La fiebre en los niños


Blanca Martínez Monreal y Claudia Arostegui Castillo de la Flor. Médicos Servicio Urgencias Extrahospitalarias. Maite Ruiz Goikoetexea y Berta Martínez Ganuza. Pediatras Servicio Urgencias Extrahospitalarias

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La fiebre es, sin duda, el motivo principal de consulta infantil. Se trata de un mecanismo de defensa que tiene el organismo cuando detecta a un agente externo (virus, bacteria…), frente al cual comienza a luchar. Por lo tanto no hay que ver a la fiebre como un problema sino como un aliado que está intentando vencer una infección.

¿Qué se considera fiebre?

Se define fiebre a la elevación de la temperatura normal del cuerpo por encima de 38.5º C anal o más de 38º C en la axila. No se ha demostrado científicamente que existan personas “con temperatura baja” y temperaturas inferiores a 38º C no pueden considerarse fiebre.

Y si mi hijo tiene fiebre, ¿qué hago?

En primer lugar se ha de comprobar si el niño tiene fiebre y eso no lo debemos decidir poniendo la mano en la frente de nuestro hijo sino que hay que buscar el termómetro y cuantificarla. Esto nos dará idea de la evolución del proceso, comprobaremos si la fiebre va remitiendo, si hace picos…
Además debemos mantener una temperatura ambiental que sea agradable, ni mucho frío ni mucho calor y quitarle ropa al niño porque si les abrigamos les aumentará más la temperatura con el consiguiente disconfort. Los baños de agua fría y las friegas con alcohol son medidas tradicionales que no reducen la fiebre (solo la camuflan), son muy incómodas para el niño, y además pueden ser perjudiciales por lo que deben evitarse.

Pero, ¿y si no come?

Los niños con fiebre pueden presentar escaso apetito, por lo que es importante no forzarles a comer. No obstante hay que ofrecerles abundantes líquidos, aunque sea de forma fraccionada, para evitar la deshidratación por la fiebre y por el propio sudor que van a producir.

¿Y si le doy el antitérmico y sigue con fiebre?

El mecanismo de acción de los antitérmicos no es inmediato, pueden requerir entre 45-60 minutos en actuar. Es importante que tengamos esto en mente para mantener una actitud sosegada. Como se ha comentado anteriormente, nuestro organismo se está defiendo de la infección y por lo tanto continuará elevando la temperatura; así puede ser que nuestro hijo se encuentre mejor aunque su temperatura no baje de 38º C. Debemos recordar que lo que estamos intentando aliviar es el malestar del niño.

¿Cuándo he de llevarlo a consulta?

En ocasiones en nuestro afán por aliviar el sufrimiento de nuestros hijos y dar una solución al problema lo antes posible acudimos a consulta con el primer pico febril. La fiebre es el primer síntoma de muchos procesos distintos y en la mayoría de las ocasiones es necesario esperar un período prudencial de 24-48 horas para alcanzar un diagnóstico certero. Si el niño tiene fiebre que responde a la medicación y buen estado general, no urge la consulta médica. Esta forma de actuar, evitará la sensación que tenemos de estar “todo el día en el médico” y de que el problema no se resuelva.
Y si voy a ir a la consulta, ¿he de darle antitérmicos?
¡Sin duda! Si el niño se encuentra con fiebre y malestar es mejor darle algo antes de llevarlo a la consulta; de esta forma los profesionales que vayan a examinarlo podrán hacerlo en las mejores condiciones.

¿Qué fármaco le doy?

No existe evidencia científica a favor de uno u otro antitérmico; el ibuprofeno y el paracetamol tienen la misma eficacia teórica en el manejo de la fiebre y el alivio del dolor. La dosis variará en función del peso del niño y no de su edad. Debemos tener en cuenta que el ibuprofeno no está recomendado por debajo de los 6 meses de edad. El paracetamol se puede administrar cada 4-6 horas en función de la dosis y el ibuprofeno cada 6-8 horas.
¿Si tiene fiebre puedo llevarlo a la guardería o colegio?
En general, cuando un niño tiene fiebre lo ideal es que permanezca en casa para que pueda recuperarse, además podría contagiar al resto de compañeros. Se recomiendan al menos 24 horas libres de fiebre antes de reincorporarse a su actividad habitual.

Entonces, ¿cuándo tenemos que llevar al niño a un servicio de urgencias?

Existen una serie de circunstancias en las cuales la consulta por un cuadro febril no admite espera. La primera es la edad, los menores de 3 meses que tienen fiebre deben ser vistos por su médico o un servicio de urgencias.
Esto es así porque tienen un sistema inmune aún inmaduro y la enfermedad que les está provocando la fiebre puede complicarse con mucha facilidad.
El segundo punto a destacar es el estado general. Si el niño se encuentra muy adormilado, decaído o muy irritable, si es la primera vez que ha tenido una convulsión y ésta ha coincidido con fiebre. Las convulsiones son episodios bruscos de pérdida de conocimiento con movimientos anormales, mirada fija….Es importante recordar que la probabilidad de convulsión con un cuadro febril es muy baja.
Si tiene un dolor de cabeza muy intenso y vomita frecuentemente y se aprecian signos de deshidratación ( ojos hundidos, lengua seca, orina muy oscura o ausencia de micciones…)también se recomienda la valoración por un profesional sanitario.
Es importante valorar la capacidad del niño para respirar correctamente; si tiene dificultad para respirar ( si mueve el abdomen muy rápido y muchas veces, se le marcan las costillas o se hunde el hueco que está encima del esternón) es prioritario consultar.
Finalmente si vemos que nuestros hijos presentan unas lesiones de color rojo en la piel que al presionarlas con el dedo no desaparecen; hay que consultar ya que pueden ser manifestación de trastornos graves que no admiten espera.