Recomendaciones para una transfusión segura


Marta Ramos Larrea e Isabel Pachón Vázquez. Enfermeras de Seguridad Transfusional del Complejo Hospitalario de Navarra

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La seguridad transfusional engloba los conceptos de Hemovigilancia y Trazabilidad. La Hemovigilancia se define como la detección, recogida, registro y análisis homogéneo de la información relativa a los efectos adversos inesperados o a las secuelas importantes de la transfusión sanguínea, con el objetivo de mejorar la seguridad de la misma. La Trazabilidad es la capacidad para reconstruir el historial de la utilización, o la localización de un artículo o de una actividad, mediante una identificación registrada.

Por ello consideramos la Seguridad Transfusional un tema importante a tratar ya que un error puede tener unas consecuencias fatales.

Pasos a seguir para una Transfusión segura

1. Previo a la transfusión: En primer lugar debemos identificar de forma activa al paciente (en cabecera de cama), así como comprobar la prescripción médica del hemoderivado y si es necesaria la administración de premedicación.
A continuación tomaremos las constantes vitales del paciente, verificaremos que el componente a transfundir no presenta ninguna anomalía (color extraño, roturas…) y si todo es correcto podemos comenzar la transfusión. Para ello debemos usar el Sistema Hemocod para garantizar una transfusión segura.
A tener en cuenta: no debemos administrar simultáneamente por la vía del hemoderivado ningún medicamento, nutrición parenteral y/o fluidoterapia (a excepción del suero salino al 0.9% sin aditivos). Se aconseja administrar el hemoderivado a temperatura ambiente y con sistema de infusión para sangre (filtro 200 µm).

2. Durante la transfusión: Los primeros 5 – 10 minutos de la transfusión deben hacerse a un ritmo de infusión lento, para comprobar la tolerancia del paciente al hemoderivado. Si todo es correcto, pasado este tiempo, se puede incrementar la velocidad al ritmo adecuado a cada paciente y patología. El tiempo de infusión de cada hemoderivado varía de uno a otro: el concentrado de hematíes debe transfundirse en 1 – 2 horas, el pool de plaquetas en 30- 40 minutos y el plasma en unos 30 minutos.
Durante todo este proceso debemos prestar especial atención a posibles reacciones transfusionales que pueda presentar el paciente.
A tener en cuenta: ningún concentrado de hematíes debe sobrepasar las 4 horas de infusión. Si prevemos que esto puede ocurrir, debe solicitarse el concentrado de forma fraccionada al Servicio de Hemoterapia. Si se decide no transfundir algún hemoderivado ya solicitado, debe ser devuelto al Servicio de Hemoterapia tan pronto como se pueda, si es posible antes de una hora desde su recepción en el servicio.

3. Posterior a la transfusión: Una vez acabada la transfusión, si no ha habido ninguna incidencia, debemos usar el sistema Hemocod para finalizarla, cumplimentar el informe de control transfusional con las constantes del paciente y guardar la bolsa junto con el informe en los espacios habilitados para ello en cada servicio.
Si tuviese lugar una reacción transfusional, el protocolo a seguir en cualquiera de los caso sería: parar inmediatamente la transfusión, mantener la vía endovenosa únicamente con suero salino fisiológico al 0,9%, avisar al médico responsable y tomar constantes vitales al paciente (temperatura, pulso, tensión arterial, saturación arterial de O2). El resto de pasos a seguir variaran en función del tipo de reacción que se haya producido (febril no hemolítica, reacción alérgica leve o grave, reacción hemolítica, etc).
A tener en cuenta: una reacción transfusional por fiebre se considera como tal si la temperatura inicial respecto a la final se incrementa en 1,5 ºC o mas. Siempre que ocurra una reacción transfusional, se debe avisar al Servicio de Hemoterapia.