¿Qúe es y cómo funciona mi sistema inmunológico?


Jorge Jesús Urbiola Monteiro y Javier Maestre Bello. Enfermeros en Hospital Universitario de Navarra. Miren Montoya Dufur. TCAE en Hospital Universitario de Navarra

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El sistema inmunológico es el ejército en el cuerpo. Este defiende cualquier amenaza ya sea externa o interna. Además, tiene algunas fuerzas de élite especiales que ayudan a que esto sea posible. Este sistema protege al cuerpo de cualquier enfermedad, infección y ayuda a la recuperación después de una lesión.

Mantenerlo sano es importante para la salud. Su función principal es proteger al cuerpo de agentes ambientales (microbios o químicos).

¿Qué es el sistema inmunológico?

Es el conjunto de células, moléculas y mecanismos encargados de identificar qué agentes externos pueden entrar en nuestro organismo y cuáles deben ser eliminados. Engloba una serie de procesos y reacciones en cadena para crear una red de comunicaciones que está repartida por todos y cada uno de los rincones de nuestro cuerpo.
Se encuentra en continuo funcionamiento y escanea todas las moléculas externas que entran en contacto con nosotros y también las que son generadas por nuestro cuerpo, ya que estas tienen que pasar un control de seguridad para asegurarse de que no son perjudiciales para nuestro organismo.

¿Qué orgános lo componen?

Está formado por varios tipos de células con diferentes mecanismos de acción. Debido a esta variación, el cuerpo humano puede tener varios niveles de inmunidad, lo que proporciona una protección eficaz contra las infecciones. Cada uno de nosotros debería saber cómo funciona el sistema inmunológico para poder cuidar su correcto funcionamiento.

El sistema inmunológico (linfático) incluye órganos linfáticos, vasos linfáticos y linfocitos T y B circulantes, así como otros tipos de células y moléculas.

Órganos linfáticos

Los principales órganos, llamados también órganos centrales, son el timo y la médula ósea. Son el lugar donde las células inmunes, los linfocitos, se forman y maduran. Las células T se forman y maduran en el timo. La médula ósea es el sitio de la formación y maduración de los linfocitos B.
Después de dejar los órganos centrales, los linfocitos migran a los vasos linfáticos que corren cerca de los vasos sanguíneos.

Tipos de glóbulos blancos

Linfocitos: se encargan de detectar y reconocer a los cuerpos extraños, así como de aprender sus características para sumarlas a la memoria inmunológica, para reconocerlos en caso de que vuelvan a ingresar al organismo.
Fagocitos: Aquellos encargados de lidiar con los cuerpos extraños, es decir, hacen el trabajo sucio: fagocitan (engloban en su interior) a los invasores y luego se expulsan del organismo con ellos dentro, a través de la orina, las heces, los mocos u otras secreciones.

¿Cambia el sistema-inmunologico con los años?

El cambio es constante. Este sistema está formado por dos tipos de respuesta: adaptativa e inmune.
La respuesta adaptativa está condicionada por factores ambientales: por si tenemos o no hábitos saludables, por las vacunas, por nuestra higiene… Es nuestra mejor defensa, ya que da a nuestras células memoria y especificidad (vacunas).
La respuesta inmune innata está presente desde nuestro nacimiento, es nuestra primera línea de defensa, esta es muy ràpida ante los peligros, pero no es efectiva a largo plazo (virus, patógenos a los que hemos estado expuestos durante siglos).

¿Qué pasa si no funciona bien?

Podemos encontrar los siguientes tipos de problemas cuando el sistema inmunitario no funciona bien :
• No es lo suficiente fuerte o eficaz: inmunodeficiencias.
• Ataca cosas que no debe (propias): enfermedades autoinmunes.
• Ataca cosas que no debe (externas): alergias.

O porque algunas células o moléculas atacan nuestro propio cuerpo (enfermedades autoinmunes como lupus, psoriasis o artritis reumatoide …) o elementos externos que no son peligrosos (algunas intolerancias, alergias o urticarias).

¿Cómo fortalecer el sistema inmunológico?

Dieta adecuada: Llevar una dieta adecuada , incluir grandes cantidades de verduras y frutas, aceites vegetales y pescados grasos, cereales integrales, cereales, legumbres y fuentes de proteínas vegetales en su dieta diaria. Incluiremos también: ácidos grasos insaturados omega-3 y omega-6, las vitaminas A, D, E, B, C y el selenio, zinc y hierro, así como antioxidantes.

Estilo de vida saludable: desarrollar buenos hábitos tales como, sueño saludable, actividad física, reducir el estrés y limitaremos sustancias estimulantes (café, alcohol, tabaco…).