Dolor lumbar agudo y crónico: recomendaciones generales


Dr. Carlos Ruiz Muneta y Dr. Juan Manuel Vellosillo Ortega. Servicio de Medicina Física y Rehabilitación. Complejo Hospitalario de Navarra.

Print Friendly, PDF & Email
¿Frío o calor? ¿Intento llevar una vida activa o hago reposo en cama? ¿Es útil la faja lumbar? Seguro que mucha gente se ha hecho estas u otras preguntas similares. Cuando sufrimos dolor lumbar, tenemos dudas acerca de qué debemos hacer y qué evitar. Vamos a intentar aclarar algunas de las cuestiones más comunes.

El dolor lumbar es un cuadro clínico muy frecuente en la población general. Está producido por múltiples causas (sobrecarga muscular o articular, traumatismos, patología degenerativa,…), por lo que aparece en cualquier rango de edad. 8 de cada 10 personas padecerán a lo largo de su vida uno o más cuadros de dolor lumbar, de ahí la importancia de saber como afrontarlo según sus características.

El objetivo de este articulo es tratar de dar unas recomendaciones generales sobre el dolor lumbar, tanto agudo como crónico.

Ante la aparición de un cuadro de dolor lumbar, y antes de empezar cualquier tipo de tratamiento específico, siempre es importante la valoración por el Médico de Atención Primaria, para la confirmación del origen lumbar del dolor, y de la conveniencia o no de realizar ciertos tratamientos (farmacológico, rehabilitación, terapia manual,…)

En ocasiones, el dolor lumbar está producido por una serie de causas especiales (dolor inflamatorio, oncológico, neurológico), que implican unas estrategias terapéuticas específicas que no vamos a abordar en este artículo.

Es importante resaltar que patologías benignas, como pueden ser la sobrecarga articular o muscular, hernias discales, artrosis, etc… muchas veces implican un dolor moderado-intenso, o de larga evolución, por lo que hay que desechar esa idea generalizada, de que cuando el cuadro se prolonga más de 1-2 meses, o el dolor es “insoportable”, tiene que ser por una causa “grave”.

Alrededor del 98% del dolor de espalda, tanto agudo como crónico, es de etiología benigna. Según el tiempo de evolución, podemos diferenciar el dolor lumbar en agudo (duración menor de 4 semanas), subagudo (entre 4 y 12 semanas) y crónico (aquel que se prolonga más de 3 meses), y en general, van a tener un planteamiento terapéutico completamente diferente.

Agudo

El dolor lumbar agudo suele estar producido por traumatismos, actividad deportiva, manejo de cargas, hernias discales, etc… Se caracteriza por dolor de inicio súbito, de intensidad moderada, y se reproduce con la actividad física y los movimientos. Puede irradiarse a extremidades inferiores, dando lugar a una lumbociática.

Las recomendaciones generales son las siguientes:

  • Reposo: Es recomendable evitar el reposo absoluto en cama más de 2-3 días, (salvo recomendación médica específica), porque se ha demostrado que puede cronificar el dolor. En cuanto sea posible, es preferible realizar un reposo relativo, evitando posturas mantenidas, intentando caminar durante periodos cortos de tiempo (15-30 minutos), varias veces al día, para evitar la sobrecarga postural y la debilidad muscular.
  • Tratamiento farmacológico: Los antiinflamatorios (ibuprofeno, diclofenaco,…) y los analgésicos (paracetamol, nolotil), a pesar de la animadversión que producen en la población general, han demostrado su efectividad en el dolor lumbar agudo y es importante seguir las recomendaciones dadas por su médico acerca de la posología. Los relajantes musculares pueden favorecer el descanso nocturno, acelerando la curación del proceso.
  • Calor local: La aplicación de calor local 2-3 veces al día favorece la relajación muscular, disminuyendo el dolor y favoreciendo la realización de una actividad física adecuada y progresiva.

Sugagudo

Suele estar producido por las mismas causas que el dolor agudo, y la razón de su prolongación en el tiempo suele ser por una estrategia terapéutica inadecuada o por persistencia de las causas. En caso de haber realizado un tratamiento adecuado, muchas veces requiere una reevaluación por parte del médico.

Recomendaciones:

  • Iniciar ejercicios de flexibilización y estiramiento de espalda, pautados por su Médico de Atención Primaria, combinándolos con una actividad física progresiva, si la evolución del cuadro es lenta pero progresiva. La frecuencia recomendada para los ejercicios es de 1-2 veces al día.
  • Continuar con el tratamiento farmacológico prescrito por su Médico de Atención Primaria.
  • Puede ser de utilidad el uso de una faja lumbar semirrígida, sobre todo en los casos de reincorporación laboral en trabajos de riesgo, que impliquen movimientos repetidos de flexoextensión del tronco, manipulación de cargas, etc… La faja lumbar no hay que utilizarla durante el periodo de descanso, pero es muy útil para facilitar la realización de actividades de la vida cotidiana o laborales.

Crónico

El tratamiento del dolor lumbar crónico tiene una estrategia completamente diferente a la del dolor agudo, e implica un papel mucho más activo del paciente.

Las causas más frecuentes de dolor lumbar crónico incluyen sobrecarga articular (artrosis facetaria, espondiloartrosis), patología discal (protrusiones y hernias discales) fracturas vertebrales osteoporóticas, etc…, siendo en la mayoría de ellas el tratamiento conservador.

Los factores de riesgo más conocidos son: posturas incorrectas, debilidad musculatura abdominal y lumbar, sobrepeso, sedentarismo, etc… Y son elementos sobre los que el paciente debe tomar un papel activo, para tratar de corregirlos o frenarlos.

Existen muchas terapias, como tratamientos farmacológicos, masoterapia, tratamiento termoterápico o electroterapico en rehabilitación, acupuntura, etc… que pueden facilitar el que el paciente adquiera un papel activo, cumpliendo las normas de ergonomía, realizando actividad física regular, ejercicios específicos pautados, etc, que es lo que fundamentalmente va a conseguir una curación, o por lo menos una remisión de los síntomas.

Desde atención especializada se realizan escuelas de espalda, donde se enseñan las normas de ergonomía y los ejercicios adecuados para cada patología. Deben realizarse, al igual que una actividad física global (natación, caminar), de manera regular (3-4 veces por semana). Los resultados se obtienen a medio y largo plazo, por lo que no hay que abandonarlos si en un periodo de tiempo corto (2-4 semanas) no se obtienen resultados importantes, que es lo más frecuente.

El mantener un peso adecuado, la actividad física de manera regular, y el cumplir las normas de ergonomía tanto en la vida laboral como en el tiempo libre, son los 3 pilares fundamentales para evitar o combatir la aparición del dolor lumbar crónico.