¿Qué es la equinococosis humana?


Lorena Paul Cardiel y Elena Vicente Amatriain.Residentes de Medicina Familiar y Comunitaria. Hospital Clínico Lozano Blesa. Zaragoza. Alba Prados Lumbierres. Residente de Rehabilitación. Hospital Clínico Lozano Blesa. Zaragoza

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La equinococosis humana es una zoonosis (es decir, una enfermedad transmitida al ser humano por los animales) provocada por tenias parásitas del género Echinococcus.

Las dos formas más importantes de la enfermedad en el ser humano son la equinococosis quística: La hidatidosis, que es producto de la infestación por Echinococcus granulosus y la equinococosis alveolar causada por la infestación por E. multilocularis.

¿Cómo se transmite?

Varios animales herbívoros y omnívoros son hospedadores intermediarios de Echinococcus que se infectan al ingerir huevos del parásito presentes en alimentos y aguas contaminadas; posteriormente, el parásito evoluciona en las vísceras del animal a las fases larvarias.
Los hospedadores definitivos son animales carnívoros que albergan las tenías maduras en sus intestinos. Estos animales se infestan al consumir vísceras de hospedadores intermediarios que contienen larvas del parásito.
Los seres humanos actúan accidentalmente como huéspedes intermediarios y se infectan al ingerir huevos de parásitos presentes en los alimentos, el agua o el suelo contaminados o por contacto directo con animales que actúan como hospedadores.
El reservorio son los perros (hospedador definitivo), lobos, ovejas, caballos y cerdos.
Los huevos ingeridos por el huésped liberan los embriones infectantes (oncosferas) que atraviesan la mucosa y se diseminan por la sangre hasta los diferentes órganos (hígado, pulmón).
No se transmite de persona a persona.

¿Qué occure y qué sintomas produce?

Tras la ingestión, E. granulosus produce uno o más quistes hidatídicos localizados a menudo en el hígado y los pulmones, y, con menor frecuencia en los huesos, los riñones, el bazo, los músculos, el sistema nervioso central y los ojos.
El periodo asintomático de incubación puede durar muchos años, hasta que los quistes hidatídicos alcanzan un tamaño que ocasiona signos clínicos.
La localización hepática suele causar dolor abdominal, náuseas y vómitos. Cuando son afectados a los pulmones, los signos clínicos son tos crónica, dolor torácico y disnea.

¿Cómo se trata?

El tratamiento de elección en la actualidad es la combinación de técnicas quirúrgicas con tratamiento farmacológico. Los quistes asintomáticos, especialmente los calcificados o inviables, pueden seguir manejo conservador con controles ecográficos.
Así pues, la hidatidosis hepática es una enfermedad aún presente que requiere una correcta valoración y un manejo precoz de las complicaciones que pueden presentarse en su curso evolutivo.