El Alzheimer (II): evolución de la demencia


Lourdes Gorricho. Médico Geriatra. Directora Apartamentos Tutelados de Proginsa (Colegiado N. 3103757)

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Continuamos con una segunda entrega sobre la enfermedad de Alzheimer. Si en el artículo anterior hablamos de su origen y síntomas, en este trataremos de su evolución.

Una vez que se ha manifestado la patología, no tiene una progresión similar en todos los pacientes. Se puede decir que afecta a cada persona de forma distinta, y así se observa que ni la duración ni la velocidad de la afectación son iguales para todos los enfermos. Pero sí que se repite el mismo patrón evolutivo, en el que se pueden distinguir tres etapas:

1.DEMENCIA LEVE (fase inicial)

El cuadro se inicia con una pérdida de memoria que afecta más a los acontecimientos recientes. Por tanto, los enfermos pueden no recordar donde han guardado un objeto, por ejemplo, pero recordar cosas de la infancia. Suelen presentar algún episodio de desorientación temporal (No saber qué día o qué año es, y a, veces se pueden perder en lugares donde viven).

En esta fase puede surgir algún deterioro en el lenguaje, como la dificultad para nombrar algún objeto cotidiano o no reconocerlo. Como el pensamiento también se va afectando, le costará más hacer cosas del trabajo o del día a día. Esto les provoca cambios de humor, enfados, o cuadros depresivos, entre otras situaciones.

La duración aproximada es de 1 a 3 años

2. DEMENCIA MODERADA

Manifiesta ya gran deterioro en su memoria, no solo en la reciente, sino también en la remota. La desorientación en el tiempo y en el espacio es frecuente y más grave, con lo que el enfermo llega a perderse dentro de su propia casa.

Tienen ya dificultades para hacer las actividades de la vida diaria como aseo, vestido o la comida. Y su lenguaje, escritura, lectura y cálculo también se halla muy afectado.

Esta fase dura de 2 a 8 años, en el que la persona enferma tiene tendencia a retraerse en las relaciones sociales, así como a manifestar indiferencia afectiva. Requiere ya una supervisión continuada.

3- DEMENCIA GRAVE

La pérdida de memoria y la desorientación son ya muy importantes. Se pueden producir trastornos en la marcha y el paciente queda inmovilizado. Sufre incontinencia de esfínteres (vesical y rectal) y dificultad para deglutir. Su lenguaje es o inexistente o incomprensible, lo que determina que no puede ya explicar lo que siente o lo que le sucede (dolor, por ejemplo). Ello hace que sea propenso a padecer infecciones, desnutrición, deshidratación, úlceras por presión, caídas. Estas enfermedades concomitantes son la causa última de fallecimiento más frecuente.

La duración de esta fase es de 2-4 años. Es ya incapaz de realizar ninguna actividad básica y se convierte en alguien totalmente dependiente de sus familiares o cuidadores.

Dentro de este patrón evolutivo, el impacto y los síntomas dependen de cada caso, y es relevante la personalidad, la condición física y la situación social de cada uno. Por ello, cada familia debe encontrar la manera de afrontar la enfermedad y convivir con ella, máxime si el Alzheimer se asocia con otras enfermedades.

¿Qué causa el Alzheimer?

En la mayoría de los casos (90%), la genética no es la única responsable de la Enfermedad de Alzheimer. Tener un padre o una madre enfermos no significa que irremediablemente los hijos la vayan a sufrir.

Cada día se diagnostican miles de nuevos casos de demencia en el mundo. Es una enfermedad de efectos devastadores. Se desconoce de momento su origen y sus causas. Por lo tanto, no tiene cura. Y dado que no hay tratamiento efectivo y la esperanza de vida sigue aumentando, esta enfermedad se puede convertir en la epidemia de nuestro siglo.

En la tercera entrega de esta serie hablaremos del diagnóstico de esta patología y del tratamiento que se recomienda. Por su importancia, existen diversas líneas de trabajo y cada día surgen novedades sobre cómo tratarla.