El liquen escleroso o escleroatrófico vulvar es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a la vulva. Se da en un 3% de las mujeres adultas y en 0.1% de niñas, aunque estos datos podrían estar infraestimados y la prevalencia de esta entidad podría ser mayor.
Sus síntomas más típicos son el picor y dolor vulvar, que puede resultar muy incapacitante, llevando a sangrado por rascado. También se puede producir dolor durante las relaciones sexuales y molestias durante la micción. Puede producir afectación de la zona anal, causando también picor, molestias con la defecación y fisuras anales.
El diagnóstico se realiza mediante la exploración física realizada por un médico (puede no ser sencillo), apreciando la piel atrófica, fina, de color blanquecino, con erosiones y fisuras, abarcando clítoris, labios mayores y menores, periné y ano.
A veces para el correcto diagnóstico es necesaria una biopsia de la zona, para confirmar la lesión mediante el estudio de las células al microscopio.
¿Y por qué a mí?
La causa del liquen escleroatrófico es desconocida. Se ha asociado con diversos factores de riesgo, como las enfermedades autoinmunes y la Borrelia burgdorferi (bacteria causante de la Enfermedad de Lyme, transmitida por garrapatas). También se ha visto agregación familiar, lo que lleva a pensar que exista un componente genético. Además, el hecho de que se presente típicamente en mujeres perimenopáusicas y en niñas, hace pensar que pueda haber cierta influencia hormonal, aunque esta todavía no se ha logrado demostrar.
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento se hace, por lo general, con pomadas de corticoesteroides, que, se deberán administrar de manera continua, ya que se trata de un trastorno crónico. Se debe aplicar la mínima dosis eficaz para disminuir los síntomas. Hay mujeres a las que este fármaco no les funciona lo suficiente, por lo que hay que recurrir a otro tipo de tratamientos.
Es importante instaurar el tratamiento de manera precoz, ya no solo para la mejoría de los síntomas, sino para intentar evitar la evolución de las lesiones y reducir las secuelas.
Puede ayudar a la mejora de los síntomas el evitar irritantes y no usar prendas ajustada.
En cualquier caso, el liquen escleroatrófico debe ser tratado, aunque no presente síntomas.
¿Qué puedo esperar tras el inicio del tratamiento?
Tras haber dado con el tratamiento adecuado a su caso, con el que presente mejoría, deberá seguir los controles estipulados con tu ginecólogo ya que, aunque no es muy frecuente, el liquen escleroatrófico puede dar lugar a cáncer de vulva. Es importante que consulte si aparece una lesión vulvar que no estaba previamente o el tratamiento deja de ser tan efectivo.
¿Qué otras patologías pueden presentar picor genital?
Aunque este artículo está dedicado al liquen escleroatrófico, es importante saber que no todos los casos de picor vulvar acaban con este diagnóstico, de hecho, es uno de los diagnósticos menos probables.
Lo más frecuente es que se deba a alteraciones cutáneas irritativas (alergia a tejidos, jabones, detergentes de la ropa…) o a una infección cutánea por hongos. Además, otras enfermedades dermatológicas como la psoriasis o la dermatitis atópica, pueden tener afectación en esta zona, además de en otras partes del cuerpo.
El cese de la producción de estrógenos tras la menopausia también lleva a atrofia de la zona genital, que se acompaña a menudo de sequedad vaginal y picor, así como molestias con las relaciones.
El tratamiento en todas estas patologías es distinto al del liquen escleroatrófico, por lo que es preciso un diagnóstico médico para iniciar tratamiento adecuado.
AUTORES
Cristina Luna Álvarez, Ligia Gil Melgosa, Verónica Gómez García, Marta Benito Vielba, Victoria Pallarés Arnal y Marta Castellá Segarra.
Facultativos Especialistas Ginecología y Obstetricia. Hospital de Barbastro. Huesca