La vasectomía (Imagen 1) es una técnica quirúrgica eficaz de esterilización quirúrgica masculina permanente, que consiste en la interrupción de la continuidad del paso de espermatozoides por el conducto deferente.
Tras la misma es muy importante un control postquirúrgico mediante la realización de al menos dos espermiogramas que confirmen la ausencia de espermatozoides en el eyaculado, ya que no hay ninguna técnica de vasectomía que garantice una eficacia del 100% (siendo el riesgo de recanalización de los conductos deferentes <1%). En general los pacientes logran la azoospermia a los 3 meses de la cirugía o bien tras 20 eyaculaciones.
Pero una vez alcanzado este estado de esterilidad y pese a que la vasectomía es un procedimiento quirúrgico voluntario y solicitado por los pacientes, en algunos casos bien por cambios de pareja u otras causas personales, el paciente desea volver a tener hijos.
¿Es posible la concepción una vez realizada la vasectomía?
La respuesta es sí. Mediante las técnicas quirúrgicas de corrección de la vasectomía se puede llegar al éxito de la recanalización en un 90%. Dicho resultado dependerá tanto de la técnica quirúrgica con la que se realizó la vasectomía, como de la técnica quirúrgica de la corrección de la misma, y de si esta es aplicada en uno o ambos deferentes. Pero sobre todo, el factor más importante en el éxito de la recanalización es el tiempo entre la vasectomía y la corrección de la misma, ya que cuanto mayor sea este, menor será la tasa de embarazos.
Entre las técnicas quirúrgicas de corrección de la vasectomía se encuentran la vasovasostomía (unión de los dos cabos de deferente previamente seccionados (Imagen 2) y la epididimovasostomía (unión entre el epidídimo y el deferente (Imagen 3).
Otras opciones quirúrgicas que no revierten la vasectomía pero que permiten la fecundidad de los pacientes, son la recogida epididimaria o testicular de espermatozoides mediante aspiración o biopsia, que posteriormente serán usados en técnicas de reproducción asistida.