El déficit de hiero es una entidad prevalente a la que cada vez se le está dando más importancia en la práctica clínica. Los estudios recientes muestran que se trata de una deficiencia frecuente en los pacientes con insuficiencia cardíaca (hasta el 40-70% de los pacientes con insuficiencia cardíaca crónica) y se asocia con reducción de la capacidad de ejercicio, disminución de la calidad de vida y aumento de mortalidad. El déficit de hierro puede existir con o sin anemia1.
El papel del hierro en el organismo
El hierro es un elemento esencial para la formación del grupo hemo de la hemoglobina (unas 3/4 partes del hierro total) en los hematíes y también desempeña importantes funciones a nivel celular en un elevado número de reacciones y sistemas moleculares del organismo, jugando un papel principal en el metabolismo oxidativo (cadena respiratoria mitocondrial, enzimas que intervienen en reacciones de oxidación-reducción donde se produce energía) y otros procesos del organismo, como la β-oxidación de los ácidos grasos 2.
Estas funciones explican porqué la deficiencia de hierro no se limita solamente a alterar la eritropoyesis, y la posibilidad de producir una anemia sino que afecta también a la producción celular de energía (especialmente en aquellos órganos que tienen una elevada demanda, como los miocitos y miocardiocitos del corazón2). Cuando los niveles de hierro a nivel celular son bajos, se reduce la actividad de la cadena respiratoria mitocondrial, produciéndose entonces menos ATP (energía), lo que provoca una reducción en la capacidad de ejercicio y mayor cansancio físico.
Diagnóstico del déficit de hierro
Las guías actuales de la Sociedad Europea de Cardiología recomiendan que se debe considerar evaluar el estado del hierro en el organismo en aquellos casos de insuficiencia cardíaca que se diagnostican por primera vez y en el resto de casos, se debería determinar los niveles de hierro si el paciente se encuentra sintomático con astenia (cansancio) o disnea (sensación de falta de aire). Además se recomienda en todos ellos reevaluar el estado férrico una o dos veces al año o si el paciente ha sido hospitalizado por descompensación cardíaca. El déficit de hierro puede ser absoluto (se considera como tal si la Ferritina en sangre se encuentra en niveles inferiores a 100 pg/L o relativo si el IST (índice de saturación de transferrina) es inferior al 20% en presencia de niveles de ferritina no tan bajos (entre 100 y 300). En ambos casos se ha visto que el tratamiento es capaz de aportar mejoría clínica.
El déficit de hierro es una afección tratable con efectos beneficiosos demostrados
Varios estudios han demostrado resultados favorables del tratamiento con hierro en pacientes con insuficiencia cardíaca con fracción de eyección reducida (menor fuerza de contracción del corazón) que presentan déficit de hierro. Se ha observado mejoría en la capacidad de ejercicio y en la calidad de vida, así como una disminución en el número de hospitalizaciones en estos pacientes. Dados sus beneficios y escasos efectos adversos, los expertos y los documentos de consenso recomiendan ampliar la recomendación del tratamiento también en pacientes con insuficiencia cardíaca con fracción de eyección conservada.
Aunque el hierro oral es un tratamiento adecuado para el tratamiento de la ferropenia en la población general, es el tratamiento con hierro intravenoso es el que se ha demostrado eficaz en pacientes con insuficiencia cardíaca. El hierro por vía oral no es tan eficaz pues solo repone mínimamente las reservas de hierro en los pacientes con insuficiencia cardíaca, debido a que se encuentra reducida la absorción intestinal de hierro en estos casos y hasta el 60% presentan además intolerancia gastrointestinal.
El hierro intravenoso se administra en una o varias sesiones (dependiendo de la magnitud del déficit de hierro) de breve duración (inyección en unos 15 minutos) mientras el paciente está hospitalizado o acude de manera ambulatoria a un hospital de día de insuficiencia cardíaca, sin necesidad de quedarse ingresado en el hospital. El preparado que se administra actualmente (Carboximaltosa férrica) se tolera bien en la gran mayoría de los casos y es un tratamiento seguro en pacientes con insuficiencia cardíaca. Los efectos secundarios que pueden ocurrir (de un 1 a un 10% de pacientes) son mareo, cefalea (dolor de cabeza), molestia en el lugar de la inyección y náuseas. Los pacientes con mayores probabilidades de presentar algún efecto adverso son aquellos con infecciones agudas o crónicas y con antecedentes de alergia o asma grave y los que padecen ciertas enfermedades sistémicas como lupus eritematoso y artritis reumatoide3 Por seguridad, el paciente debe permanecer en observación durante 30 minutos después de la inyección.
Posteriormente, se debe volver a evaluar los niveles de hierro con analítica a los 3 meses para comprobar que el tratamiento ha sido efectivo o si no lo ha sido proporcionar una administración adicional de hierro además de ampliar el estudio diagnóstico en determinados casos.
El déficit de hierro es una entidad prevalente en los pacientes con cardiopatía y es necesario evaluarlo pues se dispone un tratamiento efectivo que ha demostrado beneficios importantes como mejoría en los síntomas con aumento de la capacidad de ejercicio, ganancia de calidad de vida y reducción en el número de hospitalizaciones en insuficiencia cardíaca.
Bibliografía:
1 Manito N, Cerqueiro JM, Comín- Colet J et al. Consensus of the Spanish Society of Cardiology and the Spanish Society of Internal Medicine on the diagnosis and treatment of iron deficiency in heart failure. Rev Clin Esp 2017;217:35-45.
2 Cairo G, Bernuzzi F, Recalcati S. A precious metal: Iron, an essential nutrient for all cells. Genes Nutr. 2006;1(1):25-39.
3 Wang C, Graham DJ, Kane RC et al. Comparative risk of anaphylactic reactions associated with intravenous iron products. JAMA 2015;314:2062-2068.