La importancia del cuidado del pie diabético


Mª Cristina Pérez de Albéniz Gómez . Diplomada Universitaria en Enfermería Centro de Salud de Barañain II María Lorente Cisneros . Enfermera del CAM del Complejo Hospitalario de Navarra

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Las personas diabéticas tienen más posibilidades de tener problemas en sus pies que el resto, por ello es imprescindible un buen cuidado de los pies.

La circulación de la sangre en las extremidades inferiores disminuye con la edad, reduciéndose aún más por efecto de la diabetes. Dado que también se pierde sensibilidad (por la neuropatía diabética), existe una mayor propensión a las infecciones en los pies de las personas con diabetes.

Un buen cuidado de la Diabetes debería completarse cada día con unos minutos dedicados al cuidado de los pies, que serán de gran valor para evitar complicaciones. Se trataría, fundamentalmente de tener los pies siempre en buen estado, limpios, cuidar al máximo de no hacerse heridas, rozaduras o irritaciones, que los pies no estén muy secos y prevenir deformaciones, todo ello encaminado a prevenir infecciones.

Mejorar la circulación de la sangre en las piernas y la falta de sensibilidad de los nervios en los pies. Por ejemplo, el tabaco, el calor y frío excesivos, el alcohol y otras drogas pueden hacerles daño.

¿Por qué es importante el cuidado de los pies en el paciente diabético?

En la evolución de la Diabetes, las complicaciones más frecuentes son la afectación de nervios y arterias. Las alteraciones vasculares alteran la circulación sanguínea y facilitan la aparación de edemas y de zonas mal vascularizadas, que dificultan la curación de lesiones y heridas. La neuropatía diabética provoca la pérdida de sensibilidad, atrofia muscular y dolor.

Ambas alteraciones tienen especial repercusión en los pies, aumentando con frecuencia de erosiones, pinchazos, cortes, quemaduras… que si no se cuidan se convierten en úlceras, facilitan la infección y pueden llevar a la gangrena y a la necesidad de amputaciones.

¿Cómo deben cuidarse los pies en el paciente diabético?

Para evitar la aparición de úlceras, lesiones, infecciones y necrosis en los pies, es muy importante que el paciente diabético mantenga un buen control de la glucemia y evite los factores que pueden aumentar el riesgo de lesiones vasculares y nerviosas mediante:

  • Control de la glucemia, manteniendo correctamente el tratamiento con insulina y/o hipoglucemiantes orales.
  • Dieta alimenticia que facilite la estabilidad de los niveles de glucemia en sangre, evite la obesidad y garantice adecuado aporte de proteínas, vitaminas y minerales al organismo.
  • Ejercicio físico que facilite el mantenimiento del peso adecuado, el metabolismo de la glucosa y la correcta circulación sanguínea en los pies.
  • Llevar un buen control de la tensión arterial y de los niveles de lípidos en sangre.
  • No fumar ni consumir alcohol u otras drogas.
  • Además es esencial cuidar diariamente los pies, revisándolos para vigilar si aparecen heridas, rozaduras, ampollas o grietas. Para la revisión diaria se aconseja buena iluminación natural e inspeccioando bien todas las zonas de la planta y de los espacios interdigitales con la ayuda de un espejo. Se debe acudir al médico en caso de que aparezcan lesiones, cambio de color, dolor o hinchazón en los pies.
    La correcta higiene de los pies y la elección adecuada del calzado es la estrategia básica para evitar la aparición de rozaduras, heridas, quemaduras y lesiones:
  • Lavarse los pies diariamente con agua templada (ni muy caliente-que no supere los 37 grados- ni muy fría) y jabón neutro sin olvidar las zonas entre los dedos. Se recomienda no tenerlos a remojo más de 5 minutos. También se aconseja comprobar la temperatura del agua con un termómetro de baño o con el codo, ya que es frecuente que en los pies se pueda haber perdido la sensibilidad y no se perciba la temperatura real del agua.
  • Secar bien los pies con una toalla suave y sin frotar, con especial cuidado en los espacios interdígitales. Si la piel está muy seca, se puede aplicar una crema hidratante pero con la precaución de no aplicarla en los espacios interdigitales.
  • Mantener los pies secos utilizando talco no medicinal antes de calzarse por la mañana y cada vez que se cambie de calcetines o calzado.
  • Las uñas de los pies deben cortarse con tijeras de punta roma, y en línea recta para evitar que se encarnen, sin apurar el corte ni erosionar los dedos. Es aconsejable utilizar una lima para mantener la longitud de las uñas y pulir los bordes.
  • No se deben cortar ni quitar las durezas y callos de los dedos, ni utilizar callicidas, de ser necesario, debe consultarse al Podólogo.
    No se deben utilizar pomadas, alcohol o desinfectantes para las heridas de los pies, ya que pueden irritar la piel o cambiar la coloración de la piel y de la herida, dificultando su seguimiento médico. Consulte a su enfermera que le orientará en el modo de tratarlas.
  • Los pies no deben colocarse cerca del fuego, estufas o fuentes de calor.
  • Se debe evitar el uso de ligas, gomas o calcetines con elásticos en el borde ya que dificultan la circulación sanguínea.
  • Evitar andar descalzo.
  • Utilizar crema de protección solar también en los pies si se está expuesto al sol.

