El bocadillo ha sido durante generaciones la manera más común de dar forma a los almuerzos y meriendas de los más pequeños de la casa. En los últimos tiempos, esto ha empezado a cambiar y han sido sustituidos por otro tipo de productos como bollería y repostería industrial. En general este cambio no ha sido en absoluto beneficioso para la salud de los niños, ya que el contenido de grasas no demasiado saludables, azúcares, sal y kilocalorías se ha multiplicado en la dieta.
Por otro lado, también existe cierta tendencia de la cultura del bocadillo entre los jóvenes y adultos. Y no sólo para picar entre horas o como tentempié, sino para realizar las tomas principales de comida o cena.
El bocadillo ¿Por qué sí?
Existe la opinión, por otro lado no fundamentada en nada serio, de que comer a base de un bocadillo resulta incompleto, poco saludable, muy energético y nada nutritivo. Esta idea proviene del consumo de bocadillos repetitivos y con ingredientes excesivamente grasos o con bajo contenido nutricional.
Pero hay muchísimos bocadillos que cumplen todas las características de una dieta normal: completa (que incluya todos los grupos de alimentos), suficiente (que introduzca los grupos de alimentos en cantidad adecuada para cubrir las necesidades), equilibrada (respete los porcentajes de consumo recomendados de proteínas, hidratos de carbono y grasas), variada (que combine y mezcle los distintos grupos de alimentos) y que resulte agradable a los sentidos y atractiva de comer.
En esencia el bocadillo incluye, por un lado el pan, alimento básico con una recomendación de consumo diaria, y por otro lado el contenido o ingredientes.
Respecto al pan, hoy en día, existen multitud de variantes de pan que pueden aportar mucha diversidad a los bocadillos. Con una diferente consistencia, sabor, tamaño, con adición de ingredientes como semillas, frutos, etc. y con la posibilidad de elegir pan refinado o blanco y pan integral, más rico en vitaminas, minerales y fibra, en general, que el refinado.
El segundo ingrediente del bocadillo engloba alimentos vegetales, tanto crudos (lechuga, tomate, cebolla, zanahoria, etc.), como cocinados (setas, berenjena, pimientos, calabacín, etc.). También se pueden encontrar alimentos propiamente proteicos: carne magra como pollo, pavo, cerdo magro, fiambre; también pescados blancos y azules; derivados lácteos, entre ellos quesos, yogures, etc.; huevos en todas sus variedades de elaboración.
Pan, el secreto del bocadillo
De esta forma, con la combinación entre pan y relleno formando un bocadillo se puede conseguir tomar una comida o cena realmente sabrosa, variada e igualmente ajustada en kilocalorías y nutrientes. La fórmula consiste en no abusar de embutidos y tener un poco de imaginación y conocimiento de la dieta mediterránea.
Además el pan sirve de molde para retener y ensamblar todos los ingredientes en su interior y así poder disfrutar de todos los alimentos en un mismo mordisco. Por otra parte, el sabor del pan, no demasiado intenso, realza y deja salir al resto de guarniciones que contenga. Así, el bocadillo tomado con moderación e ingredientes variados, sin abusar de productos grasos, resulta tan interesante como una comida más tradicional. Asimismo, la explosión de aromas y sabores en cada bocado resulta muy sabrosa y alternativa.