El uso de hierbas y plantas en forma de infusiones o preparados está muy arraigado en nuestra sociedad y en todo el mundo desde hace siglos. La sabiduría popular ha transmitido de generación en generación conocimientos sobre los beneficios de las plantas durante cientos de años. El uso de plantas es muy amplio y variado, pueden usarse para aliviar síntomas, aumentar la energía, ayudar a perder peso, relajantes o estimulantes, etc…
Algunas personas creen que es mejor tomar una infusión o un producto fabricado a base de plantas que un medicamento.
En España los preparados a base de hierbas no están regulados y no se incluyen en el grupo de medicamentos, no están sometidas a controles antes de su venta, las etiquetas no están aprobadas por la autoridad sanitaria y podrían contener otras sustancias que no aparecen recogidas en la etiqueta.
En general se piensa que por el hecho de ser algo natural es sano y seguro, pero nada más lejos de la realidad, ya que algunas plantas que consideramos “buenas” pueden ser peligrosas en cantidades variables dependiendo de las características de cada individuo. Algunas hierbas pueden interactuar con fármacos o causar graves efectos secundarios.
El té se obtiene de un arbusto llamado Camellia sinensis. Tras un proceso de oxidación se obtiene el té negro, si por el contrario se evita la oxidación y se someten las hojas a un calentamiento se consigue té verde. El té y cualquiera de las variantes son una de las infusiones más consumidas a mundial después del agua.
Entre sus propiedades beneficiosas destaca su poder lipogénico, astringente, antioxidante, mejora procesos respiratorios y disminuye el cansancio, pero no existe evidencia científica que abale estas propiedades en las personas.
El té verde posee catequinas, estás sustancias son responsables tanto de los beneficios como de los efectos dañinos. Uno de ellos es que alteran algunos metabolitos hepáticos, provocando el aumento de radicales libres que favorecen la formación de productos inflamatorios.
Las lesiones dependen de factores asociados que pueden actuar como inductores o inhibidores del funcionamiento hepático como, el sexo, consumo de tabaco o alcohol, enfermedades concomitantes, factores genéticos, dieta y farmacoterapia.
La OCU señala que no existen riesgos en las bebidas de té, pero hay que tener especial cuidado en aquellos alimentos que lo utilizan como complemento alimenticio.
Se han reportado casos de alteraciones hepáticas con un consumo excesivo de té verde en dosis de entre 30-90mg/kg/día, que sería el equivalente a 15-30 tazas, aunque existen procesos en los que no se relaciona con la dosis ingerida, sino que se desencadena por la propia idiosincrasia del individuo.
Los estudios actuales informan de que el té verde tiene un riesgo potencial de hepatotoxicidad, pero han de realizarse más estudios ya que no se puede afirmar cual es el compuesto que contiene el té verde que actúa como desencadenante de la afección hepática.
En resumen; se pueden consumir infusiones indistintamente cuales sean sus fines, pero hay que informar al médico de qué y cuánto tomamos ya que esta información en algunos casos puede ser de vital importancia.
AUTORES
Ana Belén Mongío Pardo. Enfermera de Especialidades Médicas. H.G. San Jorge. Huesca
Esmeralda Lobera Salvatierra. Enfermera de Urgencias. H.G. San Jorge. Huesca
Almudena Cañardo Yebra. Enfermera de Especialidades Médicas. H.G. San Jorge. Huesca
Lucía Rivarés Garasa. Enfermera de Especialidades Médicas. H.G. San Jorge. Huesca
Óscar Sambía Novellón. Enfermero de Especialidades Médicas. H.G. San Jorge. Huesca
Isabel Torrés Jurado. Enfermera de Especialidades Médicas. H.G. San Jorge. Huesca
Lucía Iglesia Carnicer. Enfermera de Especialidades Médicas. H.G. San Jorge. Huesca
Montserrat Opla Ascaso. Enfermera de Especialidades Médicas. H.G. San Jorge. Huesca