Onicofagia


Ana Belén Mongío Pardo, Esmeralda Lobera Salvatierra, Almudena Cañardo Yebra, Lucía Rivarés Garasa, Isabel Torrés Jurado, Lucía Iglesia Carnicer y Montserrat Opla Ascaso. Óscar Sambía Novellón. Enfermero de Especialidades Médicas. H.G. San Jorge. Huesca

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Etimológicamente la onicofagia deriva de la unión de dos palabras griegas “onyx” y “phagein” que significan uña y comer respectivamente.

Morderse las uñas es un mal hábito muy extendido y asociado al estrés o ansiedad, trastornos psicosomáticos o simplemente a la imitación. Se trata de un hábito inconsciente que se adquiere por repetición y sobre el que el individuo no tiene control voluntario.

Es más frecuente durante la infancia y adolescencia con mayor prevalencia entre el sexo femenino. En ocasiones se mantiene a lo largo de la edad adulta.

La consecuencia más visible de la onicofagia es principalmente estética y afecta al aspecto de las uñas, observándose uñas quebradizas que presentan distintas capas, malformaciones o crecimiento desigual, lesiones en las cutículas, estos problemas unidos al malestar psicológico pueden despertar sentimientos de vergüenza en la persona, que puede aumentar al tener que enfrentarse a situaciones cotidianas como buscar trabajo o el simple acto de presentación a otra persona.

Entre los problemas asociados a la onicofagia podemos destacar la paroniquia, se trata de una lesión de la piel de alrededor de la uña que produce irritación, enrojecimiento e hinchazón y dolor y que en casos graves pueden aparecer ampollar o abscesos.
Algunos estudios relacionan alteraciones en la articulación temporomandibular con la onicofagia y lesiones nivel dental provocada por los microtraumatismos que producen desgaste del esmalte, hipersensibilidad dental, caries, lesiones en las encías y mala oclusión de los incisivos.

No hemos de olvidar que la onicofagia es un problema médico y que su tratamiento debe llevarse a cabo por profesionales sanitarios destacando la importancia desde un enfoque psicológico, trabajando diversos aspectos como modificación de la conducta, facilitar herramientas que ayuden a gestionar las emociones, enseñar técnicas de respiración y relajación, reducir pensamientos obsesivos que se relacionen con esta conducta y aumentar la autoestima entre otros.

En ocasiones, la fuerza de voluntad de la persona es suficiente para superar el hábito de morderse las uñas sin necesidad de requerir terapias o tratamientos realizadas por profesionales.

Existen multitud de remedios naturales y consejos que en muchas ocasiones son suficientes para superar y abandonar este hábito tan extendido entre nuestra sociedad y de los que haremos una pequeña mención a continuación.

Las uñas deben estar cortas y bien limadas, incluso se recomienda pintarlas para que la señal visual nos recuerde que no debemos morderlas o utilizar uñas postizas que además ayudan a que las uñas dañadas se recuperen.

Aplicar esmaltes transparentes “amargos” de venta en farmacias o aceites naturales, como árbol de té o aceite de neem, ambas presentaciones poseen un sabor desagradable que disuade instantáneamente de llevar a cabo este acto repetitivo a la vez nos protege las uñas. También podemos aplicar pimienta picante, ajo o limón, teniendo precaución sobre todo en niños pequeños ya que podrían producirse lesiones en la boca.
Mantener la boca ocupada, comer caramelos o masticar chicle (sin azúcar), chupar raíces de regaliz o jengibre en los momentos de mayor ansiedad.

Usar guantes durante todo el tiempo que sea posible, estos actúan a modo de barrera física. Se aconseja su uso cuando no estemos realizando ninguna tarea con nuestras manos (viendo la televisión, hablando…).
Tener siempre cerca una pelota o muñeco antiestrés, está comprobado que reduce la ansiedad, estrés y angustia en momentos puntuales.

Introducir en la dieta infusiones relajantes a partir de hierbas naturales como tila, melisa, valeriana, pasiflora o incluso productos preparados que combinan varias, olvidarnos de las bebidas estimulantes, café, bebidas energéticas, alcohol… Además, podemos incluir alimentos ricos en vitaminas del grupo B y ácidos grasos Omega 3 como pescados azules, frutos secos (mejor tostados o crudos), aguacate, avena, semillas de chía o de lino, legumbres, lácteos, huevos, carnes magras y verduras de hoja verde entre otros.

La tecnología también puede ayudar a erradicar esté hábito nocivo en forma de aplicación para el móvil, estas aplicaciones son gratuitas e incluyen una guia de consejos prácticos.

Como resumen hay que recordar que ninguno de estos remedios y consejos funciona si no se tiene con una gran fuerza de voluntad, tener pensamientos positivos y volver a intentarlo después de un fracaso nos ayudara a conseguir el objetivo.

¡¡Ánimo!!

 

 

AUTORES

Ana Belén Mongío Pardo, Esmeralda Lobera Salvatierra, Almudena Cañardo Yebra, Lucía Rivarés Garasa, Isabel Torrés Jurado, Lucía Iglesia Carnicer y Montserrat Opla Ascaso.
Enfermeras de Especialidades Médica. H.G. San Jorge. Huesca
Óscar Sambía Novellón. Enfermero de Especialidades Médicas. H.G. San Jorge. Huesca