En este artículo nos vamos a centrar en las cirugías que se realizan para tratar los síntomas ocasionados por un crecimiento prostático benigno o la obstrucción que produce la próstata a la salida de la orina. Es uno de los problemas de salud más frecuentes en los hombres a partir de los 50 años aproximadamente. Aunque sólo la padecen el 60% de los varones mayores de 60 años, este porcentaje se acerca al 90% cuando el paciente supera los 75 años de edad.
Para poder realizar estos procedimientos, en primer lugar, su Urólogo ha tenido que descartar previamente que pueda existir un cáncer en su próstata, ya que el tratamiento del cáncer de próstata es completamente diferente.
Lo habitual, es que, si existen problemas para orinar derivados de la obstrucción ocasionada por la próstata, el tratamiento inicial sean diversos medicamentos que relajan la próstata y pueden llegar a disminuir su tamaño. Si con esto no es suficiente, si el paciente prefiere no tomar medicación o no puede asumir su coste, etc, se puede pasar a cirugía de la próstata.
En todos los casos, se elimina el tejido de la parte interna de la próstata, pero se respeta la cápsula prostática que es la parte más externa. La extirpación completa de la próstata incluyendo la cápsula sólo se realiza cuando existe un cáncer de próstata y a este procedimiento se le llama Prostatectomía radical.
Opciones más comunes
- Láser verde. Consiste en eliminar una parte del tejido central de la próstata mediante vaporización con láser. Su principal ventaja es que produce menos sangrado que las técnicas tradicionales. La desventaja de esta técnica es que produce a corto plazo mucha sintomatología irritativa (urgencia y escozor al orinar) y que no permite obtener tejido para enviarlo a analizar en anatomía patológica.
- Resección transuretral (RTU) de próstata. Se accede a través del conducto de la orina (uretra) con un aparato que permite ver la zona interna de la próstata y cortar láminas de la misma. Es la técnica más utilizada actualmente, que nos permite abordar próstatas de casi cualquier tamaño en manos expertas, aunque puede tener cierta limitación en próstatas muy grandes.
- Adenomectomía abierta. Requiere hacer una incisión en la piel desde el pubis hasta prácticamente el ombligo. Es la técnica más agresiva de las existentes, con pérdidas de sangre mayores y riesgo de infección de la herida. Se suele reservar para próstatas de muy gran tamaño.
- Adenomectomía laparoscópica. Consiste en la extirpación de la zona central de la próstata, trabajando mediante material de laparoscopia dentro del abdomen. Posteriormente el tejido se debe extraer ampliando un poco la herida que se hace cerca del ombligo. Sin embargo, es una opción que, a día de hoy, no se encuentra contemplada dentro de las opciones que se recogen en las guías europeas de Urología.
- Enucleación prostática con láser de Holmio (HOLEP). Consiste en la extirpación de prácticamente la totalidad del tejido de la zona central de la próstata por vía endoscópica, es decir, a través de la uretra, utilizando para ello un láser que permite separar la zona central de la zona periférica. Posteriormente esa parte central se fragmenta en pequeños trozos dentro de la vejiga con un instrumental especial (morcelador) para poder extraerla sin tener que realizar ninguna incisión. Se puede emplear incluso en próstatas de gran tamaño y es segura en pacientes que toman medicación anticoagulante porque produce menos sangrado que otras técnicas. Además, requiere menor estancia hospitalaria y menor tiempo de sonda vesical tras la cirugía comparándola con la técnica abierta y la RTU. Por todas estas ventajas, hoy en día se considera el tratamiento de elección.
Por tanto, las opciones son muchas. Es necesario estar informado de las distintas alternativas y dejarse aconsejar por el Urólogo para saber cuál es la técnica más conveniente para su caso concreto.
AUTORES
Mónica Sanz del Pozo, Ángel García de Jalón Martínez, Raquel Espílez Ortiz, José Manuel Sánchez Zalabardo. Adjuntos.
Amaia Arrizabalaga Solano, Ana Aldaz Acín, Inés Giménez Andreu. Residentes.
María Jesús Gil. Jefa del Servicio de Urología
Hospital Universitario Miguel Servet.