¿Qué es la sepsis?


Maria Fuster Cabré y Maria Isabel Marquina Lacueva. Servicio de Medicina Intensiva. Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza. Santiago Ezquerro Sáenz y Patricia Serrano Frago. Servicio de Urología. Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza

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La sepsis es una enfermedad grave, de la cual se sabe poco y con potencial curabilidad si se consulta y detecta pronto. Es por ello que debemos estar alerta ante cualquier síntoma tanto en nuestro organismo como en el de nuestros familiares más vulnerables, y consultar con un médico o enfermera para poder actuar y evitar entrar en la siguiente fase de gravedad, el shock séptico.

¿Qué es la sepsis?

Se habla de un proceso séptico, sepsis o septicemia indistintamente, para definir una infección grave que se ha extendido por todo el cuerpo humano. La infección generalizada produce una reacción natural en el cuerpo, que consiste en liberar sustancias químicas inmunitarias a la sangre que pretenden luchar contra la infección.
Esta liberación de sustancias provoca una inflamación generalizada, y ello conlleva una alteración de todos los mecanismos que compensaban nuestro organismo, básicos para continuar su ciclo normal. Es entonces cuando el propio cuerpo no es capaz de mantener una tensión arterial suficiente para llevar sangre oxigenada y nutrientes a los órganos, y cuando se pueden provocar daños éstos y empezamos a hablar de insuficiencias orgánicas (insuficiencia respiratoria, insuficiencia renal, insuficiencia hepática, etc), y de shock séptico.

¿Qué causa una sepsis?

El origen de la sepsis es una infección primaria que puede estar en cualquier parte u órgano del cuerpo. Lo más común es originarse en una infección en los pulmones (neumonía), los riñones o vías urinarias, la piel o el tracto digestivo, aunque también pueden ser infecciones en el resto de órganos o tejidos del cuerpo, como el cerebro, corazón, huesos, etc.
Como toda infección, una sepsis está provocada por un microorganismo. El más frecuente suelen ser bacterias, pero también puede ser provocada por hongos y virus, entre otros. El microorganismo aprovecha una situación idónea para multiplicarse y extenderse. Tal y como ya hemos comentado, es cuando esa infección pasa al torrente sanguíneo cuando hablamos de sepsis.
A cualquier persona puede pasarle, pero hay gente que se encuentra más en riesgo que otros. Ellos son: ancianos o gente postrada en una cama, cirugía reciente o pacientes hospitalizados, tener dispositivos externos implantados en el cuerpo (vías, catéteres, prótesis…), y sobre todo el hecho de tener debilitado el sistema inmunitario porque el cuerpo pierde la capacidad de luchar contra la infección primaria (pacientes oncológicos, enfermedades del sistema sanguíneo, etc).

¿Qué síntomas provoca una sepsis?

Los síntomas más frecuentes de una sepsis suelen ser la fiebre, malestar general, agotamiento físico, escalofríos, respiración acelerada o taquicardia. Cuando la sepsis se agrava, podemos empezar a estar confusos, desorientados, mareados, piel sudorosa y fría, pocas ganas de orinar y/u orinar con mucha menos cantidad y dificultad para respirar. Los primeros síntomas de la sepsis son muy inespecíficos, pudiendo ser síntomas de otras afecciones, y es por ello que es muy difícil de diagnosticar en etapas tempranas de la enfermedad.

¿Cuándo y a quién debería consultar?

Se debería consultar a un médico o enfermera lo más rápido posible cuando se tiene alguno de los síntomas, o más de uno, de los citados anteriormente. Sobre todo, si tenemos fiebre, escalofríos y sudoración fría. Si dejamos evolucionar la sepsis, se puede llegar a presentar un shock séptico, situación de alta gravedad donde el paciente se encuentra con muy mal estado general, incluso llegar a perder la consciencia. Es por ello que estando alerta sobre los síntomas y acudiendo al centro de salud o servicio de urgencias o podemos frenar la cascada de empeoramiento.