Recomendaciones respecto al calzado

Los consejos con respecto al calzado son los siguientes:

  • Cambio diario de calcetines o medias que deben ser de tejidos naturales (algodón, lana, lino, hilo) y sin costuras. No se deben de utilizar medias o calceines sintéticos, con elásticos o gomas. No deben de quedar ni prietos ni flojos en la pierna y el pie. Si los pies sudan mucho o se ha hecho mucho ejercicio deberán cambiarse más de una vez al dia. Si tiene lo pies fríos, utilizar calcetines de algodón o de lana.
  • No utlizar sandalias, chanclas o zapatos que dejen los pies al descubierto.
  • Usar los zapatos siempre con calcetines. Se debe revisar el interior del calzado antes de ponérselo, para evitar que haya algún elemento (piedra, gravilla, alguna pieza del zapato..) que pueda lesionar el pie.
  • Se recomienda que los zapatos nuevos sean de piel, confortables y in costuras salientes en su interior, que se ajusten bien sin provocar lesiones o razduras en los pies, dejando espacio para los dedos, evitando las punteras estrechas, y sujetando la zona del talón adecuadamente (ni muy blando ni muy rígido). Que sean flexibles, cómodos, ligeros, transpirables, y con el suelo que no resbalen. Si los pies están muy deformados, utilizar calzado especial.
  • No llevar tacón alto ni plano (de 2 a 5 cm).
  • Se recomienda comprar el calzado al final del día, cuando los pies están más hinchados, así el zapato que en ese momento es cómodo, se garantiza que lo será a lo largo de todo el día. No debería notar roces ni presiones al probarlo.
  • Es importante que durante los primeros días de uso, los lleve poco rato (de media hora a una hora). Más adelante, alternar el uso de zapatos nuevos con los más usados. Cuando los zapatos estén deformados por el uso, sustituirlos por otros nuevos.
  • La compra de zapatos ortopédicos debe de realizarse bajo criterio y prescripción médica.
  • Es aconsejable tener más de un par de zapatos para cambiarlos cada día y alternarlos, así se garantiza una buena ventilación de los zapatos y se evita la presión siempre en las mismas zona.

Conclusión

Es fundamental que el paciente diabético vaya a revisarse los pies por el equipo sanitario periódicamente, cumpliendo sus indicaciones y vigilando las heridas y lesiones de los pies.

A diferencia de otras complicaciones de la Diabetes, una proporción significativa de esta patología es susceptible de prevención mediante una exploración protocolizada de los pies de los pacientes diabéticos (inspección del pie, exploración de la sensibilidad M.F 5.07 y pulsos periféricos) y una educación sanitaria adecuada del paciente.

Una buena protocolización de la asistencia del diabético, junto a una correcta educación del paciente en autocuidados pueden disminuir hasta en un 50% las amputaciones.