En esta sociedad moderna que vivimos, pocas cosas repercuten tanto en nuestra calidad de vida, como tener un sueño reparador durante la noche. Nos pasamos casi un tercio de nuestra vida durmiendo y lo que ocurre cada noche va a repercutir en el día siguiente y viceversa, lo que ocurra durante el día repercutirá por la noche.
Pensemos por ejemplo que una persona que viva 75 años, habrá dedicado alrededor de unos 23 años a dormir y estos años dormidos, van a determinar en gran parte, el grado de bienestar de los otros 52 años durante los cuales ha estado despierto.
Dicho esto, es obvio que dormir bien por la noche, es una de las cosas más importantes que deberíamos intentar conseguir en nuestro día a día.
¿De qué manera un sueño alterado repercute en nuestra calidad de vida?
Dormir mal tiene grandes repercusiones en todos los ámbitos de nuestra vida.
¿Quién no se ha notado tras una mala noche más irritable, nervioso, cansado y con pocas ganas de nada?
Traslade esto a sus relaciones familiares, laborales y sociales y se dará cuenta del impacto tan importante que tiene el sueño, no sólo en nuestra calidad de vida, sino también en la de las personas que nos rodean, ya que las relaciones interpersonales van a estar seriamente afectadas.
Los síntomas más frecuentes que pueden aparecer son: cansancio, excesiva somnolencia diurna, con el consiguiente riesgo de accidentes de trafico, laborales, etc., falta de concentración, pérdida de memoria, disminución de la productividad, torpeza motora, disminución del rendimiento intelectual especialmente en los escolares e incluso fracaso escolar en los mismos y discusiones injustificadas o fuera de tono con las personas del entorno.
¿Qué ocurre en nuestro organismo mientras dormimos?
El sueño no es un proceso pasivo durante el cual nuestro cuerpo se queda en reposo y desconecta del mundo, muy al contrario, el sueño es un proceso activo y mientras dormimos nuestro organismo y nuestro cerebro en particular, trabaja minuciosamente controlando múltiples funciones y la secreción de una serie de hormonas que van a prepararnos para tener un día saludable.
Si no se duerme bien, todo ese trabajo nocturno de nuestro organismo se verá afectado en gran medida y a larga se pueden presentar enfermedades tanto orgánicas como mentales: hipertensión, enfermedades cardiovasculares, dolores de cabeza, trastornos de ansiedad, depresión, trastornos de conducta, etc. En general podríamos decir que dormir bien está ligado a una vida mucho más saludable.
¿Cuántas horas deberíamos dormir cada día?
Las personas hoy día duermen en general menos de lo que necesitan y bastante menos que hace años, cuando no existía ni la televisión, ni los ordenadores, ni tanto estrés de mil causas distintas.
Por múltiples motivos, la gente va retrasando la hora de acostarse, pero por la mañana la obligación de levantarse a una hora determinada es la que manda y se van acumulando horas de sueño perdidas.
Como todo el mundo sabe las necesidades de sueño van disminuyendo conforme envejecemos, un bebé por ejemplo necesita dormir aproximadamente el triple de horas que un anciano.
Aunque también es cierto que muchos ancianos alargan su estancia en la cama, no tanto para seguir durmiendo, sino para recuperarse del cansancio propio de la edad y porque ya no suelen tener obligaciones que le estimulen a levantarse a una hora concreta.
En general, un adulto medio necesita una media de 8 horas de descanso nocturno, pero hay que tener en cuenta que las necesidades de horas de sueño varía enormemente de unas personas a otras.
Hay personas (las menos) que con sólo 5-6 horas se levantan pletóricos y existen otros llamados grandes dormilones que necesitan hasta 10 horas.
Para ser prácticos podríamos decir, que una persona concreta, deberá dormir aquel número de horas tras las cuales ya sabe por experiencia, se va a levantar descansado y sin sueño. Habitualmente en personas sanas, esto va a conllevar acostarse antes por la noche, sobretodo en caso de estudiantes o adultos que trabajen.
En el caso de personas con patologías médicas asociadas que alteren su sueño, el consejo es el mismo, pero estas además deberán acudir al médico para el tratamiento de las mismas.
¿Qué personas son más susceptibles de padecer trastornos del sueño?
Los trastornos del sueño son muy frecuentes en la población general y a todas las edades, pero las personas más susceptibles de padecerlos son:
Ancianos, pacientes psiquiátricos, las mujeres (por los cambios hormonales durante la menstruación, embarazo y menopausia y porque generalmente sufren más estrés en el área familiar, especialmente cuando existen niños pequeños y ancianos a su cargo), personas con enfermedades orgánicas (respiratorias, cardíacas, renales, digestivas y neurológicas) y personas con dolor crónico secundario a tumores, artrosis, artritis y fibromialgia.
Un caso aparte son los adolescentes, que debido a sus salidas nocturnas hasta altas horas de la madrugada van adquiriendo un trastorno del sueño secundario al trastoque del reloj biológico que cada persona tenemos y que nos indica las horas de sueño-vigilia.
