El verano y las infecciones de orina


Daime Pérez Feito . Especialista en Medicina familiar y comunitaria. Servicio Navarro de Salud. Miembro del grupo de trabajo nacional de Urología. SEMERGEN

Print Friendly, PDF & Email
¿Quién de vosotras no ha sido víctima de una infección de orina en el verano? De repente notamos escozor, molestias al orinar y una necesidad imperiosa de ir al baño. Vamos con frecuencia y sólo conseguimos orinar a gotas lo que nos hace sentir peor. En ocasiones se asocia también sensación febril y tiritona a pesar de que habitualmente la fiebre no aparece. Esta tan “malvenida” infección es lo que denominamos Cistitis.

El verano es la «gran» época para el desarrollo de la cistitis. Este tipo de infecciones del tracto urinario siguen en número a las infecciones respiratorias, constituyendo uno de los problemas más comunes.

¿Cómo se produce esta infección?

Las bacterias colonizan la entrada de la vagina y de la uretra a través de la que ascienden hasta la vejiga. En circunstancias normales el flujo vaginal y las propiedades antibacterianas de la orina consiguen eliminarlas, pero si no es así, se adhieren al epitelio de la vejiga, crecen y terminan ocasionando un daño con inflamación que es el causante de la sintomatología antes mencionada.

Esta afección duplica su incidencia en las mujeres porque anatómicamente su uretra es más corta, hasta un 60 % de las mujeres desarrollará una cistitis en su vida y a más de la mitad le sucederá en verano. Padecer una cistitis duplica el riesgo para infecciones futuras.

El exceso de humedad, el uso de geles inapropiados, el baño en piscinas incluso el aumento de las relaciones sexuales en esta época de vacaciones constituyen factores favorecedores. Todos ellos alteran la flora regional y sus mecanismos de defensa, haciendo que en esta época de verano se multipliquen estas afecciones.

El padecerla nos debe hacer reajustar muchos hábitos de nuestra vida diaria, pero tengamos la tranquilidad de que es una enfermedad curable en dos semanas siempre que le pongamos tratamiento.

¿Existe relación entre infecciones urinarias bajas (cistitis) y la incontinencia urinaria?

Los estudios sugieren que las mujeres con historia de infecciones de orina son más propensas a tener pérdidas y viceversa. De hecho, las mujeres postmenopáusicas suelen presentar, antes y después de desarrollar una infección urinaria, pérdidas de orina.

Cerca de la mitad de las mujeres con cistitis cuentan síntomas típicos de incontinencia de urgencia o lo que es lo mismo necesidad de orinar a menudo de día y de noche con urgencia y escapes antes de llegar al baño. Esto ocurre porque la inflamación irrita el músculo detrusor de la vejiga (músculo encargado de hacer la contracción para el vaciamiento de la vejiga) y ocasiona contracciones involuntarias que obligan a orinar imperiosamente y sin poder evitar muchas veces el “incómodo” escape.

Por otra parte las mujeres con pérdidas de orina durante mucho tiempo tienen alterada la flora vaginal y el pH, condiciones que favorecen la colonización de bacterias y la aparición de cistitis.

Por tanto, si en algún momento tienes pérdidas de orina debes someterse a un análisis y cultivo de orina para que el médico pueda descartar que sean provocadas por una infección.

Cistitis recurrente

Si se producen al menos dos episodios de cistitis en los últimos 6 meses, o tres en el último año, se habla de infección urinaria recurrente. Esta patología es especialmente frecuente entre las mujeres menopáusicas (asociado al déficit de estrógenos); en las mujeres sexualmente activas (generalmente tras el coito) y se considera un riesgo asociado en mujeres que tienen patologías del suelo pélvico (prolapso genital).

¿Son prevenibles?

Una adecuada hidratación forma parte de una buena nutrición y es imprescindible para el mantenimiento de la vida. Sabemos que es posible sobrevivir sin comer entre 30 y 50 días pero difícilmente se pueden superar los 7 días si no bebemos. Una alimentación sana y un aporte de líquido adecuado son, junto con el ejercicio físico, las bases fundamentales de los estilos de vida saludables.

Es recomendable además de la ingesta de líquidos no excederse en el consumo de alcohol; evitar los pantalones muy ajustados; uso de ropa interior de algodón; eliminar el estrés; no realizarse duchas vaginales; evitar el uso en el área genital de desodorantes en aerosol, espermicidas y otros productos femeninos que puedan ser muy irritantes. De preferencia ducharse en lugar de lavarse en el bidé, usar posiciones superiores o laterales en el caso de lamujer durante el acto sexual y limpiar zonas anales después de la defecación (siempre de adelante hacia atrás) y no retener la orina.

Recordemos que el uso indiscriminado de antibióticos y la automedicación pueden alterar la flora natural de la y facilitar las infecciones. El uso de estrógenos vaginales en mujeres postmenopáusicas reducen la sequedad y los traumas locales y contribuyen también a evitar la recurrencia de estas infecciones.

Las necesidades de agua varían de una persona a otra en función de su actividad, el patrón alimentario y de las condiciones ambientales en que vive. Debemos tomar, al menos, la misma cantidad de líquido que eliminamos o que perdemos diariamente: esto es lo que conocemos como mantenimiento del balance hídrico.

Por término medio requerimos entre 2-3 litros de agua al día, y lo que podemos ajustar con la siguiente aproximación: debemos beber 30 ml de líquido por cada kilogramo de peso y día.

Se calcula que del total del agua necesaria, un 20-25% proviene de los alimentos y un 75-80% de las bebidas. En este sentido, además de ingerir alimentos ricos en agua como frutas, verduras y hortalizas o sopas se aconseja ingerir distintas bebidas: agua, zumos, lácteos, refrescos.

Durante los meses de verano, las altas temperaturas y la humedad hacen que el cuerpo controle el calor refrescando la piel mediante la producción del sudor, lo que condiciona mayor pérdida de líquidos…hasta 3 litros de agua al día. Si además de altas temperaturas el ambiente es seco, se puede ver afectada nuestra capacidad de termorregulación y los sistemas de alerta habituales (sensación de sed) que no al activarse nos hacen susceptibles a una posible deshidratación. Por tanto en ambientes calurosos puede ser necesario beber líquidos hasta llegar a 4 litros de agua al día, siendo recomendable aumentar la frecuencia de su ingestión, sobre todo si nos exponemos al sol o realizamos algún tipo de actividad física.

Los síntomas de la deshidratación los podemos resumir en cansancio, dolor de cabeza, dificultad de concentración, malestar general, calambres musculares, sensación de náuseas y hasta aumento de la frecuencia cardiaca. La deshidratación constituye un mayor riesgo en grupos de población más sensible como niños, personas mayores, deportistas o personas que trabajar al aire libre.

¿Es indiferente el tipo de agua que se beba?

En principio cualquier agua es útil, aunque se recomienda que el agua sea de mineralización débil (menos de 50 mg de sodio/litro) para mejorar la producción de orina (diuresis).

¿Es recomendable el jugo de arándanos?

El jugo de arándanos, es un buen bactericida que arrastra a su paso por el aparato genitourinario bacterias indeseables.

Muchos son los estudios que señalan que al menos no es peor que el uso de placebo, pero aún quedan dudas sobre la dosis a emplear y la forma de administración (zumo de frutas, preparados en cápsulas, comprimidos) y el tiempo que debe emplearse.