La odontología deportiva se encarga de las influencias que tiene la salud bucodental en el rendimiento físico de los atletas y viceversa. También se estudia cómo algunas prácticas deportivas influyen en la salud oral. Tiene por tanto dos funciones muy diferenciadas: la prevención de los daños y el tratamiento de las lesiones provocadas. La medicina de hoy apunta a la prevención y la odontología también.
La incorporación del deporte en la vida cotidiana de muchas personas ha despertado gran interés, pero esta práctica deportiva tiene una estrecha relación con la salud bucodental ya que el estado de salud oral puede afectar al desarrollo de la práctica deportiva y el deporte a su vez puede influir de manera negativa en la boca sino se adoptan una serie de recomendaciones y precauciones.
La boca suele ser una de las partes del cuerpo que menos cuidamos. Sin darnos cuenta podemos padecer algún tipo de enfermedad oral y que desemboque en problemas de mayor índole en el resto del organismo, afectando directamente órganos como el corazón, estómago, hígado y todo el sistema músculo esquelético.
Un ejemplo lo encontramos en una investigación llevada a cabo en 2003 a un conocido equipo de futbol, que demostró que una mala salud bucodental puede además provocar problemas de equilibrio, lesiones, calambres musculares o dolores de cabeza.
Cuando el estado bucal pone en riesgo la eficacia deportiva
Las infecciones de origen bucal ocasionadas por enfermedades en las encías o por caries, que generan productos inflamatorios, pueden diseminarse por vía sanguínea afectando músculos, tendones y articulaciones. La presencia de focos infecciosos favorece la aparición de fatiga muscular, desgarros o roturas de fibras, inflamación o dolor articular e impiden que la recuperación muscular sea rápida.
Por otra parte la falta de piezas dentarias dificulta la buena trituración de los alimentos, tan importante para la adecuada asimilación de los nutrientes Además, la mala posición o la mala oclusión de los dientes, puede favorecer la retención excesiva de placa bacteriana y /o el riesgo de padecer traumatismos. Finalmente la respiración bucal puede alterar el rendimiento deportivo debido a un fallo en la buena oxigenación.
Cuando el deporte influye en la salud bucal
Debemos tener en cuenta que hay ciertos deportes en los que hay mayor “contacto” y por lo tanto mayor posibilidad de que se produzcan traumatismos dentales, periorales o de la articulación temporomandibular.
Es muy común el ingerir ciertos alimentos como las barritas nutritivas, los geles o los batidos que pueden favorecer la aparición de placa bacteriana. Así mismo las bebidas deportivas consumidas en grandes cantidades pueden producir erosiones dentales debido a la acidez de su composición.
Otros factores como la sequedad bucal, pueden aumentar el riesgo de sufrir caries o enfermedades periodontales. El estrés al que se ven sometidos algunos deportistas puede desencadenar bruxismo o apretamiento lo que puede desembocar en contracturas en el cuello, la espalda o la aparición de dolores de cabeza o en la columna.
Finalmente la práctica tan habitual de masticar chicle, obliga a la mandíbula a realizar un trabajo extra, desencadenando sobrecargas musculares, dolores de cabeza y hasta contracturas en la zona cervical.