Es ampliamente conocido el beneficio de las ayudas técnicas como muletas o bastones cuando una persona padece un problema importante o está en proceso de rehabilitación.
Sin embargo, las personas sanas con pequeñas alteraciones funcionales también pueden beneficiarse del uso de estas ayudas.
Beneficios que aporta su uso
• Alivio del dolor en la columna vertebral o en las extremidades inferiores (patologías como artrosis moderada de rodilla o cadera).
• Mejora del equilibrio y estabilidad durante la marcha, disminuyendo con ello el riesgo de caídas.
• Disminución de la fatiga durante la marcha.
• Aumento de la independencia, lo que repercute en una mejora del estado emocional y de la situación psicosocial de la persona.
Es en estos casos, donde las limitaciones funcionales son leves, cuando más cuesta aceptar el uso de estas ayudas. Sin embargo, el uso de una muleta o bastón no tiene por qué ser continuado ni definitivo.
Actualmente las ortopedias especializadas ofrecen bastones de materiales ligeros y resistentes (aluminio), regulables en altura y plegables hasta un tamaño aceptable que permite transportarlos en un bolso o mochila para ser usados solo cuando la situación lo requiere. Además, incorporan una abrazadera que permite llevarlo colgado de la muñeca para tener ambas manos libres cuando es necesario.
La muleta (como es comúnmente conocido el bastón inglés) y el bastón simple, son las ayudas técnicas para la marcha más sencillas que existen. La elección entre una u otra depende de la persona que vaya a utilizarla, de su problema y del beneficio que se pretenda conseguir:
La muleta proporciona mayor sensación de estabilidad y sujeción al incorporar el apoyo del antebrazo. Normalmente es vista como algo temporal y por ello es mejor aceptada sobre todo por las personas mayores.
El bastón simple aporta menor sensación de seguridad en cuanto al agarre, pero por el contrario proporciona mayor libertad ya que suele ser más ligero. Además, resulta más fácil de utilizar.
Consejos de uso de bastones y muletas
• Deben utilizarse en la mano contraria a la extremidad que duele o está más débil, si la hay. Si el efecto que se quiere conseguir es aumento de la estabilidad y no hay otras patologías asociadas, debería llevarse en la mano dominante.
• Para regular la altura, deberíamos tener en cuenta que la empuñadura llegue a la altura del trocánter mayor del fémur (hueso que sobresale a la altura de la cadera). Lo más adecuado es hacer una prueba, ya que a veces una persona se siente más cómoda llevando el bastón o muleta por encima o debajo de la altura señalada.
• Al caminar, hay que mirar hacia delante y utilizarlo como si “caminásemos apoyando un paraguas en un día de lluvia”, sin inclinar el cuerpo para intentar echar el peso sobre él. Debe quedar ligeramente por delante y por fuera de la persona que lo usa, próximo al cuerpo y apoyarlo en el suelo a la vez que la pierna contraria.
• Para levantarse y sentarse en una silla, hay que sujetar la muleta o bastón con una mano y con la otra apoyarse en el reposabrazos de la silla.
• Para subir escaleras hay que subir primero la extremidad inferior que menos duele o la más fuerte al siguiente escalón dejando la contraria y el bastón abajo. Para bajar, hay que bajar primero al siguiente escalón la extremidad inferior que más duele o más débil junto con el bastón.
• No hay que olvidar revisar la goma antideslizante del extremo de la muleta o bastón y cambiarla cuando sea necesario.
• Si se tienen dudas sobre algún aspecto del uso de estas ayudas, se debe pedir consejo a un profesional sanitario, como un fisioterapeuta.