Sin la información adecuada, muchas mujeres son incapaces de realizar una contracción del suelo pélvico a demanda. Diversos estudios realizados hasta la fecha han demostrado que más de un 30% de las mujeres no contraen bien el suelo pélvico en la primera consulta, y que suele observarse contracciones parasitarias de los glúteos, los aductores o los músculos abdominales.
Algunas mujeres tienen incluso que dejar de respirar o realizar una respiración forzada para intentar contraer alguna fibra del suelo pélvico. Por este motivo, es necesario que muchas mujeres reciban una instrucción, basada en información y técnicas instrumentales como el biofeedback, para poder llegar a realizar una contracción eficaz de los músculos del suelo pélvico.
Es imprescindible que la paciente conozca, antes de empezar la terapia, las características de su disfunción, síntoma o lesión funcional. Asimismo, deberá saber qué opciones terapéuticas se le pueden ofrecer, los beneficios y los inconvenientes de éstas (duración, implicación, etc.). También deberá conocer que alternativas existen si abandona el tratamiento o si éste fracasa, y por último y no por ello menos importante, debe ser consciente de la necesidad de su esfuerzo y participación activa, y responsable para lograr objetivos planificados.
Toma de conciencia corporal
Antes de empezar el entrenamiento de SP, es importante que las pacientes sepan realizar una contracción correcta de éste, es decir, lograr el cierre de la vagina, la uretra y el año mediante un aumento de presión de los orificios, y logrando al mismo tiempo la elevación del cuello vesical y de la zona perineal.
Dado que tanto la postura como la respiración y el trabajo abdominal pueden influir y modificar el resultado de las intervenciones, vale la pena dedicar tiempo a tomar conciencia de la musculatura abdominal, el aprendizaje de los diferentes patrones respiratorios y el reconocimiento de la contracción pelviperineal en varias posturas.
Los estudios epidemiológicos demuestran la relación que existe entre la incontinencia de orina y factores de riesgo, muchos de los cuales pueden y deben modificarse:
1. La obesidad y, en consecuencia, la pérdida de peso parece ser uno de estos factores modificables, que afecta por un aumento de presión/peso sobre el SP.
2. La actividad física que aumente la presión intraabdominal.
3. Tos crónica y hábito tabáquico.
4. Factores dietéticos: consumo de cafeína, alcohol, bebidas gaseosas.
5. Estreñimiento crónico.
Principios y bases para el entrenamiento muscular del suelo pélvico
La musculatura del SP se compone de un porcentaje algo diferente de fibras lentas (tipo I) y fibras rápidas (tipo II a y II b). Así, se sabe que los elevadores del ano tienen un tono basal potente, independientemente de la necesidad de contracción voluntaria del SP, que es esencial e imprescindible para la continencia y para evitar los prolapsos y elongación del componente nervioso más allá de los límites fisiológicos. Tras la valoración exhaustiva y el razonamiento de unos objetivos terapéuticos, la intervención deberá guiar el tipo de entrenamiento más adecuado para la adecuación de la función muscular preponderando el entrenamiento del tono permanente, la fuerza muscular máxima, la resistencia o la coactivación rápida que permita la elevación del cuello vesical ante aumentos de presión intraabdominal (maniobra de Knack). En definitiva, el objetivo de instaurar un programa de entrenamiento de la musculatura del SP es producir cambios en la morfología incrementando el área, mejorar los aspectos neuronales incrementando el número de motoneuronas activas y su frecuencia de excitación, y mejorar el tono o la rigidez, aunque ésta dependa del tejido conjuntivo con el que se relaciona y envuelve.