Síndrome metabólico


Eduardo Ripalda Ansa. Médico de Familia. C.S. Alsasua. Javier Vélaz Arbizu. Médico de Familia C.S. Lodosa. Claudia Pérez Estrada. Médico de Familia C.S. Ayegui

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El síndrome metabólico (SM) es una situación clínica en la que se asocian la obesidad abdominal, la hipertensión arterial (HTA) y alteraciones del perfil lipídico (grasas) de la sangre y del metabolismo de la glucosa que condicionan una elevada morbilidad y mortalidad cardiovascular.

Se considera obesidad abdominal cuando el perímetro abdominal en mujeres supera los 88 cm. y en varones es mayor a 102 cm. Se mide en el punto intermedio entre el reborde costal y el borde superior de la cresta iliaca, y para ello se usa una cinta métrica. Se ha llegado a conocer que un perímetro abdominal aumentado es un factor de riesgo o predictor independiente de morbimortalidad. Esta obesidad abdominal mide la cantidad de grasa perivisceral que posee el individuo.
Este tipo de grasa tiene unas características singulares que condicionan un aumento de la formación de glucosa hepática, aumenta la producción de triglicéridos, disminuye el colesterol bueno (HDL) y disminución en la digestión hepática de insulina, que conforman las alteraciones bioquímicas nocivas del SM.
Por otro lado, la alteración del metabolismo de la glucosa se produce debido a que existe resistencia a la insulina (RI). Este concepto se define como una respuesta biológica alterada de la acción de la insulina, y como consecuencia de ello, la glucosa no puede ser captada por las células y se genera una elevación de la misma en sangre, así como un hiperinsulinismo, que tiene un efecto dañino sobre los vasos sanguíneos.
La RI es una condición que afecta hasta el 25% de la población. El grado de RI se incrementa con la edad y con ganancias ponderales intensas o de larga evolución, y disminuye tras las pérdidas de peso moderadas, pero mantenidas.

Ejercicio físico, no al estrés y visitar al médico de familia

El sedentarismo también aumenta la RI, mientras que el ejercicio físico regular la mejora (5 veces/semana), con independencia de su efecto sobre el peso.
Por último, la HTA es el cuarto elemento a considerar en el SM. Definimos HTA en consulta (enfermera o médico) si su valor supera 140/90 mmHg , o medido en domicilio si supera 135/85 mmHg , en ambos registros debe repetirse la alteración en momentos diferentes. La HTA por sí misma es el principal factor de riesgo para presentar un ictus, y da como complicaciones específicas insuficiencia renal secundaria, aneurisma aórtico e insuficiencia cardíaca.
Se estima que en España alrededor de 40.000 personas fallecen al año por HTA. Conociéndose estos datos demoledores, el control de la HTA sigue siendo inaceptablemente bajo. Sólo el 25% de los pacientes están bien controlados.
Como conclusión, si varios de estos elementos que conforman el SM por sí mismos ya dan riesgo para la salud, si se aúnan el riesgo se multiplica exponencialmente. Por tanto, fundamental: dieta mediterránea sin exceso de calorías, ejercicio regular (si puede ser diario mejor), visitar al médico de familia una vez al año, al menos, a partir de los 50 años, y huir del estrés, -que no es de cobardes-, ya que es muy mal compañero de viaje.