Gases y flatulencia


Dra. Ana Otamendi Murillo

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La palabra flatulencia procede de la latina flatus que significa “viento” o “soplo” y se utiliza para designar la acumulación molesta de gases en el tubo digestivo, a veces de origen patológico, y que se expulsan por el ano con un sonido y olor característicos.

Los gases están siempre presentes en el tubo digestivo. La mayoría de las personas producen entre 0.5 y 2 litros de gas al día y eliminan gases 10 a 20 veces diarias. Cuando los gases provienen del estómago son expulsados por la boca mediante lo que conocemos como eructos y si son generados en el intestino son expulsados por el ano y se conocen entonces como ventosidades o flatos.

Su acumulación dentro del estómago o del intestino puede ocasionar molestias debido a que las paredes abdominales se distienden provocando una hinchazón incómoda y a veces dolorosa, dependiendo tanto de la cantidad de aire producida por el organismo como del grado de susceptibilidad de cada persona al gas en el tracto digestivo.

La mayor parte de los gases producidos en el intestino son hidrógeno, anhídrido carbónico, nitrógeno y metano, que no huelen mal. El mal olor se debe a que algunas bacterias presentes en el intestino grueso producen, al digerir algunos alimentos, gases que contienen azufre, como el anhídrido sulfúrico que huele a huevos podridos.

El gas del aparato digestivo procede por una parte del que se ingiere al tragar (entre un 20- 60% del gas intestinal) y por otra del que producen de forma natural las bacterias de la flora intestinal en el proceso de digestión de los alimentos. Parte del aire que se acumula en el estómago se elimina mediante los eructos y el resto pasa al intestino delgado en donde es parcialmente absorbido. Si quedan burbujas de gas, se van desplazando con los movimientos intestinales llegando hasta el intestino grueso a donde llegan también alimentos no digeridos (fibras, algunos hidratos de carbono y almidones) que son descompuestos por algunas bacterias produciendo más gases. El tipo de alimentación y la diferencia de la flora intestinal hacen que algunas personas produzcan más gases que otras y que algunos alimentos que producen flatulencia en unas personas no lo hagan en otras.

Factores relacionados

Existen muchos factores relacionados con la aparición de gases y flatulencias.

El estrés, la ansiedad o el nerviosismo, que favorecen una mayor deglución de aire (fenómeno que se conoce como aerofagia) y una aceleración del ritmo intestinal.

Malos hábitos como el comer deprisa o en exceso, fumar, beber con pajita o a sorbos, abusar de bebidas gasificadas como refrescos con gas, gaseosa o cerveza, comer chicle o chupar caramelos duros que hacen tragar aire a menudo. La ingestión de comidas con demasiada grasa, muy ricas en hidratos de carbono o con exceso de fibra y el uso de edulcorantes como el sorbitol o la fructosa.

Tomar alimentos que no se toleran como los productos lácteos en personas con intolerancia a la lactosa.

Empleo de antibióticos que desequilibran la flora intestinal u otros medicamentos que inhiben algunas enzimas digestivas (como la acarbosa) o contienen azúcares no digeribles (como lactulosa o sorbitol) para cumplir su función.

Algunas enfermedades digestivas como la úlcera gástrica o duodenal, el síndrome del intestino irritable, el estreñimiento crónico, la enfermedad celíaca, la enfermedad de Crohn o la insuficiencia pancreática entre otras.

Tratamiento

Como ya se ha apuntado con anterioridad los gases por sí mismos no son preocupantes ni indican ninguna enfermedad grave subyacente. La primera medida que hay que tomar para mejorar la flatulencia es la de modificar el estilo de vida y los hábitos alimenticios y si estos cambios no reducen el problema se pueden tomar medicamentos antiflatulentos como la simeticona y la dimeticona que ayudan a romper las burbujas de gas que se forman en el estómago y en los intestinos y que pueden ayudar en algunas ocasiones aunque por sí solos resultan en general poco efectivos.

Recomendaciones

Se recomienda una alimentación variada y de acuerdo a las exigencias de una dieta equilibrada. Puede ser interesante realizar una encuesta dietética detallada con el fin de identificar aquellos alimentos que producen mayor cantidad de gases y así poderlos eliminar o por lo menos reducir de la dieta habitual.

Es importante comer despacio y masticar bien los alimentos para reducir la cantidad de aire deglutido, comer de forma ordenada (un primer plato, un segundo y un postre), en un ambiente relajado y tranquilo, sin interferencias (televisión, radio, prensa…), respetando los horarios y con ropa cómoda, evitando malas posturas, cinturones apretados y ropas muy ajustadas que oprimen el abdomen.

Se deben evitar las bebidas carbonatadas, las comidas muy copiosas, muy condimentadas o fuertes y aquellas que tienen mucha grasa.

No es conveniente aumentar de manera brusca e importante la cantidad de fibra de la dieta, situación que provoca un aumento de la producción de gases que suele ser temporal hasta que el organismo se adapta y deja de producirlos. Todos los cambios dietéticos se deben hacer de manera lenta y progresiva.

Se recomienda realizar una dieta “baja en gas”: Eliminar de la dieta las verduras flatulentas como la coliflor, la col de Bruselas, el brócoli, las alcachofas, los puerros, la cebolla, el pepino o el pimiento.

Cocer bien la pasta para que sea más digestiva. Reducir el consumo de legumbres secas y comerlas pasadas por el chino o pasapurés para eliminar los hollejos y mejorar su digestibilidad.

Evitar los platos muy grasos como alimentos fritos y rebozados, guisos y estofados grasos, salsas elaboradas con nata, mantequilla, manteca, quesos fuertes o tocino y bollerías grasas. Consumir carne con poca grasa, asada o a la plancha y pescado hervido o asado preferentemente.

Evitar los frutos secos, frutas confitadas y en almíbar y las ciruelas o uvas pasas.

Evitar comer pan recién horneado que es más indigesto.

Sustituir el café y el té por infusiones más digestivas.

Otras medidas que no hay que olvidar son:

  • Dejar de fumar.
  • Evitar comer chicle.
  • Comprobar que la dentadura postiza, si se usa, está bien ajustada.
  • Hacer ejercicio diariamente (caminar 20 minutos al día) para favorecer la movilidad intestinal.

Cuándo acudir al médico

Habría que consultar al médico cuando los síntomas son muy molestos o se acompañan de otros que pueden indicar la presencia de alguna enfermedad, como los vómitos, diarreas, acidez, pérdida de peso, fiebre o aparición de sangre en las heces en cuyo caso habrá que hacer exploraciones específicas para diagnosticar la enfermedad responsable del cuadro y así poder poner el tratamiento más adecuado para su solución.