciones relacionados con el sistema urológico, anorectal, neurológico o muscular.
Muchas de estas patologías se acompañan de respuestas a nivel muscular y fascial con aparición de puntos dolorosos e hipersensibles y espasmos de la musculatura pélvica que pueden agravar la situación, y en los que la fisioterapia, complementaria a otro tipo de tratamientos, contribuye a mejorar los síntomas y la consiguiente función.
Por otro lado, existen las disfunciones en sí del propio suelo de la pelvis que afectan al sistema miofascial de la región, y en las cuales la fisioterapia supone un pilar básico en el tratamiento como recoge la propia Guía Clínica sobre el Dolor Pélvico Crónico recogida por la Asociación Española de Urología.
• Por último y en menor medida, pacientes con disfunciones anorectales como incontinencias de heces o gases como consecuencia principalmente de cirugías rectales, y pacientes con disfunciones eréctiles.
Los objetivos del tratamiento de rehabilitación varían en función de la patología, síntomas y disfunciones que se presentan. Desde asegurar una continencia urinaria sin urgencia, poliaquiuria, residuos postmiccionales ni escapes al esfuerzo, como conseguir una adecuada función anorectal con una correcta mecánica evacuatoria normalizada sin escapes ni estreñimiento, hasta conseguir una sexualidad no dolorosa y satisfactoria o aliviar el dolor pélvico. Todo ello mediante un trabajo informativo y educacional al paciente, un trabajo de normalización y reeducación del control motor, un refuerzo muscular activo, y una posterior integración de esto en las actividades de la vida diaria, a través de técnicas manuales, comportamentales e instrumentales.
En relación a las técnicas instrumentales los dispositivos más usados son los equipos de electroestimulación que permiten una toma de conciencia rápida, y el biofeedback, que se trata de una técnica activa que permite un programa de cinesiterapia personalizado, adaptado a la patología y a la evolución del paciente.