Si eres hombre, ¿alguna vez has tenido un gatillazo? Si eres mujer, ¿tu compañero ha tenido esta experiencia? Es decir, y en términos más populares y desenfadados, ¿un día, teniendo relaciones sexuales, no se le puso dura, no se le levantó o bien, tuvo erección pero la perdió? Bueno, pues hoy vamos a utilizar este hecho como excusa, para hablar muy sucintamente de la disfunción eréctil masculina, que es un trastorno sexual mucho más complejo y que puede manifestarse a través de un gatillazo. Sea como sea, hablamos de algo que preocupa profundamente a muchos hombres y a sus parejas y que tiene serias repercusiones en el conjunto de la vida de la persona afectada.
Y lo hacemos en buena parte porque, en los últimos tiempos observamos noticias en los medios de comunicación, extraordinariamente recurrentes, sobre este problema desde una única perspectiva que nos vienen a decir que la disfunción eréctil es resultado fundamentalmente de causas biológicas, que es un buen indicador de un infarto para los próximos dos o tres años y que el único tratamiento es el farmacológico, apoyándose, en algunos casos, en investigaciones y estudios financiados por los propios laboratorios que fabrican esos medicamentos. Eso no vale, es jugar con trampa, con las cartas marcadas. Pues bien como quiera que estamos en desacuerdo con esos planteamientos, probablemente diseñados desde los lobbys de la industria farmacéutica, queremos ofrecer otra perspectiva sobre este problema de salud para que los/as lectores/as tengan al menos otra manera de ver el asunto.
Cuidar la alimentación, no fumar ni beber alcohol
Ahora entiendo la angustia de Javier, un paciente nuestro de 18 años que el último viernes tuvo un gatillazo con una chica, y que leyendo ese tipo de noticias, inmediatamente me llamó angustiado porque pensaba que le va a dar un infarto. No, amigo Javier, no pienses que eres un candidato a tener un infarto o una isquemia coronaria aguda por ese hecho. Preocúpate más de cuidar tu alimentación, de no fumar ni beber alcohol y hacer ejercicio físico frecuente….incluyendo hacer el amor con tu chica y disfrutar de ello, que es entre otras muchas cosas un ejercicio físico maravilloso, muy saludable por cierto y que puede prevenir otros problemas de salud. Pensamos nosotros que no se puede afirmar rotundamente que “La disfunción eréctil debe considerarse un aviso de infartos agudos de miocardio y de otras enfermedades vasculares” o decir que “constituye un buen indicador de riesgo cardiovascular (un síntoma centinela) anticipándose en 2 o 3 años a eventos tan severos como la isquemia coronaria aguda, infarto de miocardio o el ictus…”
¿Cuántos hombres de los que han tenido episodios de disfunción eréctil han tenido luego un infarto, ictus o isquemia coronaria?
¿Y cuántos no? ¿Cuántos del primer grupo eran fumadores, consumían alcohol o sustancias estimulantes, eran obesos o no tenían hábitos saludables? En Navarra según datos oficiales tenemos unos 1900 casos de infartos (800) y de ictus (1100) al año. ¿Todos estos hombres han tenido una disfunción eréctil previamente?
Por tanto y si bien puede haber un determinado número de casos, nadie lo pone en duda, no se puede deducir que siempre la disfunción eréctil es un síntoma centinela de riesgos cardiovasculares. Ni mucho menos concluir, acto seguido y aquí está realmente la clave -o trampa como se prefiera- de este argumentarlo: que el tratamiento de la disfunción eréctil es exclusivamente con determinadas pastillas. Eso no es ético. Se crea la preocupación, la necesidad y luego se ofrece la solución mágica de la pastilla. Y saben muy bien que un hombre preocupado por su erección es un excelente candidato a tomar lo que sea y que, además, lo va a mantener en secreto.
Por eso, en las dos últimas décadas estamos asistiendo a un extraordinario interés, yo diría incluso hasta obsesivo, por tener una erección a la carta. De ahí que se promueva el uso de aparatos medidores de la rigidez y tumescencia del pene, anuncios caros de clínicas privadas que ofrecen mágicos productos para aumentar el tamaño del pene, tanto en grosor como en su alargamiento y que solo sirven para sacarle la pasta al incauto varón; inyectables directos en el pene de prostaglandinas u otras drogas vaso-activas, incluso se han fomentado las operaciones costosísimas de las todopoderosas prótesis de pene.