Los adolescentes acaban teniendo dicho reloj biológico retrasado y a deshora y ya no sabe cuándo toca dormir o estar despierto, con la consiguiente alteración del comportamiento y del rendimiento escolar.
El problema ha tomado tales dimensiones que tanto las familias como los ayuntamientos deberían tomar las medidas oportunas.
Otra población con riesgo alto son los niños pequeños, ellos de por si ya pueden tener sus propios trastornos del sueño, pero además y de forma irremediable van sufriendo la misma vida estresante de los adultos, desde madrugones para ir a la guardería, separación de sus padres durante excesivas horas a lo largo del día, actividades y clases particulares tras el horario escolar que alargan su jornada activa, con la consiguiente pérdida de horas de juego con otros niños que les ayudaría a relajarse y a aprender a relacionarse con sus iguales.
¿Cuáles son las causas por las que algunas personas no descansan bien por las noches?
Si una persona se levanta cansada y con sueño fundamentalmente va a deberse a dos motivos, o bien no ha dormido las horas suficientes o bien su sueño ha sido de mala calidad.
Las causas que provocan trastornos el sueño son múltiples( ya he nombrado algunas) y sería imposible nombrarlas todas en este articulo. De todas ellas la más frecuente es el insomnio, que no es una enfermedad en si misma sino un síntoma, por lo que deberíamos estudiar la causa que lo provoca para poder tratarlo con la mayor efectividad posible.
El insomnio se define como la incapacidad para dormir bien. Se puede manifestar como una dificultad para iniciar el sueño, para mantenerlo durante toda la noche o como un despertar precoz por la mañana, estos tres problemás pueden presentarse tanto juntos como separados. Vamos a centrarnos en las causas más frecuentes de los trastornos del sueño.
El insomnio provocado por una higiene inadecuada del sueño
Se debe a malos hábitos adquiridos y no hay otro modo de arreglarlo que cambiar rutinas y fijarse un horario adecuado para acostarse y despertarse y así conseguir dormir ese número de horas necesarias para levantarse descansado.
Es fundamental que esas rutinas se inicien desde la infancia y se mantengan para que el problema no se haga crónico. En el caso de los jóvenes, los padres deberían ser cautos a la hora de dejar que sus hijos tengan en sus habitaciones ordenadores, televisión o sus teléfonos móviles especialmente por la noche.
Insomnio provocado por estrés
Este uno de los grandes problemas de la sociedad actual. Vivimos tan deprisa y con tantas actividades que nuestro organismo llega a la cama excesivamente estimulado como para descansar.
Es un buen habito analizar con cierta periodicidad en qué invertimos nuestro día a día, qué cosas de las que hacemos son importantes y cuáles no y de estas últimas cuáles podríamos eliminar.
Intente simplificar su vida e invertir parte del tiempo en cosas gratificantes y relajantes: relacionarse más a menudo con las personas que le hacen sentirse bien (familia, amigos, etc.), practicar algún hobby y hacer ejercicio con regularidad y si es posible díariamente (alrededor de los 40 minutos son suficientes). Al realizar ejercicio se producen endomorfinas en el cerebro que le producirán gran bienestar. Procure hacer ejercicio lo más cerca posible de su domicilio, simplemente pasear a buen paso, nadar o andar en bicicleta sería suficiente.
Los deportes que se realizan lejos de casa, que le obligan a viajar, llevar equipos especiales, le van a ocupar demasiado tiempo, le van a hacer madrugar más, le van a salir caros y a la larga le van a estresar más. Resérvelos para épocas de vacaciones o algún fin de semana.
También le ayudará bajar el estrés, el resolver o por lo menos intentar solucionar situaciones conflictivas, bien en el medio familiar o en el laboral.
El hablar de problemas importantes con las personas que convive (pareja, hijos, amigos, etc.), jefes o compañeros de trabajo no estará nada fácil, pero no por ello no debemos dejarlo atrás.
Busque el momento más adecuado para hacerlo y sobretodo hágalo cuando esté tranquilo. Se trata siempre de intentar solucionar o llegar a algún acuerdo con la mayor tranquilidad posible. El discutir en lugar de hablar sólo conseguirá agravar la situación estresante.
Millones de personas en el mundo toman hipnóticos cada noche, incluso de por vida, por no enfrentarse a sus problemás y no atreverse a tomar las decisiones oportunas.
En algunos casos será necesario pedir asesoramiento a profesionales para que le ayuden, psicólogos, médicos o psiquiatras.
En el caso de que el estrés sea secundario a exceso de horas de trabajo (dentro y/o fuera de casa) habrá que valorar cada caso en particular. Pero la mayoría de los casos van a mejorar delegando funciones y organizando el trabajo lo mejor posible, así podrá conseguir tiempo extra para disfrutar y relajarse.
En el caso de no conseguir dormir bien a pesar de poner en práctica las medidas anteriores, no se preocupe si tiene que tomar durante unos días un hipnótico para descansar.
