Humanización en los cuidados en neonatología


Cristina Gil Burguete. Enfermera especialista en Pediatría. Unidad de Neonatología del HUN. Nora Lecumberri García. FEA Pediatría. Unidad de Neonatología del HUN. Ambas forman parte del subcomité de humanización del área de Pediatría del HUN

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Cuando se piensa en un nacimiento, en pocas ocasiones nos viene a la cabeza algo que no sea alegría e ilusión. Sin embargo, en ocasiones no todo va como se espera y el recién nacido precisa ingresar en el hospital. Es cuando nos percatamos de la existencia de las unidades neonatales, en las que se atiende a pacientes menores de un mes enfermos graves o nacidos prematuramente.

En las dos últimas décadas, los avances en investigación y tecnología han posibilitado la supervivencia de muchos niños que en anteriores etapas fallecían, y han permitido poner el foco, no sólo en esa supervivencia, sino también en la calidad y humanización de los cuidados que se proporcionan a estos pacientes, ya que se ha comprobado que son factores clave en su desarrollo físico y neurológico posterior.

En la atención a los recién nacidos prematuros y enfermos graves, a menudo es necesario aplicar técnicas diagnósticas y tratamientos que perturban su tranquilidad y bienestar. Con el objetivo de intentar conseguir garantizar el mejor futuro sin secuelas para estos pacientes, además de dispositivos y técnicas más eficaces y menos agresivas, ha cobrado mucha importancia encontrar formas de trabajar que humanicen la asistencia, favorezcan el mejor desarrollo y crecimiento de estos niños e integren a la familia en el cuidado de los mismos desde su estancia en el hospital.

Método Madre Canguro

En esta línea, se han integrado los Cuidados Centrados en el Desarrollo y Familia y la humanización como piedras angulares de la forma de trabajar y atender a los pacientes en las unidades neonatales. Entre otros aspectos, se procura nivel bajo de ruido en las unidades, luz tenue, estrategias para disminuir el dolor que las técnicas pudieran ocasionar (succión de chupete, coger en brazos, lactancia materna…) y promover la estancia de los progenitores el mayor tiempo posible con sus hijos.

Mención especial requiere el Método Madre Canguro, que consiste en que la madre o padre del recién nacido prematuro, lo coja en su pecho, en cuanto la estabilidad del niño lo permita, y lo mantenga ahí el mayor número de horas posible. Se ha demostrado que así mantienen mejor la temperatura, se aumenta el vínculo con los progenitores, se facilita la instauración de la lactancia materna y, en resumen, se le proporciona al niño un entorno en el que se encuentra más estable y, así, su cerebro inmaduro se va desarrollando en las mejores condiciones posibles, lo cual redundará en menos secuelas para el futuro.

Acorde con todo esto, se fomenta la humanización de los cuidados: posibilidad de estancia de los progenitores las 24 horas del día, se “adorna” la ubicación de cada paciente con su nombre, se celebran los “logros” con globos y se facilitan los paseos o visitas de familiares en casos de estancias largas.
En definitiva, aunque queda mucho camino por recorrer, además de los avances técnicos, la humanización y la integración de la familia han llegado para quedarse a las unidades neonatales.

CLÁUSULA DE GÉNERO: en aquellos casos en los que se utilice el género gramatical masculino o femenino para referirse a colectivos mixtos, debe entenderse que se emplean para designar de forma genérica a individuos de ambos sexos, sin que comporte intención discriminatoria alguna. El único objetivo es facilitar la lectura del documento.

AUTORAS:

Cristina Gil Burguete. Enfermera especialista en Pediatría. Unidad de Neonatología del HUN.
Nora Lecumberri García. FEA Pediatría. Unidad de Neonatología del HUN.
Ambas forman parte del subcomité de humanización del área de Pediatría del HUN.