Sin embargo donde los laboratorios se implican a fondo es en ofrecer la sustancia mágica y definitiva que permita una automatización de la erección en cualquier momento, es decir los fármacos anti-impotencia sobre todo unas archiconocidas píldoras, que provocan una vasodilatación en el pene. Y lo hacen con procedimientos y argumentos que más que responder a la verdad, preocupándose por la salud sexual de los varones, parece que lo que en realidad le interesa es que sus accionistas saquen buenos dividendos. A nosotros nos parece que el lobby de la industria farmacéutica, en general, tiene demasiado poder en el conjunto de la atención sanitaria en nuestro país y que en el ámbito de la conducta sexual masculina es una autentica pasada.
¿A que viene tanto interés por el pene erecto del varón?
¿A quien beneficia esta “movida”? Es obvio el negocio farmacéutico extraordinario: los propios laboratorios dicen que en España hay al menos dos millones y medio de varones con una disfunción eréctil. Resulta fácil imaginarse los cuantiosos ingresos que supone consumir de por vida este medicamento. Cada pastilla además puede costar en torno a los 15 euros, por lo que con una frecuencia razonable de relaciones sexuales, te va a suponer no un ojo de la cara, si no los dos. A este paso para no pocos varones, tener relaciones sexuales va a ser un asunto inalcanzable y solo para los ricos.
De momento esta movida refuerza el modelo tradicional de que la erección y el coito son lo más importante en una relación sexual. Todo gira alrededor de esta premisa. Pero nos preguntamos ¿Las parejas son más felices? ¿Se trata de un enderezamiento del miembro o de conseguir una relación sexual más saludable y gratificante?
Por tanto tenemos que decir que todos los hombres en algún momento de su vida sufren uno o varios gatillazos. El cuerpo y la mente nunca están al 100%. Cualquier preocupación, cansancio, estrés, despiste, falta de concentración,etc. puede ocasionar ese comportamiento. Lo que hay que hacer es tranquilizarse y no pensar que estamos ante un grave problema cardiaco futuro. La actitud de la mujer tiene en este primer momento una gran importancia. Tranquilos, no pasa nada. Que no cunda el pánico. La inmensa mayoría de las veces no es un indicador de una patología grave, sino que es una conducta normal. En términos generales, la preocupación por “ el rendimiento” y por quedar bien, “ por cumplir” , la duda de que no va a salir bien, de que va a fallar, la angustia y la ansiedad acerca de la erección y otros muchos factores psicologicos, provocan y mantienen la disfunción eréctil.
¿Qué habría que hacer?
Hablar con la compañera de esas preocupaciones, cambiar nuestras practicas sexuales, introducir algunos cambios en el horario, en los juegos…..tomarse las cosas con mayor flexibilidad, divertirse, reírse y pasarlo bien, usar juguetes, ver alguna peli porno, introducir un lenguaje erótico y atrevido…. Con esto a veces es suficiente. Claro que no es igual la respuesta sexual de los 18 años que a los 50, y saber que los hombres necesitan estimulación directa y variada en el pene a partir de la década de los 30. Ella tiene que estimularle directamente el pene, con la mano, con la boca o con cualquier otra zona corporal. Y él, estar tranquilo y disfrutar solo de ese momento, y no pensar en que si se le pondrá dura o no.
Si aun estando tranquilos el problema se repite varias veces entonces consultemos a un especialista en conducta sexual. Este valorará si hay un componente orgánico o bien si es de naturaleza psicológica o de relación. Y derivará al especialista correspondiente para una mejor atención. Hay diferentes modelos psicológicos de terapia sexual, además de las pastillas – que no hay duda de que algunos hombres necesitan – para curar esta disfunción.
De momento tenemos que considerar que, independientemente del origen de la disfunción eréctil, todos los hombres que padecen este problema, sufren enormemente, porque ese hecho afecta directamente no solo a su vida afectiva y de relación sino también a su identidad como persona y como varón. Y esto también hay que tratarlo psicológicamente por el psicólogo especialista.