Por pie diabético se entiende la presencia de infección, ulceración o destrucción de tejidos profundos en el pie, promovida por la presencia de neuropatía (afectación en los nervios que produce pérdida de sensibilidad) y/o enfermedad arterial periférica (afectación de la circulación sanguínea) en las extremidades inferiores de personas diabéticas. Es una de las complicaciones que pueden darse en diabéticos. Suele iniciarse con una úlcera (generalmente debida a un traumatismo externo, frecuentemente por el calzado) y puede llevar hasta la amputación del miembro inferior.
Para prevenirlo es necesario un equipo multidisciplinar con endocrinólogos, vasculares, educadores, podólogos, etc, siendo el papel del paciente primordial.
En este artículo repasaremos las medidas para asegurar un cuidado adecuado de los pies y prevenir el pie diabético:
- Revisar los pies diariamente, con un espejo para ver la planta del pie, y sin olvidar las zonas entre los dedos. Si presenta alguna herida, ampolla, úlcera o grieta, deberá consultar con su médico o podólogo.
- Lavar los pies a diario durante 5- 10 minutos, sin superar dicho tiempo, ya que lavados más largos podrían provocar que la piel de zona interdigital se macerase, aumentando el riesgo de formación de grietas. Con agua tibia (30-37 ºC), nunca caliente; y jabón, suave y neutro.
- Antes de proceder a secar los pies, hay que asegurarse de que se han aclarado bien, y tras ello, secar detenidamente, sin frotar, asegurando que los espacios interdigitales no quedan húmedos.
- Hay que aplicar crema hidratante diariamente en las zonas más secas para evitar que éstas se agrieten, pero no entre los dedos, para evitar que se maceren. Si existen callosidades, se debe acudir al podólogo.
- Se recomienda que las uñas se corten después del lavado y secado de los pies, aunque si es posible posible, es preferible limar las uñas. Las uñas deben cortarse rectas para evitar que se encarnen; al nivel del pulpejo del dedo, no demasiado cortas, para evitar provocar heridas; empleando tijeras de punta roma, nunca cuchillas, ni callicidas, etc. Si uno no es capaz de hacerlo por sí mismo, debe pedir ayuda.
- Nunca se debe caminar descalzo o sin calcetines. Se deben cambiar los calcetines a diario.
- Se prefieren los calcetines de algodón, lana o hilo (evitando tejidos que no dejen transpirar al pie) y sin costuras. Si no se pueden evitar las costuras, éstas deben quedar por la parte externa, con el calcetín del revés.
- Se recomienda un calzado de puntera ancha y alta, de piel blanda y con una suela gruesa de entre dos a cuatro centímetros. El pie debe apoyar por igual en toda la suela. Para poder emplear plantillas ortopédicas, se recomienda que el calzado sea más profundo de lo habitual.
- Antes de introducir el pie en el zapato, hay que revisar con la mano el interior de este para asegurarse de que no haya ningún cuerpo extraño.