La neumonía es la infección del parénquima pulmonar, con afectación de los espacios alveolares que son ocupados por microorganismos y células inflamatorias. Es una infección frecuente y seria que aún constituye una causa importante de morbi-mortalidad.
La incidencia de las Neumonías Adquiridas en la Comunidad (NAC) en adultos en España es de 1,6-1,8 episodios/1000 habitantes/año. Tiene predominio invernal y es más frecuente en ancianos varones. El porcentaje de casos que va a precisar tratamiento en régimen de ingreso hospitalario es muy variable y oscila entre el 22 y el 61% de los que aproximadamente un 9% requerirán asistencia en unidad de cuidados intensivos.
El diagnóstico microbiológico de la NAC, incluso cuando se emplean métodos invasores de diagnóstico para obtención de muestras respiratorias, es desconocido hasta en un 50% de los casos. Sin embargo, por diversos estudios sabemos que el germen mas frecuentemente involucrado continúa siendo el Streptococo pneumoniae; Micoplasma pneumoniae y el virus de la gripe también son causas frecuentes de este tipo de neumonías. Ocasionalmente, algunos gérmenes, como la Legionella, pueden presentar brotes epidémicos.
La prevención de la NAC se puede efectuar mediante la lucha contra los patógenos que la causan, cuyo prototipo sería la vacunación específica contra el neumococo, o bien intentando suprimir las condiciones de riesgo que favorecen la presentación de NAC, mediante la vacunación antigripal y la lucha contra el tabaquismo.
Vacunación antigripal: en España la epidemia gripal ocurre en la época invernal, afecta entre el 1 y 5% de la población y entre el 40 y 50% de las personas mayores de 65 años. La vacuna antigripal ha demostrado ser efectiva para prevenir o atenuar la enfermedad viral, tanto en ancianos como en jóvenes.
Su eficacia depende de la similitud entre la secuencia viral circulante y la de la vacuna administrada, y puede llegar a prevenir la enfermedad entre el 70 y 90% de las personas sanas menores de 65 años.
En sujetos mayores o con enfermedades crónicas debilitantes, aunque su eficacia es algo menor, puede atenuar la enfermedad producida por el virus de la gripe, provocando menos infecciones del tracto respiratorio inferior y menos neumonías consecuentes y disminuyendo la morbi-mortalidad asociada a la infección gripal.
En la actualidad, se recomienda de forma prioritaria la vacunación antigripal en aquella población de riesgo elevado de tener complicaciones como puede ser, entre otros, los mayores de 65 años y las personas con enfermedades broncopulmonares crónicas, incluida el asma, también está recomendada en la población con riesgo de transmisión de la gripe a personas de riesgo, como puede ser el personal sanitario y en las personas que realizan servicios especiales a la comunidad (dependientes y cajeros en establecimientos públicos, por ejemplo).
Vacuna neumocócica: en la actualidad existen dos tipos de vacunas antineumocócicas: la vacuna polisacarida 23-valente, que contiene los polisacaridos capsulares purificados de 23 serotipos causantes del 85% de las infecciones neumocócicas en niños y adultos, y es efectiva para prevenir la enfermedad neumocócica invasiva (bacteriemia y meningitis) provocada por los serotipos nates mencionados, y la vacuna heptavalente-congujada, que protege contra los siete serotipos que causan la mayoría de las otitis media, neumonía y meningitis en niños.
La vacuna antineumocócica provoca una respuesta inmunitaria humoral que disminuye a partir de los 5 ó 10 años de la vacunación. Después de la administración produce leves efectos secundarios locales en la mitad de los casos y rara vez fiebre.
Con la información actualmente disponible, la eficacia de esta vacuna puede considerarse como moderada. El debate se debe a que la mayoría de los estudios respecto a ella, tienen diseños con grados de evidencia científica débiles y su eficacia en la personas con enfermedades crónicas debilitantes es menor, población considerada diana. Pese a ello, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), recomienda la utilización de la vacuna 23-valente entre otras en las personas mayores de 65 años y en aquellas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) al margen de la edad. En nuestra Comunidad, y desde hace unos meses, el Departamento de Salud del Gobierno de Navarra aprobó su utilización en esos casos.
Lucha contra el tabaquismo. Los fumadores tienen un riesgo cuatro veces superior de padecer una enfermedad neumocócica invasiva que los no fumadores, de hecho, el tabaquismo constituye el principal factor de riesgo de enfermedad invasiva por S. Pneumoniae en personas jóvenes. Además, aumenta el riesgo de NAC y la incidencia y gravedad de las neumonías debidas a varicela y Legionella. El cese del hábito tabáquico disminuye a la mitad el riesgo de presentar NAC en los cinco años subsiguientes al abandono del consumo.
Vitaminas. El uso profiláctico de la vitamina C para prevenir la neumonía debe investigarse más a fondo en las poblaciones con elevada incidencia de neumonía, especialmente si la ingesta de vitamina C en la dieta es baja. De igual manera, los efectos terapéuticos de la vitamina C deben estudiarse especialmente en los pacientes con concentraciones bajas de vitamina C en el plasma. Las pruebas actuales son demasiado débiles para abogar por el uso profiláctico generalizado de la vitamina C para prevenir la neumonía en la población general. Sin embargo, el suplemento terapéutico con vitamina C puede ser razonable en los pacientes con neumonía que tienen niveles bajos en plasma de vitamina C, porque su coste y riesgos son bajos.