Pero no se automedique, consulte con su médico y el le indicará el tipo de fármaco, generalmente una benzodiazepina, la dosis necesaria y la duración del tratamiento.
Insomnio secundario a síndrome de piernas inquietas
Consiste en una sensación desagradable en las piernas, como un nerviosismo, que obliga a la persona a mover las piernas y levantarse de la cama. Suele presentarse al inicio de la noche, pero también puede presentarse durante el día, en situaciones de reposo. Si los sintomas son intensos y frecuentes deberá tratarse con fármacos: hierro oral en caso de ferropenia y en el resto de casos, agonistas dopaminergicos o anticonvulsionantes.
Insomnio secundario a movimientos periódicos de las piernas
Consisten en sacudidas bruscas de las extremidades, de 1 a 5 segundos de duración y que aparecen cada 20-40 segundos, durante casi toda la noche.
En este caso el paciente puede no ser consciente de ello y es el compañero de cama quien puede objetivarlo.
Da lugar a microdespertares que provocan un sueño de mala calidad. En algunos casos no produce síntoma alguno por lo que no necesita tratamiento, pero en otros casos provoca excesiva somnolencia diurna, por lo que deberá ser tratado con fármacos: Agonistas dopaminergicos o benzodiazepinas como el Clonazepan.
Insomnio asociado a trastornos psiquiátricos
La ansiedad, depresión, esquizofrenia, trastorno bipolar, trastorno de personalidad son siempre causa de insomnio y deberán ser tratados farmacológicamente con antidepresivos, ansiolíticos y antipsicóticos según los casos.
Insomnio asociado a enfermedades orgánicas
Reflujo gastroesofágico, úlcera gástrica, asma, bronquitis crónica, cardiopatía isquémica, hipertiroidismo, artrosis, artritis, fibromialgia, síndrome del tunel carpiano, diabetes, insuficiencia renal, etc.
En todos estos casos el tratamiento irá encaminado a controlar la enfermedad y será el específico para cada patología.
En las enfermedades que cursen con dolor crónico, no olvide tomarse un analgésico al acostarse e incluso también un miorrelajante para que el dolor no le despierte.
Insonmio asociado a Síndrome de apnea del sueño
Se caracteriza por ronquidos intensos, respiración entrecortada (apneas) y en ocasiones despertares bruscos. Durante el día cursa con somnolencia importante.
En este caso se deberá realizar un polisomnograma para confirmar el diagnóstico y tratarlo con CPAP (aparato que introduce por la nariz /boca aire a presión positiva para abrir las vías aéreas).
No todos los ronquidos son patológicos en caso de duda deberá consultar con su médico.
Insonmio asociado al uso de sustancias tóxicas bien sean legales o no
Estupefacientes, cocaína, marihuana, alcohol, tabaco, café, te, bebidas con cola y cacao. Todas ellas pueden alterar el descanso nocturno aunque la persona no lo relacione con la toma de las mismas.
Insonmio secundario a fármacos
Broncodilatadores para el tratamiento del asma y bronquitis crónica, anticonceptivos orales, corticoides, antihistamínicos, algunos antidepresivos, hormona tiroidea, levodopa, antibióticos como la claritromicina, algunos antihipertensivos como los betabloqueantes, diuréticos.
Deberá consultar con su médico sobre la dosis adecuada y la mejor hora del día para tomarlos.
¿Cuándo debe acudir al médico?
Deberá acudir siempre que el problema para dormir esté alterando su calidad de vida de una forma importante o bien se ha cronificado en el tiempo.
Antes de acudir al médico, especialmente en los casos de mala higiene del sueño o de estrés, valore qué cambios debe hacer dentro de sus rutinas y en su ritmo de vida para mejorar su sueño.
Su médico de familia en los mayores de quince años y el pediatra en los menores de dicha edad, hará una valoración de su problema del sueño por medio de una anamnesis, una exploración física y antecedentes personales y familiares. En caso de que lo tuviera, también deberá hacer un entrevista a su compañero/a de habitación para interrogarle sobre posibles signos que ha observado y que el insomne puede no ser consciente.
El tratamiento de los trastornos del sueño es en muchos casos multidisciplinar: médico de familia, pediatra, neumólogos, neurofisiólogos, psiquiatras neurólogos, otorrinos, etc. Pero en la gran mayoría de los casos, el diagnóstico puede hacerse con una buena valoración clínica y no será necesario derivarlo para estudio hospitalario.
En todos los casos de trastornos del sueño el tratamiento deberá iniciarse con una buena higiene del sueño, seguido con el tratamiento adecuado para cada patología.
La realización de exploraciones como el polisomnograma, poligrafía o estudio de latencias del sueño, sólo serán necesarias cuando se sospeche síndrome de apnea del sueño, movimientos anormales durante el sueño como por ejemplo los movimientos periódicos de las piernas o crisis epilépticas nocturnas y en casos de sospecha de narcolepsia u otros casos de excesiva somnolencia diurna.