Lograr un adecuado control del nivel de glucosa en sangre es fundamental para evitar las complicaciones a largo plazo. Pero no solo eso, sino que también es básico controlar los demás factores de riesgo cardiovascular sobre todo Hipertensión, hiperlipemia, evitar tabaco y la obesidad.
El control de la glucosa se evalúa mediante la medición de HbA1c, (hemoglobina glicada) que refleja el promedio de glucosa en sangre a lo largo de aproximadamente 3 meses. Esta prueba tiene un fuerte valor predictivo de complicaciones de la diabetes. Por ello se deben hacer determinaciones rutinarias en todas las personas con diabetes, en la evaluación inicial y como parte de la asistencia continuada, para ver si se han alcanzado los objetivos glucémicos. En la mayoría de las personas con diabetes el objetivo de HbA1c es menor de 7%.
En ese control es importante en algunas personas la monitorización continua de glucosa, mediante un sensor subcutáneo, que permite ver los niveles de glucosa de forma continua y con ello ajustes en el tratamiento. Mediante la descarga de los datos acumulados en este sistema podemos evaluar el Tiempo en rango (TER o TIR por sus iniciales en inglés) y el IGG (Indicador de Gestión de glucosa). El objetivo de TER habitualmente es 70 a 180 mg/dl. Y le IGG es un marcador indirecto de la HbA1c.
Los objetivos de control glucémico deben individualizarse en función de las características del paciente o de la enfermedad:
– duración de la enfermedad
– esperanza de vida
– comorbilidades importantes
– complicaciones vasculares establecidas
– riesgos potencialmente asociados con hipoglucemias y otros efectos adversos de los fármacos
– preferencias del paciente
– recursos y sistemas de apoyo
El principal factor que limita el control de la diabetes es la hipoglucemia. Se define como una concentración de glucosa en sangre menor de 70mg/dl. Los síntomas de hipoglucemia incluyen, entre otros, temblores, irritabilidad, confusión, taquicardia y hambre, pero algunas personas con diabetes pierden la capacidad de detectarla, lo que puede dar lugar a situaciones de gravedad. La prevención de la hipoglucemia es un elemento fundamental del manejo de la diabetes.
Tratamiento de la diabetes
Diabetes tipo 1
Como la característica fundamental de la diabetes tipo 1 es una función nula o casi nula de las células beta del páncreas, el tratamiento con insulina resulta esencial para las personas afectadas por esta enfermedad. Esta debe administrarse mediante múltiples inyecciones diarias o con dispositivos de infusión subcutánea continua de insulina (bombas de insulina) El objetivo del tratamiento es disminuir la HbA1c y de este modo evitar complicaciones a largo plazo.
Las pautas de reposición de insulina suelen consistir en una insulina basal, de duración prolongada, con perfiles de actividad planos y constantes a lo largo del día y una insulina rápida para cubrir la elevación de glucosa que produce la comida.
En todos los casos el principal factor que limita el tratamiento es la hipoglucemia a la que nos hemos referido anteriormente.
Diabetes tipo 2
En la base del tratamiento de la Diabetes tipo 2 están los hábitos de vida saludables, dirigidos a una alimentación sana y ejercicio físico regular, así como una educación diabetológica que permita el autocontrol de la enfermedad en lo posible. El control del peso es un componente fundamental en la mayoría de las personas.
El tratamiento farmacológico suele ser escalonado y debe estar guiado por las comorbilidades cardiovasculares y renales, la eficacia, el riesgo de hipoglucemia, el efecto sobre el peso corporal, el coste y la facilidad de acceso, el riesgo de efectos secundarios y las preferencias de cada persona.
Dentro de los tratamientos farmacológicos destaca la metformina que suele ser la primera elección porque es eficaz, segura, económica y puede disminuir el riesgo de acontecimientos cardiovasculares y muerte.
Para muchas personas la diabetes tipo2 es una enfermedad progresiva y para mantener los objetivos glucémicos se necesita una terapia combinada.
Entre los grupos farmacológicos a asociar destacan los siguientes:
• Análogos de GLP-1. Alta eficacia en disminuir la glucemia y control del peso. Pueden ser subcutáneos u orales (semaglutida). Tienen también beneficio sobre el riñón. Su efecto sobre la pérdida de peso ha provocado que se haya producido desabastecimiento de varios de ellos en el mercado.
Próximamente saldrá al mercado un análogo GLP-1 GIP: tirzepatida, más eficaz que los previos sobre el control de la glucemia y el peso
• i-SGLT2 (Glucosúricos): tienen beneficios, además del control de la glucosa, en protección cardiovascular y renal, de tal forma que se están indicando en otras patologías en personas sin diabetes. También producen una pérdida de peso aunque más moderada.
Finalmente, en el tratamiento de la diabetes tipo 2 es frecuente que debamos recurrir a la insulina, cuando la progresión de la enfermedad supera el efecto de otros fármacos.