Con la llegada del buen tiempo y el verano a la vuelta de la esquina hace que muchas personas quieran deshacerse de esos kilos de más y comiencen la famosa “operación bikini”. Pero esta operación desgraciadamente lleva a que muchas personas deseen conseguir ese cuerpo escultural en tiempo récord y con el mínimo esfuerzo posible, existiendo la tentación de caer en una dieta milagro y, muchas veces unido a este tipo de dieta, la toma de productos adelgazantes que prometen grandes resultados en un corto periodo de tiempo. Pero, ¿son estas dietas realmente efectivas? ¿Entrañan algún tipo de riesgo para nuestra salud?
Si nos paramos a pensar en todas las dietas que popularmente se conocen, podemos observar, en una gran mayoría, un punto en común, éste es el exceso de proteínas o las llamadas dietas hiperproteicas.
Todos sabemos que las proteínas son un nutriente muy importante para nuestro organismo sin el cual no podría ser posible nuestra vida, pero debemos de saber también que tan perjudicial es su escasez como su exceso.
Las dietas hiperproteicas se basan en la creencia de que la proteína es saciante, pero lo cierto es que diversos estudios no apoyan esta creencia.
Otro de los reclamos de este tipo de dietas es que conserva la masa magra, es decir, nuestra masa muscular. Lo cierto es que solo se necesita 1g de proteína por cada kilo de nuestro peso para conservar la masa muscular, y esto es algo que se da en todas las dietas hipocalóricas equilibradas.
Riesgos
Cabe destacar, que este exceso de proteínas entraña una serie de riesgos:
• Debilidad
• Riesgo de fractura ósea (el exceso de proteínas hace que se favorezca la eliminación de calcio a nivel de riñón)
• Ganancia de peso a largo plazo
• Síndrome metabólico
• Daño renal
• Desórdenes gastrointestinales
• Pérdida de autoestima
• Depresión
• Alteraciones en el comportamiento alimentario
Además, otro punto en común de este tipo de dietas es la eliminación o gran limitación de los hidratos de carbono, es decir, de pasta, arroz, pan, patata… con el consecuente perjuicio que esto supone.
Los hidratos de carbono son el nutriente tabú para mucha gente, ya que estos son nuestra principal fuente de energía, muchas personas deciden eliminarlos para reducir su ingesta calórica. Es cierto que un exceso de hidratos de carbono hace que se almacene en forma de grasa por el ahorro energético, pero debemos de ser realistas y conocer su importancia.
Los hidratos de carbono y el cerebro
Quizás lo más importante a conocer, además la cantidad de fibra y vitaminas del grupo B que contienen, sea que nuestro cerebro únicamente utiliza los hidratos de carbono para funcionar, si eliminamos éstos, el organismo deberá fabricar otras sustancias para alimentarlo, estas sustancias son los cuerpos cetónicos. El exceso de cuerpos cetónicos conlleva a diversos efectos secundarios, siendo destacados los mareos y dolores de cabeza, náuseas, posibles arritmias cardiacas y pérdida de masa muscular.
La Federación Española de Sociedades de Alimentación, Nutrición y Dietética (FESNAD), con la colaboración de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) no avalan la capacidad adelgazante de las dietas hiperproticas, además, avalan que tal consumo de proteínas podría incrementar el peso y la circunferencia abdominal; perjudicando a la salud no solo por el desequilibrio nutricional, sino también por un aumento en la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2 y de mortalidad, entre otros riesgos.
Cierto es que con este tipo de dietas se consiguen resultados en un corto periodo de tiempo, pero cabe recordar su “efecto yo-yo”. Éste se da por reducir las calorías de manera intensa, haciendo que el metabolismo de haga lento y que la mayor parte del peso perdido sea de agua (provocando una deshidratación) y masa muscular; al incorporar de nuevo la alimentación habitual, el cuerpo recuperará toda el agua perdida haciendo incluso que suba el peso por encima del valor inicial.
Recuerda que lo realmente efectivo no es lo que se consigue en unas semanas y se recupera tras el abandono del régimen, sino lo que se consigue de manera gradual y que se hace permanente en el tiempo, con una bajada de peso progresiva y mantenida, obtenida mediante una alimentación equilibrada, adaptada y acompañada de ejercicio físico. Para ayudarte en el seguimiento y orientación, no dudes en consultar a un dietista-nutricionista, piensa que la salud es tu tesoro más valioso.
Decálogo para una alimentación saludable
1) Práctica la dieta equilibrada.
2) Realiza 3 comidas principales y 2 tentempiés.
3) Incluye alimentos ricos en fibra.
4) Limita las grasas.
5) Escapa de las “calorías vacías”.
6) Cocina ligero, modera los guisos pesados.
7) Si comes fuera de casa, escoge como primera opción la ensalada, con un segundo de
pasta o arroz y pescado o carne.
8) Bebe aproximadamente 2 litros de agua al día.
9) Modera la sal y las especias fuertes ya que estimulan tu apetito.
10) Vete a la compra sin hambre y con una lista predeterminada.
“Que la comida sea tu alimento y tu alimento tu medicina” Hipócrates.