Síndrome confusional agudo


Sonia Caballero Núñez, Vanesa Zambrana Campos, Cristina Abad Rubio, Isabel Garrido Ramírez de Arellano, Olga Marín Casajus, Alicia Sanz Cardiel, Lara Aparicio Juez, Melody García Domínguez, Carmen Jimeno Griñó y Paula Omedas Bonafonte

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El síndrome confusional agudo (SCA), también conocido con el nombre de delirium, está considerado como uno de los trastornos cognitivos más importantes en los ancianos debido a la prevalencia del síndrome y por el empeoramiento del pronóstico entre los pacientes ingresados en el hospital.

Los últimos estudios confirman que del 20% al 40% de los pacientes ingresados presentan síntomas  del SCA en algún momento durante la hospitalización. El mismo estudio apunta que la mortalidad de los afectados por el SCA varía entre el 11% y el 41%, y que su mortalidad al año es del 38%. Su desarrollo durante el ingreso se caracteriza por manifestar los primeros síntomas durante la primera semana, y pasada la primera semana, van en aumento.
El delirium es un síndrome normalmente de causa orgánica, en ocasiones plurietiológica, es decir que el origen puede tener diferentes causas. Se caracteriza porque altera el nivel de conciencia y afecta a la atención, del mismo modo, afecta a las diversas funciones cognitivas como la memoria, la capacidad de orientación, el raciocinio, la habilidad del lenguaje o la percepción del entorno. Todo ello puede conllevar que el paciente malinterprete la realidad y acabe por manifestar diversos episodios donde su comportamiento pueda ir desde la agresividad hasta el temor por el entorno en el que se encuentra y por quienes lo rodean.
Es importante prestar atención a los primeros síntomas ya que el SCA se manifiesta de forma aguda y fluctuante, y puede tener una duración de varios días. El paciente puede manifestar pérdida de la orientación y disminución de la conciencia espaciotemporal. También puede aumentar o disminuir la actividad psicomotriz y trastornos en el ciclo de la vigilia-sueño.
Todos estos síntomas pueden alternarse con fases de somnolencia diurna. El síndrome confusional agudo se desarrolla con frecuencia durante los periodos nocturnos y facilita su desarrollo aquellos lugares en donde el paciente no recibe suficientes estímulos externos, como ocurre, por ejemplo, durante el ingreso en centro sanitario.
Hay varias consecuencias derivadas del SCA: un mal pronóstico al alta, aumento de la mortalidad y la morbilidad, una mayor prolongación del ingreso en el hospital, el deterioro funcional y déficit cognitivo. Las últimas estadísticas apuntan a que la tasa de la mortalidad durante el ingreso es del 50%, además, implica una serie de complicaciones médicas como las infecciones, la trombosis venosa profunda y las úlceras por presión.
Los afectados por el síndrome confusional agudo requerirán unos cuidados especiales por parte del personal sanitario y, sobre todo, por la familia. Este tipo de paciente está más expuesto a sufrir caídas, tienden a prolongar el ingreso hospitalario y, si no se recuperan, pueden acabar en una residencia de la tercera edad donde podrán darle una atención especialida.
Por todo esto, hay que ser conscientes de la importancia que supone para prevenir el SCA un diagnóstico correcto, un tratamiento específico y precoz; y es prioritario establecer medidas de prevención y protocolos de actuación una vez que se manifiesta.

¿Qué puede hacer la familia?

El papel de la familia para prevenir la aparición del SCA es fundamental. La familia puede ayudar al paciente con el fomento de las actividades que estimulen su capacidad cognitiva. Para empezar, es importante estimular el habla. El paciente necesita sentir que la familia le está dando su apoyo y hablar refuerza los vínculos entre el familiar y el paciente, además facilita la orientación. Hablar sobre los recuerdos más recientes, hechos cotidianos que ocurren en el día a día del paciente y hablarle sobre el sitio en donde está permite que el paciente sea consciente de lo que le rodea.
La actividad rutinaria tendrá un papel fundamental durante el ingreso del paciente. Realizar actividades que marquen las horas ayudará al paciente que no se desoriente. Es importante establecer un horario para el descanso, para las horas de comer y, dentro de las posibilidades del paciente, establecer unos ejercicios por la mañana y por la tarde. En los momentos en donde desarrolle la actividad física, puede aprovecharse para hablar y llevarlo a los lugares donde tenga acceso a la luz natural.
En los casos en donde el paciente necesite audífonos o gafas, hay que facilitárselos. Todos aquellos elementos que faciliten la orientación y eviten el aislamiento del paciente, hay que proporcionárselos. Y sobre todo, la ayuda de la familia en los cuidados del paciente es de vital importancia. Es preferible que sea el familiar quien ayude en todos aquellos cuidados que pueda y no el personal sanitario.
Los miembros del personal médico ve a diario la evolución de los pacientes y hay una diferencia significativa en la recuperación entre los que son ayudados por la familia y los que reciben únicamente ayuda del personal sanitario. El paciente necesita que la familia esté a su lado.

AUTORES

Sonia Caballero Núñez. Residente Medicina Intensiva. Hospital San Jorge. Huesca
Vanesa Zambrana Campos. FEA Cirugía General. Hospital Reina Sofía. Tudela
Cristina Abad Rubio. FEA Obstetricia y Ginecología. Hospital San Jorge. Huesca
Isabel Garrido Ramírez de Arellano. FEA Medicina Intensiva. Hospital de Barbastro
Olga Marín Casajus. FEA Medicina Intensiva. Hospital San Jorge. Huesca
Alicia Sanz Cardiel. Médico 061 Aragón. UME Sabiñánigo- Unidad de Rescate de Montaña
Lara Aparicio Juez. Residente Urología. Hospital San Jorge. Huesca
Melody García Domínguez. Residente Cirugía General. Hospital San Jorge. Huesca
Carmen Jimeno Griñó. Residente Medicina Interna. Hospital San Jorge. Huesca
Paula Omedas Bonafonte. Residente Medicina Intensiva. Hospital San Jorge. Huesca