Todos conocemos los beneficios del deporte para todas las edades. Y es por esto que como sanitarios debemos recomendarlo a nuestros pacientes y como pacientes debemos practicarlo regularmente de acuerdo a nuestras posibilidades.
En el tema que hoy nos ocupa, el desarrollo de la fibrilación auricular asociada a deporte, no interfiere con el excelente consejo de practicar deporte y tener una vida activa.
En el Congreso de Medicina Deportiva en Barcelona en 2008, el cardiólogo Dr. Brugada expuso la relación entre práctica de deporte de elevada intensidad y la fibrosis que éste podía producir en la aurícula y desencadenar, con el tiempo, la fibrilación.
Últimamente, en algunos trabajos, se relaciona el ejercicio físico intenso y el desarrollo de la fibrilación auricular (corredores de larga distancia, ciclistas, esquiadores de fondo, etc…). Se han realizado trabajos de laboratorio al respecto.
Esquemáticamente en el corazón normal el estímulo inicial se produce en el nódulo sinusal y es trasmitido por el tejido de la aurícula hasta el nodo auriculo-ventricular y de ahí por el haz de Hiss a los ventrículo. (Ver Figura 1)
¿Que es la fibrilación auricular?
Se trata de una arritmia que afecta al 1-2% de la población general. Tiene mayor incidencia en personas de más edad, siendo la mitad de los diagnosticados de fibrilación mayores de 75 años.
Se trata de una actividad auricular desorganizada que podemos intuir con una auscultación cardiaca arritmica y confirmar mediante electrocardiograma. (Ver Figura 2)
El perfil típico del deportista con fibrilación auricular es una persona de unos 40 o 50 años, que hace ejercicio desde hace mucho tiempo, no sufre ningún síntoma durante la práctica del deporte y es, en cierta medida, “dependiente” de esta actividad física.
Por supuesto, no todas las personas que hacen ejercicio van a desarrollar esta arritmia. Según Mont L et al publicaron en Eur Heart en 2002:
• Deportista con 3 o más horas de actividad intensa por semana. Al cabo de 10 años suponen 1500 horas acumuladas de actividad intensa con aumento de riesgo de desarrollar una fibrilación auricular.
Una vez desarrollada la arritmia, el estudio cardiológico será el mismo que la fibrilación no originada por el deporte.
En cuanto a los tratamientos, se valorarán los mismos que en la fibrilación auricular de otra etiología (fármacos antiarritmicos para controlar ritmo o frecuencia. Considerar anticoagulación según riesgo trombótico o de sangrado. Ablación en raíz de venas pulmonares por radiofrecuencia…). Disminuir la intensidad del deporte para no incrementar la fibrosis.
Algunos deportes conllevan limitaciones terapéuticas: fármacos prohibidos en la práctica de deportes de precisión como betabloqueantes y en el caso de estar indicada la anticoagulación, habrá que sopesar pros y contras de los deportes de contacto.