La práctica deportiva en verano


Javier Miguel Aquerreta Cangas

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Una de las especialidades del ser humano en general son los propósitos, habitualmente los buenos propósitos: mañana dejo de fumar, dejo de mosquearme en el coche, dejo el chocolate, empiezo a comer más sano. Lo que sea para sentirnos mejor, si no por mejorar nuestro estilo de vida, sí al menos por proponérnoslo.

Como los inicios vacacionales suelen ser épocas elegidas para estos cambios y, aprovechando que el veranito, con el calor, el aumento de tiempo para el ocio y esa necesidad imperiosa de lucimiento epidérmico que nos asalta suele ser un momento propicio para ello, hoy vamos a dar una serie de consejos para hacer ejercicio en verano.

Empezaremos recalcando las excelencias del ejercicio físico para una mejor calidad de vida, para sentirnos bien, eliminar toxinas e, incluso, liberar tensiones por el estrés típico de coyunturas como la actual. Una vez dejado esto claro, las condiciones climatológicas de la estación estival hacen que sean necesarias unas mínimas precauciones antes de calzarnos las zapatillas y ponernos el chándal, la camiseta o el bañador. Estas precauciones vienen dictadas por el sentido común en la mayoría de las ocasiones:

  • Protegerse contra el sol si nuestra actividad se desarrolla al aire libre, que sería lo deseable en verano. Utilizar cremas solares con el factor de protección adecuado para nuestra piel y utilizar algún tipo de prenda para cubrir la cabeza.
  • Tener cuidado con el exceso de calor: Evitar el ejercicio a las horas de más calor. Lo recomendable sería el deporte a las primeras horas de la mañana o las últimas de la tarde. Hidratarse bien. Llevar o tener a mano agua o alguna bebida isotónica, la importancia de la hidratación se multiplica si hablamos de ejercicios de larga duración o la actividad realizada implica sudar mucho. Utilizar ropa que transpire, que deje evaporar el sudor. Dicha evaporación es imprescindible para la eliminación del exceso de temperatura corporal que implica la realización de un esfuerzo.
  • Obviamente será muy importante estar atento a los síntomas de un golpe de calor: Dolor de cabeza, debilidad muscular, mareo, nauseas, vómitos, taquicardias… En caso de presentarlos, echarse a descansar a la sombra en un lugar lo más fresco posible, hidratarse bien (nada de alcohol, la cervecita dejarla para el paseo o la terraza nocturna) y si la sintomatología no cede sola, acudir a un centro médico urgentemente.
  • Si el ejercicio lo vamos a realizar en el agua, dos precauciones básicas aparte de saber nadar y no meterse donde no se esté seguro: Evitar los cambios bruscos de temperatura, meterse en el agua fría cuando el cuerpo esta muy caliente es dar el primer paso hacia la hidrocución. La segunda, no tirarse de cabeza al agua sin conocer bien que nos vamos a encontrar en el fondo o a que distancia está dicho fondo. Desoír este consejo puede llevar a lesiones cervicales, incluyendo la tetraplejia.

Para terminar con este repaso, señalar que si no estamos acostumbrados a hacer ejercicio o tenemos algún tipo de patología previa, es recomendable consultar con el médico nuestras posibilidades y limitaciones, inclusive hacer un chequeo previo; lo hacemos con el coche antes de salir de vacaciones y, generalmente, el del taller será más caro y, en caso de avería, los repuestos son mucho más difíciles de conseguir para nuestro cuerpo.

También recordar que el deporte es más sano cuanto menos competitivo resulte, que la intensidad recomendable es la moderada y que deberemos llegar a casa cansados, pero con hambre y la satisfacción del deber cumplido. Nunca tan agotados que no nos apetezca ni comer.