Síndrome de dolor del trocánter mayor


José Carlos Irigoyen Chávez. Médico Interno Residente de Cirugia Ortopédica y Traumatología. Complejo Hospitalario de Navarra

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El síndrome de dolor del trocánter mayor o comúnmente conocido como trocanteritis es la causa más frecuente de dolor de cadera en el adulto. Es una patología relativamente común en la población (10-25%), aunque se da con mayor frecuencia en mujeres mayores de 50 años y es más frecuente en la población obesa. El dolor se localiza en la cara lateral del muslo que se agrava al acostarse sobre el lado afecto.

Antiguamente, se le denominaba a esta patología trocanteritis o bursitis trocantérica ya que se pensaba que el responsable de este dolor era la inflamación de la bursa (una bolsa llena de líquido situada entre trocánter mayor y la musculatura glútea para reducir la fricción entre ambas superficies). Es por esto que el tratamiento médico ha sido durante muchos años la infiltración de corticoesteroides en dicha zona para reducir la inflamación.
No obstante, últimos estudios han demostrado que dicha inflamación de la bursa aparece en la minoría de pacientes, siendo las principales causas de dolor: el acortamiento, fatiga o debilidad y tendinopatías de los músculos cuya inserción o trayectoria pasa por el trocánter mayor, como puede ser la musculatura glútea o la cintilla iliotibial.

Pruebas diagnósticas

La pruebas diagnósticas se fundamentan sobre la sospecha clínica, que consiste en un dolor selectivo a la presión del trocánter mayor. El dolor empeora con los paseos prolongados, cruzar las pierna y subir y bajar escaleras.
La radiografía simple de cadera es muy inespecífica, pero puede ser de utilidad para descartar un desgaste de la articulación de la cadera (coxartrosis) o un proceso infeccioso, una necrosis avascular de la cabeza femoral, fracturas, calcificaciones, y pinzamiento femoro-acetabular, entre otros.
En ocasiones no está de menos, realizar una radiografía de columna, ya que la patología de la columna lumbar puede asemejar un dolor en cara lateral del muslo.
En algunos casos, en la ecografía, podemos objetivar un engrosamiento de la pared de la bursa y roturas tendinosas.
La resonancia magnética puede evaluar signos directos como peritendinitis, tendinosis y desgarros del tendón y signos indirectos como liquido en las bursas, atrofia muscular, infiltrado graso y cambios óseos.

Tratamiento

La mayoría son autolimitados y tienden a resolverse con medidas conservadoras. Entre estas se encuentran los antiinflamatorios no esteroideos, crioterapia, pérdida de peso y terapias y ejercicios dirigidos a mejorar la flexibilidad y fortalecimiento muscular. La modificación de la actividad y los cambios hacia actividades alternativas que disminuyan los movimientos que desencadenan el dolor permiten a los pacientes permanecer activos y pueden acelerar la recuperación. Las ondas de choque extracorpóreas de baja energía parecen ser útiles en los casos de tendinopatía.

En aquellos casos que no mejoran con tratamiento conservador se pueden llevar a cabo procedimientos de infiltración de glucocorticoides en combinación con un anestésico local sobre el trocánter mayor. Tiene una doble función, terapéutica y diagnóstica de este síndrome. Si tras la mejoría empeoran los síntomas se puede repetir la infiltración.

En casos recalcitrantes a las medidas mencionadas y dolores invalidantes, existen procedimientos percutáneos o abiertos, dirigidos a producir de manera controlada un efecto inflamatorio sobre el tendón (fenestración) y posterior cicatrización del mismo.
Actualmente se está empleando el plasma rico en plaquetas (PRP) para el tratamiento de esta entidad como un paso previo a la cirugía en aquellos casos en los cuales las medidas conservadoras fracasan.