Los arquitectos Javier Tellechea y Carmelo Fernández Militino han resultado galardonados con uno de los Premios a la Accesibilidad Universal concedidos por la Asociación Retina de Navarra. En concreto, se les ha reconocido por el trabajo que llevaron a cabo en la restauración de parte del antiguo convento de las Hermanas Oblatas y su ampliación para convertirlo en residencia para personas mayores (Amma Oblatas). Los galardones se han entregado en el transcurso de las IV Jornadas de Accesibilidad Universal, celebradas recientemente en la Universidad Pública de Navarra.
El convento de las Oblatas, una joya arquitectónica ubicada a pocos minutos del centro de Pamplona, fue construido en 1945 en un solar en el que ya en el siglo XVII estuvo ubicado otro convento, en este caso de los Trinitarios. El edificio está catalogado como patrimonio arquitectónico por el Instituto Príncipe de Viana y contiene en su interior la preciosa capilla original en la cual muchos pamploneses han pasado por el altar.
La rehabilitación realizada respetó completamente el aspecto exterior del edificio dotando al interior de todas las características técnicas y tecnológicas que hacen del centro una confortable y funcional residencia donde disfrutan las personas y sus familias de los servicios ofertados. Con una inversión superior a los 7 millones de euros, Amma definió a los arquitectos la necesidad de que fuera un centro abierto, con amplias zonas verdes, y con todas las garantías de accesibilidad y confort para los residentes, tanto en las dependencias rehabilitadas del antiguo convento como en la ampliación que se llevó a cabo simultáneamente.
La primera piedra del centro se colocó en el año 2001 por parte del Presidente de Navarra, Miguel Sanz, y la Alcaldesa de Pamplona, Yolanda Barcina, y las puertas de la residencia se abrieron definitivamente a mediados de 2003. Amma Oblatas dispone de 173 plazas residenciales y 30 de centro de día.
Un grupo de mayores de la residencia Amma Mutilva cumple su deseo de volver a revivir la “Javierada”
La “Javierada” es una célebre peregrinación que nació en 1940 y que mueve año tras año a miles de personas, que se desplazan desde todos los puntos de Navarra hasta el Castillo de Javier, rindiendo así honor a San Francisco Javier, que nació precisamente en ese lugar. Esta peregrinación se ha convertido en una tradición muy familiar, en la que participan desde mayores hasta los más pequeños de la casa. Cada año, en la residencia Amma Mutilva se vivía de forma especial esta marcha y muchos eran los mayores que, viendo las noticias en televisión o en la prensa, revivían con nostalgia los años en los que habían participado en compañía de familiares o amigos.
Por ello, este año se organizó una excursión al Castillo de Javier coincidiendo con la peregrinación. Se apuntó un grupo de residentes, que fueron trasladados en una furgoneta adaptada, acompañados por el director del centro, David Iriarte, y también por la coordinadora de servicios generales, Nieves Mateo. Tras asistir a los oficios religiosos en la explanada del castillo, almorzaron y compraron cruces y estampas de recuerdo para repartir entre los compañeros y compañeras de residencia que no pudieron acudir a la excursión. La experiencia ha sido muy bien acogida por las personas que han participado. Amma Mutilva espera que esta excursión se convierta también en una tradición más y que, año tras año, los residentes puedan acercarse hasta el Castillo de Javier para recordar su participación a lo largo de sus vidas.
La residencia Amma Betelu celebra su sexto aniversario
El plato fuerte de las celebraciones del sexto aniversario de la residencia Amma Betelu ha sido la realización de una jornada intergeneracional en la que las personas mayores convivieron con los niños y niñas de la escuela de Betelu, que acudieron al centro para felicitar a todos con actuaciones coordinadas por el bertsorali Oskar Estanga.
Además, se celebró una “exposición fotográfica del recuerdo”, con la que se ha querido homenajear a todas las personas que han estado en el centro en algún momento de estos años, un acto que se completó con una misa celebrada por don Celestino, padre blanco misionero de Betelu y un aperitivo compuesto por productos típicos de la zona.
Hubo tiempo para actuaciones musicales y para un homenaje a nuestros mayores “más mayores”, con la presencia del Alcalde de Betelu.